Como cada domingo -y van 79 con el de este pasado fin de semana-, el presidente de Venezuela se colocó ante las cámaras en esa suerte de magazine pensado, ya desde tiempos de su antecesor Hugo Chávez, para gloria y autopromoción de su Gobierno. Esta edición número 79 tenía un punto especial: se desarrolló en la Villa del Cine, un complejo patrocinado por el Ejecutivo que vio la luz en 2006 para promover la producción cinematográfica propia.
En una de las secciones del programa, que dura más de cuatro horas, es el propio presidente el que se somete a las preguntas del público reunido para la ocasión. El tono es amable, las sonrisas abundan y las promesas del líder bolivariano se suceden. Es precisamente en ese contexto cuando Maduro saluda a la "vocera estudiantil Dúlbita Barquino, 'Dulbi'", de 16 años, para la que pidió un micrófono.
Empezaba el mal trago. Y eso que la chica, con nervios y entre risas, equivocó el saludo y saludó con simpatía a su profesor de matemáticas. Pero, inmediatamente, y ante un Maduro que jugueteaba con un papel, 'Dulbi' fue muy directa: "El Benito Canónigo necesita mucha ayuda de usted y del Gobierno bolivariano ya que tenemos problemas con la infraestructura y nos han robado muchas veces...".

La estudiante Dúlbita Barquino.

En ese momento Maduro le dedica plena atención y le pregunta dónde sucede eso, pero la chica no ha acabado y lanza la confesión más duda: "También necesitamos nuestro comedor porque somos 450 alumnos los que no tenemos ni desayuno ni almuerzo". Al ser preguntada por el motivo, la joven estudiante asegura que hace dos años "nos suspendieron el sistema".

"Conquisten sus derechos en la batalla"

Rostros más serios en ambos. Nervios en la chica. Maduro le pregunta que qué han hecho para arreglar la situación y Dúlbita le asegura que han apelado a todos los protocolos oficiales pero aún no ha habido ni solución ni respuesta. Es entonces cuando el presidente venezolano la anima a ir más allá: "No se pueden quedar en la solicitud, ustedes lo que tienen que hacer es movilizarse, que se sienta su palabra y conquistar sus derechos en la batalla".
Sus frases arrancan los aplausos del concurrente y el dirigente, crecido, sigue dando la receta: "Ustedes tienen que organizarse para, en un proceso de construccion autogestionaria resolver en autogobierno e ir ganando espacio e ir atendiendo los problemas". "Estamos en ese proceso e incluso estamos hablando con el alcalde", responde 'Dulbi', que señala varios problemas estructurales del edificio.

Carlos Faría, Viceministro de Industrias Medias y Ligeras

El presidente-presentador, en ese punto, la interrumpe y desvía la atención hacia Carlos Faría, Viceministro de Industrias Medias y Ligeras, presente en la sala, a quien le dice "váyase en este mismo momento y me trae un informe ahorita mismo, ¡ya!, antes de terminar el programa", a lo que su subordinado, ataviado con una gorra con los colores de la bandera nacional, asiente sin reservas.

"No quiero un papel frío"

Pero la retahíla aparentemente interminable de problemas en el recinto no cesa y tras mencionar la carencia de "pupitres y de luces", vuelve al punto: "Necesitamos el comedor de verdad porque tenemos varios estudiantes que se han desmayado".
"Yo lo que lamento es que haya tenido que venir usted acá para yo conocer esta verdad y lo segundo que lamento es que, teniendo tanto poder político, nadie haya atendido ese problema. Pero este problema está resuelto ya, ¿oíste, Dulbi?". Los aplausos vuelven a romper de nuevo y el discurso se enciende un poco más: "Yo no quiero un papel frío, un informe más yo quiero que en caliente vaya el viceministro con ustedes, vean la situación y hagamos un ruta para que, en menos de 30 días, todos esos problemas estén resueltos".

Maduro muestra el carnet de la patria

Pero Maduro aún se guarda un as en la manga. Literalmente, en el bolsillo del pantalón, donde busca una tarjeta que enseña inmediatamente al auditorio aunque, reconoce, que aún no era el momento. "Se trata del sistema de carnet de la patria, para ir a la Venezuela profunda, la que tiene sus problemas sin resolver, para conectar con los problemas reales". Exactamente casos como los que la joven estudiante le había planteado y que el presidente, en un último e inspirado comentario, promete resolver "con trabajo y con mucho amor".