Rusia y Turquía acordaron este martes la creación de una "zona de seguridad" de 30 kilómetros de ancho por 480 de largo en el noreste de Siria, en vigor desde la madrugada de este miércoles. Policías militares de ambos países se encargan de liberar esa franja de grupos kurdosirios, tal como figura en el memorando de diez puntos suscrito por los presidentes Vladimir Putin y Recep Tayyip Erdogan en el balneario ruso de Sochi, en el mar negro.

Las milicias kurdosirias tendrán que retirarse a 30 kilómetros desde la frontera turco-siria y toda la operación "debe finalizar en 150 horas", de acuerdo con el texto conjunto. "Todos los terroristas de las Unidades de Protección Popular (YPG) serán llevados fuera de la zona", precisó Erdogan en su comparecencia con Putin.

El acuerdo recalca que en este contexto se mantiene el statu quo en la actual zona de la operación militar turca contra las milicias kurdosirias entre Tal Abiad y Ras al Ain en una profundidad de 32 kilómetros. Erdogan sostuvo que mediante este acuerdo, Rusia y Turquía empiezan "un nuevo periodo" en sus esfuerzos por conseguir una solución pacífica al conflicto sirio.

775 milicianos kurdos neutralizados

Putin a su vez dijo que el acuerdo -alcanzado tras casi siete horas de negociaciones- "es muy importante y ayudará a resolver la muy tensa situación que vemos actualmente en la frontera turca".

Los dos líderes alcanzaron este acuerdo pocas horas antes de que expirara el alto el fuego temporal pactado entre Ankara y Washington el pasado jueves para permitir a las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una alianza liderada por kurdos, retirarse de la zona fronteriza.

Según Erdogan, las Fuerzas Armadas turcas dominan unos 2.200 kilómetros cuadrados en la zona en liza, y desde el inicio de la ofensiva militar turca por tierra y aire el pasado día 9, las fuerzas turcas han dejado fuera de combate -matado, herido o capturado- a 775 supuestos milicianos kurdos.

La operación, apodada 'Fuente de paz', fue lanzada después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenara la retirada de las tropas de su país de la región.

Al Asad visita Idlib

El presidente sirio, Bachar al Asad, visitó este martes el frente de batalla en las cercanías de la norteña provincia de Idlib, último feudo rebelde del país, mientras las tropas del Ejército continuaban su despliegue en zonas kurdas ante el final de la tregua.

Al Asad se dejó ver este martes cerca del frente de batalla en el bastión insurgente de Idlib (noroeste), adonde no acudía desde el estallido del conflicto armado en Siria en 2011 y donde las fuerzas gubernamentales luchan desde el pasado abril y han recuperado parte de la región controlada por los opositores.

Según la presidencia siria, que ha difundido imágenes del gobernante en el pueblo de Al Habit, en el sur de Idlib, Al Asad insistió en su deseo de retomar "cada centímetro" del territorio sirio y llamó "ladrón" a Erdogan.

176.000 desplazados

La violencia no se ha detenido en las pasadas 120 horas de tregua, sobre todo por parte de las facciones rebeldes sirias aliadas de Ankara, y según la Media Luna Roja Kurda -ONG local no federada- se han producido 21 bajas civiles y 27 heridos.

Desde el comienzo de la actual campaña militar turca en el norte de Siria, unas 176.000 personas se han visto desplazadas de sus hogares, según los últimos datos de la Oficina de Coordinación Humanitaria de la ONU (OCHA) en Siria.

En un comunicado, el coordinador humanitario de la ONU para Siria, Imran Riza, que ha visitado recientemente el noreste del país, aseguró haber visto a "familias que han sido desplazadas en numerosas ocasiones de un lugar a otro" y "muchos han llegado a los refugios colectivos sin pertenencias personales".

Asimismo, instó a las partes a "asegurar un ambiente para poder continuar" el trabajo humanitario en un terreno en el que numerosas ONG internacionales han suspendido sus actividades por la volatilidad de la situación en la región.

El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, Unicef, cifró este martes en 80.000 a los niños que se han visto desplazados desde el estallido de la violencia y, de ellos, unos 2.000 han huido hacia la región del Kurdistán iraquí, fronteriza con las áreas kurdas del noreste de Siria.

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