Roma

Por el momento, en Italia, está prohibido pasar de una región a otra, pero hay excepciones: razones de salud, trabajo o urgencia. Y, sobre todo, para volver a los lugares de residencia. Así pues, tras más de dos meses de crisis sanitaria por el coronavirus que ha bloqueado todo el país, muchos italianos están necesitando desplazarse del norte al sur. Un hecho que ha favorecido que, en cuestión de días, se hayan agotado rápidamente los billetes de autobuses, tren y aviones destinados a desplazar gente del septentrión a los territorios meridionales de Italia.

Según publicaba en los últimos días el conocido diario italiano Corriere della Sera, hace unos días se agotaron todos los asientos del autobús nocturno de la línea Milán-Bari previstos para la última semana. Lo mismo está ocurriendo para la única línea de tren de alta velocidad entre Roma y la ciudad pullesa de Lecce. Hasta el próximo día 17 de mayo están agotados todos los vuelos de Milán a Bari con la compañía aérea EasyJet. En la dificultad de encontrar asientos en autobuses, trenes y aviones, se añade el hecho de que, siguiendo las rígidas normas de distanciamiento social también durante la fase de desescalada; hay muchos menos asientos disponibles ya que debe respetarse, en todo tipo de vehículos, la distancia de al menos un metro entre viajeros.

En un momento en el que los italianos han vuelto a recuperar una suerte de normalidad  y donde hay tantos coches en las carreteras como siempre, pero donde los conductores llevan una gran parte guantes y mascarillas; hay quien, por otro lado, aprovecha la reapertura para marcharse al sur de Italia, en buena medida, porque es allí donde tiene no sólo su residencia, sino también sus allegados. El problema reside, sin embargo, en que las autoridades regionales sureñas están preocupadas, o en cualquier caso atentas, al hecho de que los desplazamientos del norte al sur podrían favorecer un nuevo repunte de contagios.

La cuestión, como han recordado a lo largo de esta semana los medios del país, es que aquellos que tengan intención de volver a su domicilio tendrán que quedarse en la región correspondiente. Muchas regiones están tratando de poner remedios añadidos para controlar a la población que entra en su territorio y que podría dar positivo por Covid-19. En Sicilia, por ejemplo, al igual que en otras regiones meridionales, quien vuelve tiene obligatoriamente que hacer test diagnósticos y guardar cuarentena de dos semanas en aislamiento domiciliario.

Últimos datos

Atendiendo a los últimos datos ofrecidos por la Protección Civil Italiana, hasta este fin de semana, se registran en el país unos 220.000 contagios por un total de unos 2,5 millones de test diagnósticos por todo el país, sobre todo en Lombardía, la región más afectada, ya que representa un tercio de los positivos y más de la mitad de los fallecidos.

A lo largo de la semana se han confirmado dos importantes datos, uno negativo y otro positivo: el primero tiene relación con el número de fallecidos, que el pasado viernes superó por primera vez la cifra de 30.000 personas, un dato superado sólo por Estados Unidos y Reino Unido. La cifra positiva y que pone en evidencia un cambio de tendencia en las estadísticas generales acerca del coronavirus en Italia, tiene relación con el número de curados: no sólo ya han superado las 100.000 personas, sino además que, por primera vez desde el inicio de la epidemia en el país, ha superado la cifra de actuales positivos, que gira en torno a las 88.000 personas. La gran mayoría de estas últimas se encuentran en aislamiento domiciliario con síntomas leves.

Un hombre sin mascarilla hace un selfie junto a la Fontana de Trevi, en Roma. Reuters

No es la primera vez que ingentes cantidades de italianos, en plena crisis por el coronavirus, pretenden dejar atrás el norte del país para marcharse al sur. Hace dos meses, conforme fueron aumentando los casos positivos por coronavirus en el norte de Italia, el Gobierno de Giuseppe Conte empezó a meditar unas medidas de contención cada vez más contundentes y de forma escalonada.

En la primera quincena de marzo el Ejecutivo transalpino extendió la zona roja a toda la región de Lombardía y otras 14 provincias italianas colindantes a la misma. Así pues, al convertirse esta enorme área en una zona de acceso restringido, aislando a unos 15 millones de personas, muchos italianos se apresuraron para alcanzar la estación central de Milán para desplazarse a las ciudades del sur del país de las que procedían.

Por esta razón, Conte tomó la decisión convertir toda Italia en una zona roja. Dos meses después de todo aquello, la preocupación por el Covid-19 es distinta con la mejora de los datos. Pero ante la posibilidad de una nueva ola de contagios causada por el desconfinamiento, hay quien piensa que podría ocurrir en el sur del país.

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