La política exterior de Marruecos está centrada en defender la postura del "Sáhara marroquí", así como potenciar y promocionar su plan de autonomías que incluye al Sáhara Occidental como una provincia del sur del país. 

Por ello, la presión del Gobierno marroquí para que los diferentes países se posicionen a favor de su soberanía sobre el territorio saharaui, en contra de Argelia y del Frente Polisario, es constante e incluye varias estrategias.

De tal manera que en las noticias que se difunden en Marruecos sobre el desmantelamiento de células terroristas llevan años intentando relacionar el terrorismo con el Frente Polisario y Argelia. 

Hasta tal punto que el politólogo Mohamed Tajeddine El Hosseini unió en una entrevista con el digital Le360 la tragedia de la valla de Melilla en junio de 2022 con el Frente Polisario. “Los testimonios han demostrado que las peligrosas armas blancas que llevaban los asaltantes -las personas migrantes- fueron fabricadas y traídas de Tinduf (Argelia), donde el régimen militar de Argel acoge, financia y arma a los separatistas del Polisario”, afirmó este profesor universitario de Rabat.

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De forma institucional, en marzo de 2021, el director de la Oficina Central de Investigaciones Judiciales (BCIJ), Cherkaoui Habboub, aseguró en una entrevista con la revista Jeune Afrique que “más de un centenar de separatistas del Frente Polisario están activos dentro de Al-Qaeda en el Magreb Islámico”.

Otras de las afirmaciones de Habboub son que “existe adoctrinamiento proporcionado por los imanes en los campamentos” y que “hay elementos del Frente Polisario en pequeños grupos terroristas, ya sea dentro de AQMI o del Estado Islámico en el Gran Sáhara”.

Explosiones en Esmara

Últimamente, varias explosiones en Esmara, ciudad del Sáhara Occidental, han avivado la pretensión de Marruecos de que la comunidad internacional incluya al Frente Polisario en los listados de organizaciones terroristas. “Esto le permitiría actuar con legitimidad”, detalla una fuente marroquí conocedora de los movimientos silenciosos de Rabat. 

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A principios del mes de noviembre, se produjeron dos ofensivas de la artillería saharaui contra la ciudad de Esmara desde donde salen los drones con los que Marruecos ataca al ejército saharaui. Según, un comunicado del Polisario, fueron causadas por un ataque contra posiciones militares marroquíes. En el primer impacto murió un joven y tres personas resultaron heridas.

El embajador de Marruecos ante la ONU, Omar Hilale, calificó de “terrorista” la muerte del chico. Sin embargo, se obvia que el ejército marroquí bombardeó camiones en la ruta de comercio de Mauritania a Argelia el 1 de noviembre de 2021, donde murieron tres ciudadanos argelinos.

Tras las últimas explosiones de Esmara, Marruecos ha aprovechado la oportunidad para sacar a la población colona marroquí a protestar contra el Polisario en El Aaiún, capital del Sáhara Occidental.

De hecho, el caricaturista más valorado en el país vecino, Khalid Gueddar, colaborador habitual desde 2019 de Le360 publicó recientemente una viñeta titulada “las marchas que denuncian el terrorismo del Polisario”, con una manifestación de saharauis vestidos de manera tradicional y portando banderas marroquíes. 

Informes sobre Irán y Argelia

La realidad es que, desde noviembre de 2020, con la ruptura del alto el fuego, Marruecos y el Frente Polisario libran una guerra en el muro de seguridad creado por Rabat en el Sáhara Occidental con Argelia.  

Desde ese momento, Marruecos comenzó otra guerra de despachos: acusar al Polisario de grupo terrorista. “Apoyar el separatismo en el Sáhara significa estar abiertos a la idea de proporcionar un terreno fértil para el establecimiento de grupos terroristas y organizaciones criminales transnacionales”, explican en Marruecos a EL ESPAÑOL. Para ello se basan en que se trataría de otro Estado con pocos habitantes en una gran superficie, en el corredor sahelosahariano, con la inseguridad que existe en la región. 

Además, Marruecos presentó en varias reuniones y foros internacionales informes en los que asegura se produjo un acercamiento entre Irán y Argelia para entrenar al ejército del Polisario bajo la dirección de instructores proporcionados por el Hezbolá libanés.

Este argumento, también lo utilizó Rabat en 2022. Los medios marroquíes publicaron que su país iba a recibir ayuda militar de Estados Unidos para contrarrestar la amenaza de los misiles o drones iraníes. Aseguraron que había “vínculos probados entre el Polisario y el Hezbolá libanés armado por Irán” y por extensión las “amenazas que representa para Marruecos el eje Argel-Teherán”.

En todo caso, el representante para la política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, sentenció en su cuenta de X que Europa “no dispone de información sobre una eventual colaboración entre el Polisario y grupos terroristas”.

Sacar a la RASD de la Unión Africana

Entre las iniciativas de Marruecos contra el Polisario está el Llamamiento de Tánger para la expulsión de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) de la Unión Africana (UA). Fue firmado el 4 de noviembre de 2022 por ex ministros de 16 países africanos. La hoja de ruta del proceso de exclusión del Polisario quedó plasmada en el “Libro Blanco”, transmitido prioritariamente a los jefes de Estado y a los responsables políticos para que lo examinen.

En enero de 2023 se celebró una reunión de seguimiento de este proyecto en Marrakech con el ministro de Asuntos Exteriores marroquí, Nasser Bourita, encargado por la casa real alauita de lograr los apoyos internacionales al plan de autonomía y a la soberanía sobre el territorio saharaui. 

En los últimos encuentros de la Unión Africana ha habido tiranteces. De hecho, en verano de 2022, Marruecos no asistió a la reunión en Túnez por recibir a Brahim Ghali, presidente de la RASD.

Al mismo tiempo, Marruecos presiona para que agentes externos tomen posición sobre la expulsión de los saharauis de la UA. Un ejemplo, es la intervención del ex ministro socialista José Bono en un foro en Dakar en octubre. Defendió el Sáhara marroquí y tachó el reconocimiento de la Unión Africana al Polisario de “una anomalía que no ha ocurrido en ninguna otra organización”.