Semana crucial en Washington. Con la sombra de un nuevo cierre de la administración sobrevolando el Congreso si demócratas y republicanos no alcanzan un acuerdo presupuestario y un entendimiento sobre inmigración antes de la medianoche del jueves, la batalla de informes sobre la actuación del FBI y el Departamento de Justicia durante la pasada campaña electoral parece alejar aún más a ambos partidos, especialmente con un Donald Trump que ha vuelto a la carga en Twitter tras unos días de calma para atacar los oposición, que quiere sacar a la luz su propia versión de lo ocurrido durante las últimas elecciones.

Esta nueva guerra empezó el viernes, cuando los republicanos del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes publicaron, con la autorización del presidente, un documento de cuatro páginas elaborado por un congresista conservador, Devin Nunes. Dicho informe sostiene que tanto el FBI como el Departamento de Justicia abusaron de su poder para espiar a un exasesor del equipo de campaña del magnate, ocultando al juez encargado de autorizar dichas escuchas información crucial, como que el dossier en el que se basaba la petición de vigilancia, elaborado por el exagente secreto británico Christopher Steele, no estaba verificado por la inteligencia norteamericana y había sido financiado por el Partido Demócrata.

La publicación de este memorando ha dado a Trump argumentos para deslegitimar la investigación del Rusiagate, reforzando su tesis de que sólo se trata de una caza de brujas de la oposición para justificar la derrota de Hillary Clinton.

Enfrente tiene a los demócratas, que llevan días denunciando que este breve informe omite datos sustanciales que demostrarían que el FBI tenía más razones para solicitar el espionaje del colaborador de Trump, al margen del citado dossier. Para demostrarlo, quieren publicar su propio informe, de diez páginas, para lo que necesitan el visto bueno del Comité de Inteligencia, que se lo dio por unanimidad este lunes, y de la Casa Blanca.

Pero Trump, que ya se ha perdido el tono institucional que lució en el discurso sobre el Estado de la Unión, ha dejado claro este lunes vía Twitter que no piensa ponerles las cosas fáciles. Volviendo a su retórica habitual, el presidente ha acusado al principal miembro demócrata del Comité de Inteligencia de filtrar “ilegalmente” información confidencial.

“El pequeño Adam Schiff, que está desesperado por postularse para un cargo más importante, es uno de los mayores mentirosos y perdedores en Washington, junto con Comey, Warner, Brennan y Clapper. Adam deja las audiencias privadas del comité para filtrar información confidencial ilegalmente. ¡Hay que pararlo!”, ha tuiteado el inquilino de la Casa Blanca, a lo que Schiff ha replicado casi al instante pidiéndole que “apague el televisor” -Trump había tuiteado previamente sobre la un programa de la Fox- y “ayudare a resolver la crisis financiera” o a proteger a los dreamers.

El mensaje del presidente arroja dudas sobre si finalmente permitirá a los demócratas sacar a la luz su ‘memo’, por lo que la clave estará en qué postura adoptan los republicanos en el Congreso.

Este fin de semana, varios miembros del partido conservador han recorrido los platós de los distintos programas dominicales de análisis político tratando de alejarse de la postura extrema de Trump. El presidente pretende usar el memorando sobre el FBI no sólo para reivindicarse como víctima de los demócratas y de la administración Obama, sino como coartada para desmontar la investigación sobre la interferencia electoral de Moscú, apuntando incluso al despido del vicefiscal general del Departamento de Justicia, Rod Rosenstein, e incluso al fiscal especial para la trama rusa, Robert Mueller, aunque en las últimas horas la Casa Blanca ha descartado una decisión inminente al respecto.

Los republicanos se alejan de Trump

Varios congresistas conservadores y el propio presidente de la Cámara, Paul Ryan, se han mostrado favorables este fin de semana a que las pesquisas sobre la trama rusa continúen e incluso a apoyar este lunes la publicación del contra-memorando que los demócratas elaboraron en el Comité de Inteligencia, a pesar de que hace justo una semana se opusieron a su desclasificación. Ahora estarían dispuestos a darle luz verde, siempre que cualquier información relativa a seguridad nacional sea editada previamente.

