"Es la mayor amenaza que afronta el país desde hace décadas". Boris Jonhson, primer ministro británico, impuso un tono grave en su intervención televisada de este lunes, en la que instó a la ciudadanía a hacer un "gran esfuerzo" para encarar un problema, la epidemia de coronavirus, que de otra manera "no podría parar ningún sistema sanitario del mundo". Y por ello, ha decretado que los británicos deben quedarse en casa desde la noche de este lunes para guardar cuarentena y evitar la propagación de la enfermedad.

Johnson recula respecto a la inacción de los primeros días de la pandemia en Reino Unido y opta por confinar a la población en términos parecidos a los que ya se aplican en España o Italia. "La población", explicó el político, "solo tendrá permiso para comprar productos básicos, para urgencias médicas, para trabajar donde sea necesario si no se puede optar por el teletrabajo". Además, y a diferencia de España, por ejemplo, sí se permite "hacer ejercicio solo o acompañado de miembros de la familia".

Además, para lograr el cumplimiento de esta decisión, también ha anunciado que las fuerzas de seguridad impondrán sanciones a quienes incumplan estas medidas

Apelación individual a cada ciudadano

El jefe del Ejecutivo británico reconoció que el camino que le queda por delante a sus compatriotas "es duro", al tiempo que reiteró sus polémicas declaraciones de hace días al mantener que "sigue siendo cierto que, tristemente, se perderán muchas vidas".

Para evitar que se dispare el número de afectados y de víctimas, Johnson explicó a sus ciudadanos que "cada uno de nosotros está directamente llamado a luchar contra el coronavirus", empezando por este confinamiento que pretende evitar que el Covid-19 se extienda más, sobre todo entre miembros de una misma familia.

Cada uno de nosotros está directamente llamado a luchar contra el coronavirus

Estas medidas decretadas y anunciadas en la noche de este lunes tienen una fecha en el horizonte para su revisión: tres semanas. Es el plazo que Boris Johnson se marca para estudiar la evolución del virus en territorio británico y "relajar las medidas si hay evidencias" de que son efectivas.

Londres explica que, "sin un enorme esfuerzo nacional para detener el avance de este virus, llegaría una situación a la que ningún sistema sanitario del mundo podría hacer frente. Porque no habría suficientes respiradores, camas de cuidados intensivos, médicos, ni enfermeras", afirmó Johnson. "Como hemos visto en otros lugares, en países que también cuentan con fantásticos sistemas sanitarios, ese es el momento realmente peligroso", agregó.

Reacción tras la inacción

Estas medidas tomadas por el Gobierno británico suponen un cambio de timón respecto a la inacción promocionada por el mismo Ejecutivo desde que se conocieron los primeros casos en Reino Unido. En aquellos momentos, el propio Johnson explicó que, asumiendo que buena parte de la población acabara contagiándose, la idea era no hacer nada especial para prevenirlo bajo el argumento de generar una suerte de "inmunidad colectiva".

Fue entonces cuando reconoció que esta filosofía le costaría la vida a mucha gente mayor, por lo que fue duramente criticado dentro y fuera del país. Solo en los últimos días, a medida que iban aumentado los casos, se fueron tomando medidas más restrictivas que culminan con este confinamiento que equipara a Reino Unido con lo que viven España, Italia y varios países europeos.

El endurecimiento de las medidas en el Reino Unido se ha llevado a cabo después de que este lunes se detectaran 967 nuevos casos de COVID-19 en el país y los muertos se elevaran a 335, 54 más que el día anterior.