Un tiroteo en la favela de Mangueira desveló la madrugada del martes al secretario de Defensa de Estados Unidos, James Mattis, y a su comitiva, durante su estancia en Río de Janeiro como parte de la primera gira oficial del funcionario estadounidense por Sudamérica.

"Hay que tener en cuenta que cada vez que se escucha un disparo, la vida de alguien podría cambiar para siempre. Por eso no quise sacarlo a la luz, pero me entristeció oirlos", comentó el propio Mattis horas después del suceso al grupo de periodistas que le acompaña en su viaje.

El secretario quiso restar importancia a lo acontecido al señalar que Estados Unidos también tiene un grave problema con los tiroteos en algunas de sus ciudades y destacó el trabajo que están realizando las autoridades brasileñas para encontrar una solución a la ola de violencia que azota al país.

Los hechos tuvieron lugar en torno a las 04:00 hora local (07:00 GMT) cuando una serie de disparos despertaron tanto al secretario como a algunos de los miembros de la delegación estadounidense.

Tras visitar Brasilia este lunes, la comitiva llegó a Río de Janeiro y se hospedó en un lujoso hotel en el barrio de Leme, frente a la emblemática playa de Copacabana.

A pesar de que se trata de una zona generalmente tranquila, justo detrás de Leme se encuentran las favelas de Chapeau Mangueira y Babilônia, donde este tipo de tiroteos no son algo excepcional.

Desde el final de los Juegos Olímpicos de Río 2016, la ciudad ha experimentado un repunte de la violencia en sus calles debido, en gran medida, a la crisis económica que atraviesa el Estado, que ha provocado grandes recortes en el área de seguridad.

Durante el año 2017, se registraron en el estado de Río de Janeiro 1.127 muertes violentas, una cifra que acabó llevando al Gobierno de Brasil a intervenir en la situación con el despliegue del Ejército en la ciudad, con la misión de asumir la seguridad para intentar poner fin a la creciente ola de violencia.

En cuanto a los datos del país, Brasil registró el año pasado una media de 175 homicidios por día, unos 7,2 por hora, lo que supone un nuevo récord histórico, según los datos divulgados estos días por la organización no gubernamental Fórum Brasileño de Seguridad Pública.