La ciudad china de Hong Kong se ha movilizado los últimos días como no lo hacía desde 1997, cuando la ciudad consiguió la cesión de la autonomía de Reino Unido para convertirse en un área semi-independiente de China. Se conformaba así la Región Administrativa Especial de Hong Kong.

Superando los números de las manifestaciones de hace 22 años, la ciudad se ha echado a la calle para protestar por el nuevo proyecto de ley de extradición. Esta nueva norma, que está intentando ser aprobada por el órgano legislativo hongkonés, ha desatado el enfado y la ira de cientos de miles de personas.

Las protestas comenzaron el pasado domingo 9 de junio. Aunque las cifras policiales solo alcanzaban las 240.000 personas, los organizadores de las movilizaciones dieron datos que sobrepasaban el millón de personas.

Más de 100 comercios cerraron para permitir a sus empleados unirse a las manifestaciones y casi 4.000 profesores se unieron a la huelga. La manifestación cortó las principales avenidas de la ciudad y rodeó el Parlamento.

La manifestación en Hong Kong el pasado martes. Reuters

Las protestas se siguen alargando durante esta semana, provocando que la segunda lectura del proyecto de ley se haya retrasado hasta dos veces durante dos días consecutivos. 

Las multitudinarias manifestaciones se han saldado, de momento, con gases lacrimógenos y pelotas de goma que han dejado 72 heridos, dos de ellos de gravedad. "El gobierno está en contra de la voluntad de la gente y continúa tramitando la ley", protestaba el martes el portavoz del Partido Demócrata, Lam Cheuk-ting.

¿Hong Kong es China?

Entonces, ¿Hong Kong pertenece a China? Sí, pero con ciertas condiciones. La región pertenece al país desde 1997, cuando fue liberada del colonialismo británico al que estaba sometida desde 1841.

Hace 22 años adquirió el estatus de Región Administrativa Especial, con ciertas diferencias y autonomía del régimen chino: Internet abierto, burocracia y juzgados propios y medios de comunicación libres.

Pero este sistema no es para siempre, pues caduca en 2047, 50 años después de su implantación. No está claro qué ocurrirá entonces con el famoso lema de 'Un país, dos sistemas'.

Qué propone la nueva ley

El todavía proyecto de ley que ha propuesto el órgano legislativo hongkonés propone que la nueva ley autorice las solicitudes de extradición a China, Taiwán y Macao de criminales detenidos por delitos como homicidios y violaciones.

Esta iniciativa por parte del gobierno de Hong Kong ha surgido a raíz de la imposibilidad de extraditar a Taiwán a un joven de 19 años que asesinó a su novia de 20 el pasado verano. El joven ha huido a la ciudad, donde no existen acuerdos con Taiwán para este tipo de extradiciones.

Policías disparan durante las manifestaciones. Reuters

Los promotores de la ley han aclarado que la última decisión sobre la extradición la tendrán los propios tribunales que juzguen cada caso, de manera individual, por lo que no se adoptará esta medida por defecto.

Además, algunos delitos han sido retirados de la lista de 'extraditables', como los delitos religiosos, políticos o económicos, como la evasión de impuestos, configurándose un total de 37 delitos los sometidos a la posible extradición. El gobierno también ha aclarado que solo se podrá extraditar a personas cuyos delitos superen los siete años de cárcel.

Qué dicen los detractores

Los -no pocos- detractores de la nueva ley de extradición a China han señalado que esta nueva norma pondría en jaque la seguridad ciudadana y el sistema legal de Hong Kong, además de su autonomía, asegurando que la aprobación de la ley podría derivar en detenciones arbitrarias, torturas en China continental y juicios sesgados.

"Nadie estaría a salvo, incluyendo activistas, abogados de los derechos humanos y trabajadores sociales", dice preocupada Sophie Richardson, de Human Rights Watch.  Y a pesar de que desde el gobierno se asegura que "la ley no procede de allí" -del gobierno central chino-, muchos activistas creen que sí.

Pero el rechazo a la nueva ley no ha llegado solo de Hong Kong, pues tanto la Unión Europea, Canadá o Estados Unidos han mostrado preocupación por la norma.

Incluso la primera ministra británica Theresa May ha condenado la ley pidiendo a Hong Kong que "pare y reflexione" y "escuche las preocupaciones de sus ciudadanos y de la comunidad internacional".