El tiempo se acaba para Reino Unido sin que se sepa todavía qué va a ocurrir con su salida de la Unión Europea. Boris Johnson está dispuesto a hacer un brexit a las bravas el próximo 31 de octubre y se niega a solicitar una nueva prórroga a la UE, a pesar de que el Parlamento ha tramitado una ley que le obliga a hacerlo.

Según esa legislación, el jefe de Gobierno deberá remitir una carta a Bruselas como máximo el próximo 19 de octubre pidiendo una extensión del plazo de salida del bloque comunitario si no ha alcanzado para entonces un acuerdo con los socios europeos restantes.

Sin embargo, Johnson ha asegurado que preferiría estar "muerto en una zanja" antes que dar ese paso. Entonces, ¿qué opciones le quedan para lograr su objetivo y abandonar la comunidad europea el próximo 31 de octubre?

Ratificar un acuerdo

El mandatario británico sostiene que su principal objetivo es llegar a un nuevo acuerdo con Bruselas en la cumbre comunitaria del próximo 17 de octubre, dos días antes del límite para pedir una prórroga que le impone la ley. Esta vía es por el momento improbable ya que la UE no está dispuesta a aceptar la principal petición de Johnson: retirar del pacto al que llegó Theresa May la cláusula de la salvaguarda irlandesa que evitaría una frontera en Irlanda del Norte.

En caso de no conseguir un nuevo pacto, el primer ministro también podría volver a presentar el acuerdo al que llegó Theresa May, y que ha sido rechazado tres veces por el Parlamento. En este sentido, el diputado laborista Stephen Kinnock lidera un grupo de diputados de la oposición, elegidos por circunscripciones favorables al brexit, que se han mostrado dispuestos a votar ahora a favor de ese antiguo acuerdo a fin de evitar un brexit duro, pero esquivar también un nuevo retraso.

Revocar la ley con una nueva mayoría

Johnson está en minoría en la Cámara de los Comunes, pero es el favorito en las encuestas para ganar unos comicios. Si los logra convocar y recupera la mayoría parlamentaria, puede intentar revocar la ley contra un brexit duro que le obliga a pedir una prórroga.

La oposición, sin embargo, ha bloqueado en dos ocasiones sus intentos de sacar las urnas -la primera vez fue la semana pasada y la segunda este mismo lunes- ya que para lograrlo necesita el respaldo de dos tercios de la Cámara. 

Hay otros métodos para lograr un adelanto electoral, pero también acarrean complicaciones para Johnson.

Puede tratar de aprobar una modificación de la ley electoral que le permita llamar a las urnas con una mayoría simple. La oposición, sin embargo, podría agregar enmiendas a esa legislación, que probablemente resultarían aprobadas, agregando condiciones imprevistas al Gobierno.

Por último, se ha barajado la posibilidad de que Johnson presente una moción de censura contra su propio Ejecutivo. Si el Parlamento votara en su contra, se convocarían automáticamente unas elecciones tras catorce días. Con todo, durante ese periodo la oposición tendría la posibilidad de formar un Gobierno alternativo y desalojar al líder conservador de Downing Street.

Pero cualquier intento por adelantar los comicios tendrán que esperar hasta el 14 de octubre, ya que el Gobierno ha ordenado la clausura del Parlamento hasta esa fecha a partir de este lunes.

Enviar una segunda carta

El equipo de Johnson ha valorado la posibilidad de cumplir con la obligación de enviar la carta solicitando la extensión, pero acompañarla al mismo tiempo con un segundo escrito en el que demandaría a Bruselas que ignore la petición.

El jefe de Gobierno sabotearía de ese modo la legislación aprobada por el Parlamento, aunque según algunos expertos esa acción también sería susceptible de ser llevada ante la Justicia. El exjuez del Tribunal Supremo de Reino Unido, Jonathan Sumption, ha sostenido que esa estrategia equivaldría a "sencillamente, incumplir la ley".

Ignorar la ley

El primer ministro puede desoír el mandato legal para solicitar una extensión y tratar de que se agote el plazo para que el Reino Unido abandone automáticamente la UE, el 31 de octubre. En ese caso, los tribunales podrían llegar a ordenar a otra persona del Gobierno, como un alto funcionario, que remita a Bruselas la carta que exige la legislación.

El exfiscal Ken Macdonald ha señalado que Johnson podría ser hallado culpable de desacato si se niega a remitir la misiva por orden de un juez, lo que puede acarrear una pena de prisión.

Dimitir

Johnson piensa que una parte importante de sus votantes desean que se materialice cuanto antes el brexit, con o sin acuerdo, y no le perdonarían que solicite una nueva extensión.

Para evitar dañar su imagen, podría presentar su dimisión y dejar que sea el líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, quien firme la carta dirigida a Bruselas. Johnson calcula que esa acción podría también pasarle factura a Corbyn en unas futuras elecciones.

Pedir ayuda a otro país

Esta posibilidad fue planteado por primera vez por el Tory Brexiter Daniel Kawczynski antes de la prórroga concedida a Theresa May. Dijo que se había acercado al gobierno de Polonia, donde nació, para bloquear la idea, ya que una extensión necesita un acuerdo unánime de los 27 de la UE. Sin embargo, no sucedió, y parece poco probable que sea diferente esta vez.

Si bien es posible que la UE en su conjunto pueda bloquear una extensión, sería una gran demanda incluso para un estado miembro relativamente inconformista como Hungría, dañar las relaciones con los otros 26 miembros, especialmente Irlanda, al forzar un brexit sin acuerdo, y todo como un favor para un gobierno del Reino Unido que podría estar fuera del poder unas semanas después.

No obstante, el ministro de Exteriores francés, Jean-Yves Le Drian, se mostró el pasado domingo contrario a conceder un nuevo aplazamiento del brexit y afirmó que las autoridades británicas deben aclarar lo que pretenden hacer. Le Drian insistió en que "los británicos deben asumir su situación" porque están "en un callejón" ya que "ahora en el Parlamento británico no hay mayoría para nada", ni para un brexit sin acuerdo ni para la convocatoria de elecciones.

Además, Francia no es el único que sostiene esta idea, Bélgica y España se encuentran entre los países más reticentes a conceder otra prórroga porque consideran que la UE ya está preparada para hacer frente a un brexit sin acuerdo y quieren acabar de una vez con la incertidumbre. Otros como Alemania creen prioritario que se lleve a cabo un brexit ordenado, aunque para lograrlo haya retrasos.

La incertidumbre continuará hasta mediados de octubre cuando se reinicie la actividad parlamentaria en Reino Unido, se celebre la reunión con la Unión Europea y se clarifiquen las opciones de Boris Johonson para consumar finalmente su tan deseado brexit.

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