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David Richardson presentó su renuncia este lunes como director interino de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés), según confirmaron fuentes cercanas al asunto. Además de encabezar el organismo, Richardson mantenía su cargo en la Oficina para la Lucha contra las Armas de Destrucción Masiva (CWMD).

Su salida marca el final de un período breve al frente del organismo, cuya existencia la administración de Trump había manifestado en repetidas ocasiones su intención de eliminar.

Richardson mantuvo un perfil público bajo en comparación con los líderes de FEMA bajo presidentes anteriores, apareciendo en público con poca frecuencia. La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, ha sido la figura principal de la respuesta del gobierno a los desastres naturales durante el segundo mandato de Trump.

Richardson, que estuvo alrededor de seis meses al mando de la Agencia, era conocido por su escasa accesibilidad. El momento más infranqueable, a la vez que relevante, coincidió con las inundaciones que afectaron a Texas el pasado mes de julio —donde murieron 130 personas, ya que resultó muy difícil contactar con él durante las primeras horas del desastre.

En septiembre, una investigación de The Washington Post reveló que el exdirector fue ilocalizable durante las primeras horas críticas de las inundaciones en Texas. Según el informe, se encontró de viaje con sus dos hijos y no aseguró el control de las operaciones de emergencia hasta el domingo por la noche, casi dos días después del inicio del desastre, que dejó al menos 130 víctimas mortales.

Durante su primer día en FEMA, Richardson sorprendió al personal al convocar una reunión general que se volvió noticia. Frente a miles de empleados, declaró: "No se interpongan en mi camino". Dijo además que su objetivo era "cumplir con el propósito del presidente para FEMA", una directriz que implicaba un cambio profundo para la agencia. "Ya veremos cómo acaba todo", añadió. "Yo, y solo yo, hablo en nombre de FEMA".

En los últimos meses, varios trabajadores de FEMA señalaron que el funcionario había reducido su participación en las reuniones operativas y se mostró distante respecto a sus responsabilidades diarias. En una junta reciente, de acuerdo con fuentes de la agencia y del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), comentó que no preveía continuar en el puesto más allá del Día de Acción de Gracias.

Ni FEMA ni el DHS ofrecieron comentarios ante las consultas sobre su dimisión.

Reducción del FEMA

Richardson, oficial de artillería del Cuerpo de Marines, es el último líder interino en renunciar al cargo durante el segundo mandato del presidente Donald Trump.

Este asumió el liderazgo interino en mayo tras la destitución de Cameron Hamilton, removido por la secretaría de Seguridad Nacional, Kristi L. Noem, tras expresar públicamente su oposición al objetivo de eliminar FEMA.

Según un informe de la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno de septiembre, la FEMA ha perdido unos 2.500 empleados desde enero a través de indemnizaciones por despido, despidos y otros incentivos para que el personal renuncie, lo que ha reducido su tamaño total a unos 23.350.

Estos recortes forman parte de la iniciativa más amplia de Trump para reducir el coste y el tamaño de la plantilla civil federal. De hecho, el presidente ha manifestado su intención de reducir el tamaño de FEMA, argumentando que los gobiernos estatales pueden asumir muchas de sus funciones.

A principios de noviembre, el Departamento de Seguridad Nacional restringió su contacto con los medios, impidiéndole conceder entrevistas o atender otras solicitudes de prensa, según confirmó un funcionario conocedor de la decisión al The Washington Post.