Río de Janeiro

Se acabó el sigilo y el misterio. El Tribunal Supremo Federal (STF) ha publicado los videos de las declaraciones de los 77 testigos del caso Lava-Jato, que investiga desvíos de dinero de empresas constructoras para financiación de campaña de candidatos o para su propio enriquecimiento personal. Nuevas imputaciones azotan además a derecha e izquierda del panorama político: 8 ministros del actual gobierno, 3 gobernadores, 24 senadores y 39 diputados han sido alcanzados por esta bomba de racimo que tocan, incluso, al actual presidente de Brasil, Michel Temer. Todos los grandes partidos heridos de gravedad.

De entre todas las declaraciones en el Supremo, la más esperada era la de Marcelo Odebrecht, el presidente de la compañía Odebrecht, protagonista en el entramado de sobornos ilegales, que ha aceptado colaborar en la causa Lava-Jato a cambio de obtener ventajas judiciales. Según el empresario, la corrupción no es un acontecimiento aislado protagonizado por los políticos implicados, sino que se trataría de un esquema de actuación que se remonta a 30 años atrás.

Odebrecht tira de la manta

Marcelo Odebrecht ha afirmado que ingresó en una cuenta 40 millones de reales (12 millones de euros) para que estuvieran a disposición del ex presidente Lula da Silva. Antonio Palocci, ex ministro de Hacienda, sería el interlocutor que ajustaba las cuentas y comprobaba que siempre había saldo “amigo” a disposición del mandatario. Según él este mismo funcionamiento se habría repetido con Dilma Rousseff con el debido consentimiento de su vice-presidente Michel Temer que ahora es el actual mandatario del país.

“El señor Marcelo Odebrecht falta a la verdad”, ha declarado Dilma Rousseff. “No voy a reír ni a llorar”, afirma Lula da Silva resumiendo perfectamente el que parece ser el sentimiento de toda la clase política brasileña; estupor.

Temer admite contactos

El presidente Michel Temer, además de poder estar implicado personalmente, tendrá más difícil sacar adelante el paquete de recortes fiscales que planea. El más importante y polémico afecta al sistema de pensiones. Un tercio de los ministros de su gabinete están siendo investigados y también un tercio del senado. Y de hecho, él mismo se ha visto salpicado por el escándalo, al admitir en un vídeo que se reunió con representantes del grupo Odebrecht aunque alegó que nunca abordó "negocios oscuros" de la constructora con políticos, tal y como afirmaron delatores de la compañía ante la Justicia.

Temer admite que en 2010 sostuvo reuniones con el grupo Odebrecht

"Es verdad que participé de una reunión en 2010 con un representante de una de las mayores empresas del país. La mentira es que en esta reunión yo habría escuchado referencias a valores financieros o a negocios oscuros de la empresa con políticos. Esto jamás sucedió", aseguró Temer en el vídeo publicado en redes sociales por la Presidencia.

Las palabras de Temer son una respuesta a la divulgación de la declaración que hizo ante la Justicia el ex ejecutivo de Odebrecht Márcio Faria, quien dijo que participó en una reunión con Temer en la que se trató "la compra del Partido del Movimiento Democrático Brasileño" (PMDB, la formación presidida por Temer) por 40 millones de dólares. En su testimonio ante la Justcia, Faria dijo que no trató sobre valores directamente con Temer.

El actual mandatario negó haber hablado sobre dinero y agregó que "jamás colocaría mi biografía en riesgo". "El verdadero hombre público tiene que estar a la altura de sus desafíos que envuelven buenos momentos y momentos de profunda disconformidad. Mi mayor aliado es la verdad, materia prima del Poder Judicial, que revelará toda la verdad de los hechos", explicó Temer.

Desánimo entre los brasileños

Los brasileños, desanimados ante tantos frentes abiertos de lucha contra la corrupción, tienen la impresión de que no queda nadie limpio. Y efectivamente, a un año y medio de las elecciones de 2018 es difícil encontrar un líder político que no esté salpicado por el escándalo.

Según la “Folha de Såo Paulo”, los expresidentes Fernando Henrique Cardoso, Lula da Silva y Michel Temer están orquestando un acuerdo para aguantar en el poder al actual mandatario hasta las elecciones. Temen la aparición de una nueva fuerza que barra con la política brasileña tal como se ha conocido hasta ahora.

Los cuatro últimos presidentes de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, Lula da Silva, Dilma Rousseff y Michel Temer han aparecido en un momento u otro de las declaraciones. Más de 20 años de corrupción relatados en horas de vídeos de declaraciones suponen una bofetada histórica a la joven democracia brasileña.