El tablero político en Irlanda ha cambiado. El hartazgo general con el bipartidismo ha aupado al Sinn Fein, el partido que llegó a ser el brazo político del IRA, a convertirse en primera fuerza política del país, aunque se vería obligado a buscar alianzas con los dos grandes partidos, el Fine Gael y el Fianna Fáil, para poder formar un gobierno. 

A falta de unas horas para que finalice el recuento de los comicios celebrados este sábado, los nacionalistas de izquierdas habrían obtenido, de momento, 29 de los 160 escaños en juego en la Cámara Baja de Dublín (Dáil). Al Sinn Féin le sigue con 16 escaños el partido centrista Fianna Fáil (FF), líder de la oposición en la pasada legislatura con Micheál Martin, y con 14 el gobernante Fine Gael (FG) del primer ministro, el democristiano Leo Varadkar

El complejo sistema de transferencia de votos entre aspirantes - procedentes de segundas y posteriores opciones expresadas en la papeleta - beneficia más al Fine Gael y el Fianna Fáil que al Sinn Féin, que presentó menos candidatos que sus dos grandes rivales.

Es cierto que el partido presidido durante años por Gerry Adams arrastra su lastimoso pasado relacionado con Ejército Republicano Irlandés y con la lucha armada. Por esto, este partido ha sido excluido sistemáticamente de los pactos y coaliciones para formar Gobierno. Cabe recordar que en la década de los 80, los portavoces del Sinn Féin eran vetados en las cadenas de radio y televisión irlandesas o británicas. 

Tras el Acuerdo de Viernes Santo en 1998 y la consiguiente desaparición del IRA permitieron al Sinn Fein formar parte de la vida política y entrar en el gobierno intercomunitario en el Ulster. Esta nueva fase fue el inicio de un lento crecimiento en el resto de la República.

Los resultados que van desvelando estos comicios han cambiado las reglas del juego que han prevalecido durante casi un siglo en Irlanda. Además, Lou McDonald, que sustituyó en 2018 a Gerry Adams, representa a una generación sin vínculos con el IRA. 

En este contexto, las encuestas estiman que el FF de Martin podría obtener 41 escaños, por 39 del FG y 36 del Sinn Féin (tenía 22), lejos todos ellos de la mayoría absoluta, lo que les obligará a buscar apoyos entre los partidos minoritarios e independientes.

Martin y Varadkar ya han reconocido en numerosas ocasiones que no pactarán con los republicanos debido a su pasado violento y a sus políticas económicas que califican de populistas y radicales, mientras que McDonald ya ha iniciado contactos con otras formaciones para explorar opciones de gobierno. La líder nacionalista busca un Ejecutivo progresista y, aunque no lo descarta, alejado de los apoyos de FG o FF. 

"Un Gobierno para el pueblo"

"Quiero tener un Gobierno para el pueblo. Lo ideal sería un Gobierno en el que no estén ni Fine Gael ni Fianna Fáil. He empezado a contactar con los otros partidos para explorar durante los próximos días nuestras posibilidades", expuso la líder del Sinn Féin. 

Con la paz encarrilada en Irlanda, el Sinn Fein se ha conseguido conquistar el apoyo de los más jóvenes y de aquellos a los que la recuperación económica ha dejado atrás. McDonald ha sabido movilizar a los afectados por las desigualdades que han creado nueve años de gobierno del democristiano Fine Gael (FG) y de su primer ministro, Leo Varadkar, quien llegaba a estos comicios con el viento de cara, pues la economía nacional crece al ritmo más alto de Europa y roza el pleno empleo.

A pesar de estos datos, la desigualdades en Irlanda han aumentado considerablemente, así como el precio de la vivienda, mientras los servicios públicos se han devaluado. 

"Obviamente, estas elecciones han sido las del cambio. El Sinn Féin ha logrado convencer a la gente, a mucha, mucha gente, de que somos la alternativa, el vehículo para lograr el cambio", celebró la líder progresista. . 

En caso de llegar al poder, McDonald se ha fijado como objetivos recuperar los servicios públicos, contener el precio de los alquileres y convencer al Gobierno de Boris Johnson para que acepte la petición de celebrar un referéndum sobre la reunificación de Irlanda, una aspiración histórica de los republicanos.

El 'brexit' ha renovado los esfuerzos del Sinn Fein al respecto, después de que la mayoría del electorado de Irlanda del Norte, donde es el segundo partido regional, votó en contra de ese divorcio en el referéndum de 2016.

A una parte del electorado irlandés tampoco le ha gustado la "política del miedo" llevada a cabo por Varakar durante la campaña del 'brexit', en la que se presentó como el único partido con experiencia para lidiar con la siguiente fase de esta separación, cuando Londres y Bruselas negociarán su futura relación comercial. 

A lo largo de este martes quedará más nítida la fotografía de estos comicios generales, aunque es previsible que se demore unos días más en el caso de que haya impugnaciones o se piden revisiones. La gobernabilidad del país quedará algunos días más en el aire pero los resultados arrojan un titular claro: cualquier pacto deberá contar con el Sinn Fein.