"Ooordeeer!". Este es el grito más famoso del speaker más conocido que ha presidido el Parlamento británico. Sí, estoy hablando del carismático John Bercow. Después de diez años de servicio público llamando al orden y 20 años como diputado tory en la Cámara de los Comunes, el speaker se retiró este miércoles visiblemente emocionado y elogiado por todas bancadas.

Con la voz quebrada y alguna lágrima, Bercow agradeció el trabajo realizado durante todos estos años a su equipo. También quiso dedicar unas palabras a su esposa y a sus tres hijos, que se encontraban en una galería dedicada al público en la Cámara de los Comunes, por su “apoyo, estoicismo y fortaleza en las buenas y en las malas”. El propio Bercow manifestó que a partir de ahora su deseo es pasar más tiempo con su familia, a los que ya había prometido que esta sería su última legislatura.

Bercow, que siempre ha defendido los derechos de los diputados, ha sido capaz de parar los pies, primero a Theresa May, y después al actual primer ministro, Boris Johnson, que han pretendido tomar atajos y burlar el escrutinio del Parlamento en varias ocasiones.

Una de sus últimas decisiones que más furias despertó en la Cámara fue la aprobación contrarreloj de la ley 'Benn', que obligó al primer ministro a pedir una nueva extensión del brexit a la Unión Europea hasta el 31 de enero de 2020. Meses antes había impedido que el acuerdo de divorcio de Theresa May se votara por cuarta vez. 

A lo largo de esta década, el 157º Presidente de la Cámara de los Comunes ha tenido entre sus objetivos implementar un cambio en uno de los parlamentos más antiguos del mundo y donde siguen vigentes tradiciones que se implantaron siglos atrás. Entre otras cosas consiguió eliminar la tradición de que el speaker use pelucas durante las sesiones, así como su equipo. Aunque, a día de hoy, se sigue realizando la procesión diaria, por los pasillos de la Cámara de los Comunes, que se desarrolla momentos antes de que se abra la agenda y que se lleva repitiendo desde hace más de 500 años.

También impulsó políticas de igualdad de género de género y a favor de la comunidad LGBTI. Asimismo, acercó el Parlamento y la política a las nuevas generaciones, visitando colegios y universidades para explicarles a los más jóvenes cómo funciona el sistema político del Reino Unido.

En la última sesión del Parlamento, Johnson, uno de los principales críticos de Bercow, le dedicó unas palabras en agradecimiento a su trabajo, aunque durante su alegato llegó a comparar al speaker con una "máquina lanza pelotas" de tenis y un "árbitro que traspasa sus funciones".

Apasionado del tenis

Esta mención es un guiño a una de las pasiones del speaker: el tenis. John Bercow, que nació en Middlesex (Londres) en el año 1963, durante su infancia fue un jugador de tenis junior de alto nivel en Gran Bretaña hasta que un problema de asma arruinó sus esperanzas de alcanzar una carrera profesional, aunque sigue practicando este deporte y suele hacer pareja de dobles con el ex primer ministro, David Cameron.

Bercow participó durante un tiempo en un programa de radio de la BBC llamado Today Programme. Durante su colaboración consiguió entrevistar a su héroe personal: Roger Federer. Este fanático del tenis se ha declarado en varias ocasiones fan incondicional del suizo a quien gritó, tras un partido en el torneo de Wimbledon, "todos te amamos".

Bercow durante un partido en el torneo de Wimbledom.

No todo son buenas palabras para el speaker, según la prensa del Reino Unido sobre Bercow pesan graves acusaciones como su mal comportamiento y sospechas de acoso y hostigamiento en en el Palacio de Westminster. Además, ha sido muy criticado por sus gastos excesivos como residente exclusivo del Parlamento, ya que su residencia privada está ubicada justo en el icónico reloj Big Ben. Algunos tabloides londinenses apuntan que en 2011 se gastó 31.000 libras de los contribuyentes en una reforma de su apartamento.

Bercow tendrá que despedirse pronto de su casa a orillas del Támesis ya que en las próximas semanas está previsto que se conozca a su sucesor, tras una votación privada en el Parlamento. En los pasillos de Westminster hace días que se hacen quinielas sobre el nombre que ocupará el sillón de presidente y tendrá que poner orden en la incertidumbre del futuro del Reino Unido que tiene unas elecciones cruciales el próximo 12 de diciembre. 

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