La segunda parte de la entrevista a Maduro fue diferente. Si en el primer round Maduro salió airoso, a pesar de las falacias, en esta ocasión Évole pudo darle la vuelta, empatar al menos. El escurridizo presidente de Venezuela respondió sin contestar, cogió rotondas argumentales y se contradijo algunas veces.

Jordi Évole subió la intensidad intecambiando preguntas sobre Venezuela y la actualidad española. Entre ambos hubo complicidad. Évole repreguntó y las carcajadas de Maduro fueron lo único espontáneo y claro en sus respuestas.

1.- El primer encontronazo se produjo cuando Évole habló de las elecciones que perdió Maduro, poniendo en evidencia el uso de la Asamblea Nacional Constituyente como Parlamento paralelo. "La victoria y la derrota son dos farsantes", llegó a decir Maduro. "Lo votó más gente que a Rajoy", añadió. El periodista vio el hueco: le reprochó que no era comparable. "No me cambie usted los parámetros". "Bueno, yo soy así". Maduro on fire.

2.- Maduro se abstuvo de definir a Kim Jong-un. Évole repasó los nombres de varios dirigentes y el presidente venezolano los definía. Al llegar al dictador norcoreano respondió con "es el líder de su país". Évole insistió en que no era un adjetivo. "Lo respeto en sus circunstancias". Las circunstancias de Kim Jong-un, ese artefacto. De Macron dijo que "está empezando", de Merkel que es "la derecha recalcitrante" y a Putin lo valoró como "líder de la paz, del mundo emergente. Un hombre extraordinario que el mundo necesita: será quien logre el equilibrio perdido". Surgió la carantoña cuando Évole le pidió que intercediera para entrevistar al presidente ruso. "Eres muy buen periodista, lo haré", le contestó Maduro.

3.- Las críticas al capitalismo estadounidense no le importan a Maduro cuando se trata de vender pétroleo. Al menos quedó así de claro cuando Évole le planteó esta contradicción. "Criticamos la conducta de las élites que dirigen los Estados Unidos. Hubo esperanzas en Obama pero terminó muy mal. Hay buenas relaciones con la sociedad pero malas con las élites de Washington. Hay que decirles que sin revolución en Venezuela no hay paz en Latinoamérica".

4.- Maduro confesó estar al tanto de lo que ocurre en España. "Veo Salvados, Al rojo vivo y Aquí no hay quien viva" además de "los noticieros españoles". Para él España "tiene miedo al cambio que se anunció en el 15-M" por relacionar a Podemos con su país. "Se ha tratado de estigmatizar a Podemos con ello. Sólo conozco a Monedero", atajó en el único momento en el que se vio un poco incómodo. "No conozco a Pablo Iglesias. Se ha saturado a la opinión pública española con noticias de Venezuela".

5.- "El 80% de los periódicos son contrarios a la revolución. Si hay algún medio privado a favor del Gobierno, preséntemelo". Maduro echó la culpa a la oposición de no tener espacios en los medios de comunicación que él copa con varias horas al día de retransmisiones. "Les sobran los espacios y no tienen un líder para ocuparlos". Évole preguntó cómo era esto posible si perdió por un punto las elecciones de 2013. Maduro se defendió diciendo que no es lo mismo "un representante" que "un líder".

6.- "Cualquier cosa que diga de Zapatero será malo para él. Es un testigo excepcional el esfuerzo por el diálogo que se ha hecho aquí", dijo del ex presidente del Gobierno. "Se lo tengo que agradecer".

7.- La relación con Rajoy también tuvo su momento. Apareció un vídeo en el que le llamaba "basura corrupta", "racista" y "colonialista". "Ojalá pudiera conocer a Rajoy" contestó a la vuelta. Dijo que Rajoy le mandaba mensajes a través "de gente". Y justificó los insultos por "haberse metido con Venezuela". Maduro es a Venezuela lo que aquella cani de clase a su madre: la insulta en casa pero la defiende de manera populista en la calle. Un "por mi hija ma-to" en diferido.

8.- "¿Reconoce usted la república independiente de Cataluña?". Maduro sonríe, mira a Évole -"es la pregunta más provocadora que me han hecho hoy"- y responde que "no puede entrar en los asuntos internos de España". La pelota queda en el aire. "No se puede resolver a golpe y porrazo, se debe utilizar el método político", dijo sobre el secesionismo. Évole aceptó esos terrenos y planteó la posibilidad de dar asilo a Puigdemont. Maduro no quiso mojarse, saltando por conceptos, buscando una pequeña salida. "Este es un Maduro poco maduro", le espetó Évole. "No puedo opinar sobre política ficción", señaló el presidente venezolano estrenando timidez y diplomacia.

Bis.- Toda la construcción planteada por Maduro, el planteamiento, las falacias, la demagogia, el talante -el Despasito de Zapatero- quedó derrumbada al reconocer que cualquier movimiento secesionista que surja en su país "no se puede resolver con diálogo". El espejo de Maduro:

-Nadie puede dialogar con quien quiera dividir un país como Venezuela.

-Me ha recordado mucho a ciertos mensajes que he escuchado a los políticos españoles estos días.

-Son cosas totalmente distintas- remató Maduro su sketch.