México insiste en el cambio a la izquierda. En olvidarse de la (literalmente) eterna lucha y alternancia entre el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el PAN. Y lo hace de la mano de un candidato que parece eterno: Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el candidato del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que fundó hace cuatro años y que ha convertido en la segunda fuerza política del país y peleando con los partidos oficialistas.

El que fuera alcalde de México DF (desde 2000 a 2006), siempre ha chocado con un sistema que no permitía ajenos a su particular 'corrupta' alternancia en el poder y siempre ha demostrado que las medidas reformistas son posibles. De hecho, se le criticó que pusiera una pensión para los mayores de la capital, una paga a madres solteras, material escolar gratuito para los niños más necesitados mientras congelaba el sueldo a políticos y funcionarios.

Pero sus métodos venían a corroborar su lucha por la transparencia y contra la corrupción: daba una rueda de prensa todos los días, eso sí, a las seis de la mañana donde los periodistas podían preguntar todo lo que querían.

López Obrador desata la euforia en un triunfalista cierre de campaña

Años después, estas medidas se han ido aprobando en distintos Estados. Eso sí, su ideología de izquierdas apuesta más por la igualdad que por la libertad de derechos como el aborto o la eutanasia, en un país en el que la Iglesia sigue teniendo mucho peso.

Sin embargo, la gobernanza de México fue una ilusión den un camino de lucha en el que se ha ido dejando vidas en el camino. Como cualquier revolucionario del sistema, AMLO es, en parte, hijo de esa alternancia. Fue dirigente del PRI, en la década de los 80, pero su desarrollo político siempre ha venido de la mano de coaliciones de partidos de izquierdas, como el PDR o ahora Morena. Y siempre con una denuncia constante contra la corrupción de los partidos y del sistema.

Su primer intento fracasado fue antes de llegar a la capital. Peleó por ser gobernador de Tabasco, en 1988. Lo hizo con una coalición de partidos de izquierdas pero perdió. Su partido denunció el relleno de urnas y la adulteración de las papeletas. Su lucha le llevó a recorrerse el país para poner en el punto de mira el posible amaño en las elecciones.

En 1994, volvió a presentarse en Tabasco y a perder contra el candidato del PRI, al que también acusó de duplicar los gastos permitidos en su campaña e inició una marcha de protesta a la capital que lo catapultó, definitivamente, hacia la política nacional.

Aunque es licenciado en Ciencias Políticas, lo que más le marcó fueron los cinco años que vivió con comunidades indígenas en la parte más pobre de Tabasco. En esta zona intentó hacer su pequeña transformación con créditos y cesión de tierras pero sobre todo construyó un discurso que choca de frente con la economía de mercado y los mirlos políticos que se repartían el poder en el D.F.

Creador del 15-M a la mexicana

Lo que más marcó a López Obrador es el sistema asambleario de los indígenas que ha intentado llevar a su acción política. De hecho, este creador del 15-M a la mexicana mostró la fuerza del pueblo en otra de sus vidas políticas gastadas: la tercera.

En el año 2006, su candidatura para la Presidencia de México fue aceptada por la autoridad electoral y se presentó frente a Felipe Calderón para romper el intercambio de poderes. La victoria del candidato del PAN fue por un margen tan estrecho que fue el Tribunal Electoral del Poder Judicial el que tuvo que nombrar presidente a Calderón por sólo 230.000 votos de diferencia.

AMLO denunció fraude electoral, amaño de papeletas y corrupción en la victoria y su marcha provocó que se creara un campamento civil permanente de protesta en el Paseo de Reforma, una de las vías más importantes de todo el D.F. para pedir la repetición de las elecciones.

La cuarta vida política perdida de Andrés Manuel López Obrador fue en las elecciones presidenciales de 2012. En este caso, AMLO volvió a perder, esta vez, frente a Enrique Peña Nieto y volvió a impugnar parte del resultado.

Seis años después las encuestas son totalmente diferentes y le dan la razón: López Obrador con casi 30 puntos de ventaja sobre el segundo. Y él es consciente de cuánto ha trabajado será su triunfo si se hace realidad este domingo en las urnas.

"La victoria del domingo se ha ido concretando con la abnegación de muchos, no surge de repente", aseguró en el cierre de su larga campaña electoral. De casi, una vida.

Noticias relacionadas