El pasado miércoles, 9 de marzo, las tropas bajo el mando de Vladimir Putin bombardearon la maternidad de Mariúpol (este de Ucrania). De entre la destrucción, empleados y voluntarios lograron rescatar a una embarazada gravemente herida, que pudimos ver en una poderosa fotografía de Evgeniy Maloletka para Associated Press (AP). La mujer y su bebé han muerto, informa la agencia estadounidense.

En la instantánea, la protagonista, con un edificio devastado de fondo, es llevada en una camilla. Ella abraza la parte inferior de su abdomen. Nada más se supo hasta este lunes, cuando se ha sabido el triste desenlace.

La imagen de AP mostraba los efectos del ataque de las tropas rusas y también desmontaba el discurso de Moscú. Serguei Lavrov, ministro de Asuntos Exteriores, llegó a negar que hubiera pacientes en el hospital y justificó la acción defendiendo que "era una base del batallón ultrarradical". 

En esta misma línea y negando lo evidente, el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, preguntado por la agencia Reuters, afirmó que "las fuerzas rusas no abren fuego contra objetivos civiles".

"¡Matadme!"

Cuenta AP que el cirujano que atendió a la mujer encontró la pelvis aplastada y la cadera separada, por lo que practicaron una cesárea de urgencia, pero el bebé "no mostró signos de vida". En ese momento, cuenta AP, ella rogó a los médicos que no la permitieran seguir con vida: "¡Matadme ahora!", les gritó. 

Perdido el bebé, los sanitarios se volcaron en tratar de salvar a su madre, pero "más de 30 minutos de reanimación no produjeron resultados". 

El caos de los bombardeos impidió incluso conocer el nombre de esta mujer antes de su fallecimiento. Horas más tarde su marido y su padre pasaron a recoger los cadáveres, que de otra forma habrían acabado en una de las ya numerosas fosas comunes que se están cavando en la ciudad.

El Ayuntamiento de Mariúpol informó confirmó este domingo que desde el inicio de la invasión Rusia ha matado a 2.187 de sus habitantes en más de un centenar de bombardeos. 

Mariúpol es un enclave estratégico fundamental para el Kremlin en su abyecto plan. La ciudad portuaria se encuentra a orillas del mar interior de Azov, entre la península anexionada de Crimea y el este separatista de Donbás. Su captura es prioritaria para Putin.