La Policía tuvo que dispersar este domingo en varias ciudades de Israel a grupos de judíos ultraortodoxos que incumplían el confinamiento, un asunto polémico que estas semanas puso de nuevo en el foco de atención a esta comunidad, que concentra más de un tercio de contagios por coronavirus del país, sumido en una fuerte segunda ola.

Tras endurecerse esta semana las medidas de cierre -que vetan el rezo en las sinagogas-, la tensión entre las autoridades y los ultraortodoxos que se saltan las limitaciones fue en aumento.

Este fin de semana se registraron múltiples disturbios entre agentes policiales y miembros de esta comunidad, que supone el 10% de la población de Israel pero concentra gran parte de los contagios y en la que en algunas jornadas se han dado hasta el 40% de los nuevos positivos diarios.

Los choques principales fueron en la ciudad de Bnei Brak, donde viven más de 200.000 ultraortodoxos. Tras pequeñas escaramuzas a lo largo de la jornada, la Policía se enfrentó por la tarde a cientos de personas que se habían congregado para rezar sin mascarillas ni distanciamiento social, según medios locales.

Los agentes arrestaron a 17 personas que participaron en los disturbios, y durante el día irrumpieron en una treintena de sinagogas de Jerusalén y Bnei Brak donde había personas rezando, algo también prohibido.

Se ha producido un considerable "aumento de la tensión", dijo a Efe un portavoz policial.

Entre los dos confinamientos nacionales que ha vivido Israel, el de marzo y este segundo que comenzó hace dos semanas, muchos barrios y ciudades ultraortodoxos han sido objeto de medidas especiales al ser considerados "zonas rojas" o foco de contagio, lo que ha generado fricciones y llevó a la comunidad ultraortodoxa a denunciar discriminación.

También se opusieron a la reciente clausura de las sinagogas, un elemento que ha provocado que estos días tengan que celebrar en tono menor la importante festividad judía de Sucot (los Tabernáculos), que comenzó el pasado día 2 y se prolongará durante la próxima semana. Se trata de la tercera celebración que se festeja en pleno confinamiento, tras el Rosh Hashaná (Año Nuevo judío) y Yom Kipur (Día del Perdón).

Las autoridades denunciaron un serio incumplimiento de las restricciones durante estas festividades, sobre todo entre grupos ultraortodoxos que celebraron ceremonias multitudinarias, por lo que ante el imparable aumento de contagios endurecieron el confinamiento.

Israel padece desde hace meses una fuerte oleada de coronavirus, tiene una de las tasas de contagios más altas del mundo y esta semana llegó a superar los 9.000 diarios.

El país acumula casi 266.000 infectados desde el inicio de la pandemia y más de 1.700 muertos; más de la mitad de los contagios y de un tercio de las muertes solo en el último mes.

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