Hijo de 'Doña Tota' (Dalma Salvadora Franco) y 'Don Diego' (Diego Maradona), Diego Armando Maradona (30 de octubre de 1960) creció en Villa Fiorito, una de las zonas más desprotegidas y abandonadas de la provincia de Buenos Aires. Fue el quinto hijo de los ocho del matrimonio y el primer varón. Tenía poco a lo que aferrarse, pero de lo poco que tenía sacó mucho.

"Cuando era pequeño y llegaba la comida a casa, mi mamá decía que le dolía la panza porque quería que comiéramos nosotros y no alcanzaba para todos. A los 13 años me di cuenta que mi vieja nunca había tenido problemas de estómago", reveló un ya adulto Maradona.

El pequeño Diego se obsesionó con el balón de fútbol y aquella vía de escape le sirvió para abrirse paso en la vida. Un auténtico genio con el balón en los pies, el fútbol se convirtió en su pasaporte hacia el éxito y en su condena a los infiernos. El balompié se lo dio todo a Maradona.

Sin embargo, lejos de las canchas no se manejaba con la misma destreza. Sus éxitos vinieron acompañados de vicios y flaquezas: el alcohol, las drogas, sus continuas polémicas, sus críticas endiabladas contra unos y otros: todo eso empañó su carrera pero nunca arruinó el mito. Si acaso lo engrandeció.

Y cuanto más grande se hacía el mito de Maradona, más gente quería estar a su lado. No solamente las personas de la calle, sino también los grandes líderes mundiales.

Fidel Castro le invitó a Cuba en 1987 y desde entonces trabaron amistad. Diego Armando Maradona quedó deslumbrado por el carisma del dictador y se vieron en varias ocasiones hasta la muerte de Fidel un 25 de noviembre de 2016, el mismo día en que ha muerto el exfutbolista pero cuatro años después.

Maradona fumando un Cohíba mientras navega en aguas de la Habana. Reuters

Dijo que Fidel Castro fue su "segundo padre" y al final, murió para convertirse en una imagen icónica al estilo Ché Guevara, capaz de acaparar halagos y críticas en una misma frase. Pero hay algo que es innegociable: su fútbol, no se toca.

Su amistad con Maduro

Maradona siempre mostró su simpatía por la izquierda. No le importaba que fueran dictaduras comunistas. Admiraba la Venezuela de Chávez y Maduro y la Nicaragua de Daniel Ortega.

De hecho el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, lamentó este miércoles el fallecimiento del exfutbolista argentino, a quien calificó como su "hermano", después de que ambos mantuviesen una cercana y pública amistad en los últimos años.

"Mucha tristeza nos ha dejado la leyenda del fútbol, un hermano y amigo incondicional de Venezuela. Querido e irreverente 'Pelusa', siempre estarás en mi corazón y en mis pensamientos. No tengo palabras en este momento para expresar lo que siento. ¡Hasta siempre, Pibe de América!", escribió en Twitter el gobernante.

El astro argentino manifestó en numerosas ocasiones su respaldo a la Administración de Maduro, sobre todo cuando era cuestionada por buena parte de la comunidad internacional que la señalaba, como lo sigue haciendo, de dictatorial y autoritaria.

En 2017, un año en que se registraron numerosas protestas antigubernamentales en Venezuela que dejaron más de 120 muertos, muchos de ellos por la acción de los cuerpos de seguridad, Maradona se declaró un "soldado" de Maduro y aseguró que siempre apoyaría al líder político, al que también llamaba "hermano".

Además, el exfutbolista visitó en varias oportunidades Venezuela, casi exclusivamente para participar en actos políticos de respaldo a la llamada revolución bolivariana o para reunirse en privado con Maduro.

El último viaje a Caracas lo hizo en enero de este año, cuando la televisión estatal venezolana difundió imágenes de su encuentro con el mandatario y su esposa, Cilia Flores, en un ambiente distendido y lleno de risas.

Varios dirigentes del chavismo expresaron, a través de las redes sociales, su pesar al conocerse la noticia del fallecimiento.

El lunes 2 de noviembre, Maradona fue internado en La Plata por estar anémico, deshidratado y con "un bajón anímico", pero luego fue operado por un hematoma subdural. Falleció este miércoles en su residencia de la provincia de Buenos Aires, a sus 60 años de edad, debido a un paro cardíaco.

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