La relación entre Donald Trump y Barack Obama nunca fue susceptible de mejorar. De hecho, desde la toma de posesión del magnate su vínculo no ha hecho sino encontrar más problemas y de mayor calado. El último, la acusación del actual presidente a su predecesor en el cargo de pinchar los teléfonos de sus despacho en la Torre Trump durante todo el proceso de las pasadas elecciones presidenciales que le enfrentaron a Hillary Clinton.

En poco más de 30 minutos, Trump se despachó con seis tuits en los que no sólo acusó a Obama de pinchar sus teléfonos sino que también argumenta que la primera reunión de Jeff Sessions, el actual fiscal general del Estado, con el embajador de Rusia en Washington se produjo bajo la administración Obama y en relación con un programa educativo.

Además, Trump añade que sólo durante 2016, "el mismo embajador ruso que se encontró con Jeff Sessions visitó la Casa Blanca (durante la última legislatura de Obama) 22 veces, y cuatro de ellas sólo el último año".

El fiscal general de EEUU, Jeff Sessions, se encuentra en la cuerda floja debido a las polémicas reuniones que mantuvo con el embajador ruso en Washington durante la campaña presidencial, unos encuentros que ocultó a los legisladores del Senado durante las audiencias de su confirmación en el cargo.

Obama niega los hechos

Por su parte, Barack Obama replicó a su sucesor, Donald Trump, que "nunca" ordenó la grabación de las conversaciones de ningún ciudadano estadounidense, tras las acusaciones de éste sobre el supuesto pinchazo llevado a cabo en sus oficinas de Nueva York.

"Ni el presidente Obama ni nadie en la Casa Blanca han ordenado nunca la vigilancia de ningún ciudadano estadounidense", aseguró Kevin Lewis, portavoz del expresidente demócrata en un escueto comunicado.

Lewis agregó que "una regla básica del Gobierno de Obama era que ningún funcionario de la Casa Blanca interferiría en ninguna investigación independiente del Departamento de Justicia". "Cualquier otra sugerencia al respecto es simplemente falsa", concluyó el comunicado del portavoz de Obama.

Sessions "se inhibe"

El propio Sessions tuvo que salir a dar una rueda de prensa para anunciar que se apartará de la investigación de su departamento sobre la supuesta injerencia rusa en las elecciones de noviembre para dañar con ataques cibernéticos a la excandidata Hillary Clinton y favorecer al ahora presidente, Donald Trump. En un comunicado paralelo a su intervención ante los medios, Sessions detalló haber decidido "inhibirse de cualquier investigación existente o futura sobre cualquier asunto relacionado de alguna manera con las campañas del presidente de Estados Unidos".

Lo que más polémica ha generado es que Sessions no reveló sus conversaciones con el embajador ruso durante una audiencia en el comité judicial del Senado para ser confirmado como fiscal general y en la que el senador Al Franken le preguntó precisamente si alguien de la campaña de Trump se había comunicado con el Kremlin. "No tengo conocimiento de ninguna de esas actividades. Me han llamado a participar una o dos veces en la campaña y no he tenido comunicaciones con las rusos", dijo entonces Sessions.

ACUSADO DE PERJURIO

La líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, ha llegado a acusar a Sessions de cometer el delito de perjurio al haber "mentido bajo juramento" y algunos legisladores han pedido en una carta al director del FBI, James Comey, que abra una investigación criminal contra el nuevo fiscal general.

Un portavoz del Departamento de Justicia confirmó a Efe las reuniones con el embajador ruso, aunque afirmó que Sessions no incumplió ninguna regla porque mantuvo esas reuniones en calidad de miembro del Comité de Servicios Armados del Senado y no como parte de la campaña de Trump. Esas conversaciones entre Sessions y Kislyak versaron sobre la relación entre los dos países y, aunque en 2016, los embajadores solían hacer comentarios sobre las elecciones, "no fue el fondo de la discusión", según dijo a Efe un alto funcionario del Gobierno, que pidió el anonimato.

En respuesta a las peticiones de dimisión, Donald Trump aseguró que tiene "total confianza" en Sessions, aunque dijo que no estaba al tanto de las reuniones entre el fiscal y el embajador ruso. De hecho, el Gobierno considera normales los contactos entre embajadores y miembros del Comité de Servicios Armados del Senado, pero The Washington Post preguntó a los 26 senadores que formaban parte de ese comité el año pasado y 20 de ellos dijeron que no se habían reunido con el embajador ruso en ningún momento de 2016.

Según el Departamento de Justicia, en calidad de senador y miembro del Comité de Servicios Armados del Senado, Sessions mantuvo el año pasado 25 conversaciones con embajadores de diferentes naciones, como Reino Unido, Japón, Polonia, India, China, Canadá, Australia, Alemania y Rusia. El primer encuentro con el embajador ruso se produjo en julio, cuando Sessions dio un discurso ante más de 50 embajadores y un pequeño grupo se acercó a él cuando dejaba el escenario. En ese grupo estaba el embajador ruso, que frente al resto de representantes agradeció a Sessions su discurso y le invitó a varios eventos que la legación rusa estaba organizando.

Noticias relacionadas