Desde el pasado 7 de abril, día en el que Lula da Silva ingresó en prisión por su condena en el caso de corrupción 'Lava-Jato', el expresidente de Brasil no había vuelto a salir de su celda en las instalaciones de la Policía Federal de Curitiba. Lo hizo este miércoles, para declarar sobre uno de los casos pendientes de la macro operación y poco después de la victoria de Bolsonaro en las elecciones presidenciales.

Lula da Silva sale de prisión para declarar en otro proceso por corrupción

Por primera vez, Lula no se ha tenido que ver las caras con Sergio Moro, el juez responsable de su encarcelamiento que ha dejado el macro caso de corrupción para asumir las funciones de Ministro de Justicia del Gobierno de Bolsonaro. El interrogatorio ha estado a cargo de la jueza Gabriela Hardt, la sustituta de Moro en el proceso.

El interrogatorio duró unas tres horas. Pese a que, según los medios brasileños, Lula no hizo ninguna alusión directa a las elecciones o a la entrada de Sergio Moro en el Gobierno de Bolsonaro, el expresidente sí ha criticado la actuación del juez. "Mi prisión era un premio", habría dicho en determinado momento del interrogatorio. "Lo único que no sé es para quién", declaró.

La jueza no dejó que Lula se deviara del interrogatorio pero el expresidente habría hecho algunas referencias a Sergio Moro, diciendo que el juez fuera "obligado" a encarcelarle.

En este caso, uno de los seis que el exmandatario tiene abiertos en la justicia, las autoridades investigan las millonarias reformas realizadas por las constructoras OAS y Odebrecht en una casa de campo en la ciudad de Atibaia, cuya propiedad la Fiscalía le atribuye.

El expresidente llegó a la sede de la Justicia Federal rodeado de medidas de seguridad muy inferiores a las últimas veces en las que tuvo que comparecer ante el tribunal. A las puertas le esperaban cerca de 150 personas que reclamaban su libertad y también compañeros de partido. Fernando Haddad, el candidato petista derrotado en las presidenciales, visitó a Lula en la cárcel para prestarle su “solidaridad” antes de la declaración y garantizaba que el expresidente estaba “tranquilo y preparado sobre lo que va a contar a la jueza”.

La primera aparición tras la victoria de Bolsonaro

Esta fue también la primera aparición de Lula desde que Bolsonaro ganó las elecciones presidenciales de Brasil. El interrogatorio estaba previsto para verano, pero Sergio Moro decidió aplazarlo a noviembre para que el expresidente no sacara réditos políticos de su declaración. Una acción que volvió a desatar las críticas del Partido dos Trabalhadores (PT), que acusó a Moro durante toda la campaña de perseguir a Lula.

“Un proceso criminal no puede orientarse según el calendario electoral. El cambio de fechas de las declaraciones demuestra que todo este proceso tiene por base un tema electoral”, consideró entonces el abogado del expresidente.

El PT llegó a llevar su caso ante la ONU que emitió un parecer en el que pedía que “se respetaran los derechos políticos de Lula” y le dejaran presentarse a unas elecciones en las que lideraba todos los sondeos. Las acusaciones ganaron fuerza cuando el juez aceptó la invitación de Bolsonaro para asumir la cartera de Justicia.

Nada más conocerse la decisión de Sergio Moro, Lula publicaba un tuit desde la cárcel con la entrevista del juez al Estado de S. Paulo asegurando que jamás entraría en política. Varias figuras del PT hicieron lo mismo.   

Esta semana, la defensa de Lula presentó también un habeas corpus ante el Supremo, alegando "la irremediable pérdida de la imparcialidad" de Moro "para procesar y juzgar" al ex jefe de Estado, con quien el magistrado "estableció una relación de enemistad capital", además de "demostrar la existencia de intereses" extrajudiciales.

Ahora, con Bolsonaro en la presidencia, y Moro en el Ministerio de Justicia, queda por ver cuál será el destino de Lula.