Los demócratas sostienen que su informe agrega un contexto crucial para entender la actuación del FBI y el Departamento de Justicia en la obtención de una orden para interceptar telefónicamente al ex asistente de Trump, Carter Page.

Precisamente, ésta ha sido la queja que los funcionarios de las agencias de seguridad nacional vienen haciendo desde el viernes, que el memorando republicano de Devin Nunes no cuenta la historia de lo ocurrido al completo.

Una vez conseguido el apoyo unánime de los republicanos este lunes en el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, la última palabra la tendrá Trump, que cuenta con cinco días para denegar o autorizar la publicación completa o parcial del documento. Un funcionario de la Casa Blanca manifestó este domingo que el presidente está dispuesto a dar permiso siempre que no perjudique a la seguridad nacional, algo llamativo teniendo en cuenta que el ‘memo’ republicano lo aprobaron íntegro pese a las advertencias del FBI de que podía dañar a la agencia.

El 'memo' demócrata justifica el espionaje

¿Pero qué contiene ese contrainforme demócrata? Según lo que se ha filtrado hasta ahora en los medios estadounidenses y han avanzado varios congresistas demócratas, este documento defendería que el FBI no trató de engañar al juez encargado de autorizar la vigilancia al asesor de Trump ocultando que el dossier en que en basaba la petición tenía un origen partidista, lo que contradiría al memorando republicano.

También negaría que el ex subdirector del FBI Andrew G. McCabe hubiera admitido ante el Comité de Inteligencia a finales del año pasado que la agencia no habría pedido las escuchas telefónicas del ayudante de Trump sin el polémico dossier no verificado. De hecho, las diez páginas demócratas aseveran que se presentaron más documentos además del expediente del ex espía británico.

“No es cierto que se otorgara la orden de vigilancia sólo sobre la base del expediente Steele, ni que el FBI, que está lleno de personas muy cuidadosas, engañara al juez”, afirmó Jim Himes, representante demócrata en el comité este domingo en la CNN.

El contrainforme además incidiría en que el FBI tenía sospechas de que el asesor de Trump estaba actuando como un agente de Rusia y, de hecho, habría presentado pruebas convincentes de que Page, que había trabajado como banquero en Moscú, estaba en el punto de mira de las agencias estadounidenses desde hacía años.

Sin pacto migratorio por el muro

Y en medio de esta guerra, el jueves a medianoche el gobierno volverá a echar el cierre si ambos partidos no alcanzan un acuerdo presupuestario. Los republicanos quieren aprobar un proyecto de ley de financiación de seis semanas que se mantendría hasta el 23 de marzo, aunque los demócratas quieren una solución definitiva y, sobre todo, un acuerdo de inmigración que solucione la situación de los más de 700.000 ‘dreamers’, jóvenes indocumentados que fueron introducidos en EEUU de niños por sus padres de forma ilegal.

El senador republicano por Arizona John McCain y el demócrata por Delaware Chris Coons han elaborado una propuesta de consenso que otorgaría ciudadanía a ese colectivo y reforzaría la seguridad fronteriza con México, pero sin conceder todas las peticiones que hizo Trump en su discurso del Estado de la Unión, como levantar el muro, suprimir la inmigración basada en lazos familiares o la lotería de visados de diversidad. El presidente ya ha avisado en Twitter de que cualquier acuerdo que no incluya el muro “es una pérdida total de tiempo” y que el 5 de marzo, fecha en la que quedarán desprotegidos legalmente por la cancelación del programa DACA, “se acerca rápidamente”.

El acuerdo presupuestario tendría otra dificultad añadida, la falta de acuerdo sobre un incremento presupuestario para el Ejército, justo en un momento en que la Casa Blanca está demandando al Congreso un rearme nuclear del país ante la amenaza norcoreana y rusa.

Pese a estos desacuerdos en materia de inmigración y a la pelea política por el Rusiagate, parece difícil que los demócratas vuelvan a llevar de nuevo la situación al límite y forzar otro shutdown o cierre de la administración como el que en enero se prolongó durante tres días, aunque en Washington, en cuatro jornadas que quedan por delante, todo es posible.