Leópolis, Járkov, Mariúpol y el Donbás. Estas son las regiones ucranianas que están en la diana de Rusia tras 54 días de guerra. Leópolis ha sufrido esta mañana un ataque con cinco misiles en el que han muerto siete personas y 11 civiles más han resultado heridos, según han informado las autoridades ucranianas.

Leópolis, a 70 kilómetros de la frontera polaca, era una de las ciudades menos castigadas del conflicto hasta el momento. En ella se refugiaban miles de civiles a la espera de salir del país, y muchas de las embajadas de varios países seguían trabajando desde esta ciudad, tras haber abandonado Kiev. 

"El ataque se perpetró alrededor de las 8.30 horas de la mañana. Los misiles han caído cerca de la estación de tren, en un taller de coches y una instalación militar", ha dicho el jefe de la Administración Regional de Leópolis, Maksym Kozytsky, en una rueda de prensa. "Han bombardeado objetivos civiles y en la ciudad hay todavía cerca de 200.000 personas. Nuestro enemigo empieza a ser más cruel y los ataques van a ser cada vez más fuertes", ha asegurado antes de pedir a los ciudadanos que se escondan cuando escuchen las sirenas.

Bombardeo Leópolis y Járkov Sara Fernández

"Ahora mismo Leópolis protege a más de 200.000 ucranianos de varios puntos del país", ha dicho en la misma rueda de prensa Andriy Sadovyy, alcalde de la ciudad. "También la mayoría de las embajadas estaban trabajando desde allí. Está claro que la meta del enemigo es matar al mayor numero de civiles. No podíamos saber que iban a atacar un taller mecanico era imposible de prevenir", ha asegurado.

Los ataques de Leópolis se unen a los bombardeos que se están llevando a cabo en Járkov y en la región del Donbás. Según la agencia Interfax-Ukraine, al menos 9 personas han muerto y 25 han resultado heridas en los bombardeos que durante las últimas horas han efectuado las tropas rusas sobre la ciudad de Járkov. En los últimos cuatro días, 18 personas habrían muerto en la ciudad y más de 100 habrían resultado heridas según las autoridades ucranianas. 

"Esto no es más que terror deliberado: morteros, artillería contra barrios residenciales ordinarios, contra civiles comunes", acusó el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, en un vídeo publicado en sus redes.

En la región del Donbás, los combates también se han incrementado. Según informó el gobernador regional, Serhiy Gaidai, en su Telegram, cuatro civiles han muerto asesinados a tiros mientras intentaban huir en automóvil de la ciudad de Kreminna, en la región oriental de Lugansk, durante un ataque ruso.

"Las tropas rusas quieren literalmente acabar y destruir Donbás", ha expresado Zelenski. "Al igual que las tropas rusas están destruyendo Mariúpol, quieren acabar con otras ciudades y comunidades de las regiones de Donetsk y Lugansk".

Las autoridades ucranianas han instado a los ciudadanos del Donbás a moverse hacia el oeste para escapar de lo que advierten será una ofensiva rusa a gran escala para capturar las regiones de Donetsk y Lugansk.

Zelenski ha afirmado que se está haciendo "todo lo posible para garantizar la defensa" de la zona. "Los que tienen las armas y la munición que necesitamos y retrasan su suministro deben saber que el destino de esta batalla también depende de ellos", ha avisado, y ha agregado: "Cada retraso en las armas, cada retraso político es un permiso para que Rusia se cobre la vida de los ucranianos".

Mariúpol resiste

Los ataques se extienden en el país mientras Mariúpol sigue resistiendo, pese al aumento de la ofensiva en los últimos días y a los ultimátums rusos para su rendición.  Rusia pretende convertir el Mar de Azov en un mar interior para garantizar la seguridad de la base naval de Sebastópol, en la anexionada Crimea, y Mariúpol le resulta crucial para tender un corredor terrestre entre esa península y las autoproclamadas repúblicas de Donestk y Lugansk.

Mariúpol, que tenía una población previa a la guerra de medio millón de habitantes, vive una crisis humanitaria en la que los pocos residentes que viven en ella no tienen acceso a bienes básicos como alimentos, agua potable y servicios como el gas o la calefacción. El alcalde de la ciudad cifra los muertos en más de 10.000.

La ciudad, la más masacrada desde el início del conflicto, ha rechazado de plano la demanda de rendición de los militares que aún mantiene en la sitiada ciudad de Mariúpol, a los que el Ejército ruso prometió preservarles la vida a cambio de que depongan las armas.

El ministro de Exteriores de Ucrania, Dimitro Kuleba, ha afirmado que la ciudad "ya no existe" tras los enormes daños materiales causados por los ataques rusos y ha resaltado que la situación en la ciudad es "dura a nivel militar" y "descorazonadora".

"La ciudad ya no existe. Lo que queda del Ejército ucraniano y un gran grupo de civiles están básicamente rodeados por las fuerzas rusas. Continúan su lucha, pero parece, por la forma en la que se comporta el Ejército ruso en Mariúpol, que han decidido arrasar la ciudad hasta los cimientos a cualquier precio".