El primer ministro indio, Narendra Modi, líder del BJP (traducido como Partido Popular indio) ha ganado las elecciones generales con más de un 60% de los votos, imponiéndose a sus rivales de izquierda: Akhilesh Yadav (del SP) y Rahul Gandhi (del CNI). Así se revalidan las políticas de corte nacionalista y autoritario que Modi ha aplicado en los últimos cinco años. 

La oposición ya ha felicitado a Modi y ha aceptado la derrota. "Había dicho durante la campaña que la gente son los verdaderos mandatarios, han ordenado y decidido en favor del BJP. Felicito a Modi y al BJP", ha declarado Rahul Ganhi. 

Por su parte, Modi ha celebrado la victoria afirmando que "la India vuelve a ganar". "Juntos crecemos, juntos prosperamos, juntos construiremos una India fuerte y abierta", ha escrito a través de Twitter. Su partido ocupará 293 de los 542 escaños que conforman el Parlamento (Lok Sabha), 11 más que en las elecciones pasadas del 2014. 

Discurso antimusulmán

Sin embargo, la reelección de Modi no supone una gran alegría para las minorías religiosas, principalmente la musulmana, que representa al 14% de la población. En los últimos tiempos, el Gobierno del BJP ha promovido un discurso nacionalista basado en el miedo hacia las minorías, lo que ha provocado actos violentos por parte de algunos grupos extremistas hindúes y han dejado 44 víctimas mortales -36 de ellas musulmanas- entre 2015 y 2018, según la ONG Human Rights Watch.

Esta corriente de pensamiento se llama hindutva, un término que hace referencia a la supremacía hindú y, según Zoya Hasan, catedrática emérita de la Universidad Jawaharlal Nehru (JNU, en sus siglas inglesas) y exmiembro de la Comisión Nacional de Minorías, "amenaza a la nación entera y enfatiza las diferencias entre comunidades", tal y como explica al diario El País.

Un ejemplo del hindutva es su objetivo de construir un templo hindú sobre los restos de una mezquita destruida por hindúes en 1992 llamada Ayodhya, y en cuya caída murieron 2.000 personas. Ese territorio siempre ha suscitado tensión, ya que dicha mezquita, también se asentó en el siglo XVI en una zona previamente asociada al hinduismo. 

Muchos pensaban que Modi iba a tener difícil ganar, pero el ataque de Pakistán, su eterno enemigo y que ha mostrado su fuerza tras conocer los resultados a través de una prueba de un misil, poco antes de las elecciones y en el que murieron 60 personas, le vino como un guante para fomentar sus alegatos contra los musulmanes. 

Logros y temas pendientes 

Como cualquier populismo, el primer ministro oculta a través del odio y el miedo problemas que no ha sido capaz de solventar en este primer lustro de mandato como el aumento de más de un 50% de la deuda del país, según informa ABC.

También arrastra los problemas medioambientales de uno de los países más contaminados del mundo. Además de pulirse el dinero dedicado a estas medidas, también ha permitido a las empresas que sean ellas mismas las que informen al Gobierno sobre sus emisiones. 

Asimismo, ha intentado frenar la extrema pobreza que asola a la India, aunque todavía continúa siendo un tema pendiente. Por otra parte, uno de los principales logros del primer ministro ha sido la agilización de la tediosa burocracia india, el aumento de la inversión extranjera y la ampliación de la cobertura sanitaria. 

Modi tiene otros cinco años para desarrollar políticas que permitan a la India avanzar con una población cada vez más polarizada y que tiene que hacer frente a grandes retos de igualdad y bienestar social.