San Diego

Edward Gallagher es un jefe de operaciones de las fuerzas especiales de la Armada de los Estados Unidos, lo que se conoce como un Navy Seal. Su aspecto físico es el del militar estadounidense prototípico, curtido en contiendas bélicas desde que inició su carrera en 1999.

Cuenta con varios galardones por sus hazañas en Irak y Afganistán, entre ellas con alguna de las más altas distinciones del cuerpo. Pero a sus 39 años no ha saltado a la fama por sus logros en el campo de batalla, sino por una contienda de tipo judicial. 

Este norteamericano, esposo y padre de tres hijos, se enfrenta a un juicio acusado de crímenes de guerra, entre los que figuran presuntamente haber asesinato a sangre fría a un adolescente terrorista detenido, la muerte de varios civiles, obstrucción a la justicia, o fotografiarse con el cadáver de una víctima. El país está dividido.

Para los más conservadores, numerosos republicanos y la audiencia de la cadena conservadora Fox, es un héroe injustamente tratado; para otros, un peligroso desequilibrado. Su caso va camino de convertirse en arma arrojadiza para las próximas elecciones de 2020, como en 2016 ocurrió con la historia de otros militares. De hecho, Donald Trump ya ha intercedido por él. 

Su historia empieza en mayo de 2017. Este soldado, natural de Indiana, estaba destinado a las inmediaciones de Mosul, donde combatía contra el Estado Islámico (ISIS) junto a las tropas iraquíes para recuperar la capital. Allí capturaron a un adolescente herido que luchaba con el ISIS y que aparentaba tener unos 15 años.

Foto con el cadáver

Según el testimonio de los denunciantes, mientras un médico atendía al arrestado, Gallagher se aproximó y sin decir una palabra y apuñaló al prisionero en el cuello y el costado varias veces. Luego se fotografió con el cadáver sosteniendo el cuchillo, la cabeza del joven, y la bandera estadounidense de fondo. 

Los que denunciaron estos hechos fueron varios miembros de su propio pelotón, que aseguraban estar sorprendidos por el comportamiento de su superior. Según su relato, su preocupación era tal que incluso manipularon su rifle para hacerlo menos preciso a fin de que no acertara a la primera a sus objetivos, que en muchos casos eran civiles.

“Dijeron que pasaron más tiempo protegiendo a los civiles que luchando contra el Estado Islámico”, dijo el agente especial Joe Warpinski del Servicio de Investigación Criminal al tribunal militar en una vista preliminar el pasado noviembre, según recoge el New York Times.

Estos soldados intentaron denunciar los hechos varias veces, pero se enfrentaron a las amenazas ante posibles represalias. Finalmente lograron llevar el caso a sus superiores, dando comienzo a una investigación oficial. 

Tras meses de pesquisas, en septiembre de 2018 Gallagher fue arrestado y recluido a la espera de juicio en un centro de internamiento situado en San Diego, California. Se le acusó de matar al prisionero herido adolescente, de tirotear a una niña y un anciano, de disparar una ametralladora en una zona residencial, de fotografiarse con el cadáver, de amenazar a los compañeros que lo denunciaron y de obstrucción a la justicia, entre otros cargos. Él se declaró inocente de todos y su defensa, en noviembre, aseguró que otros miembros de su pelotón negarían esos hechos. 

El castigo por los cargos de asesinato premeditado, intento de asesinato y obstrucción de la justicia podrían llevarle a pasarse el resto de su vida en prisión, si es declarado culpable. El caso debe juzgarse el próximo 28 de mayo por un tribunal militar en la base de San Diego. Sin embargo, el juicio paralelo se libra ahora en los medios de comunicación. 

Mientras van trascendiendo los detalles de los supuestos crímenes del Navy Seal, su esposa Andrea Gallagher y su hermano menor, Sean, se han convertido en estrellas mediáticas gracias a sus apariciones en la cadena televisiva conservadora Fox News. Desde esta plataforma, vienen haciendo presión para defender que este veterano militar es un héroe y que todo es un montaje por parte de unos subordinados ‘millenials’ que no llevaron bien que un jefe de operaciones con experiencia les pusiera en su sitio.

gallagher-interview

“Estos muchachos no tenían idea de lo que empezaron”, dijo Andrea Gallagher a American Military News. “La mentalidad de los ‘millenials’ es culpar de todo de otro”, argumentó la esposa, quien atribuye la denuncia a que estaban molestos con las formas y el liderazgo de Gallagher.

La presión mediática es tal que incluso Trump, seguidor confeso de Fox News, intercedió en favor de Gallagher a finales de marzo. Como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, el presidente ordenó relajar la reclusión del preso, mediante un confinamiento “menos restrictivo” mientras llegaba el juicio. 

Trump es el mando supremo de los Ejércitos de EEUU, por lo que cuenta con capacidad de influencia en el proceso judicial. Según explicó en su cuenta de Twitter, tomó la decisión teniendo en cuenta la hoja de servicio acumulada por el soldado a lo largo de su vida. 

Además, unos 40 congresistas republicanos enviaron una carta abierta exigiendo que Gallagher fuera puesto en libertad hasta el juicio e, incluso, alguno solicitaba directamente que la Casa Blanca desestimara el caso.

El confinamiento menos restrictivo es similar al arresto domiciliario en una base militar. Gallagher puede recibir visitas de familiares inmediatos y de su equipo de defensa legal. Además, tiene acceso a un teléfono para llamar a su familia inmediata y sus abogados, según apunta el Ejército.

Para su mujer, sin embargo, esta medida no es suficiente y entiende que este confinamiento aún es demasiado restrictivo. “Se merece el beneficio de la duda, ser considerado inocente hasta que se demuestre su culpabilidad, y también merece un proceso justo”, señala a Fox News. 

“Nuestra mayor esperanza es que el presidente continúe vigilando lo que está sucediendo aquí. Que podamos seguir siendo una voz para muchas personas en el ejército que han sido tratadas de manera inhumana”, apunta su esposa.

La foto, para liberar tensión

Además de Gallagher hay otros oficiales implicados en este caso. La Fiscalía acusa a un teniente de estar al tanto de las acciones del soldado y no haber atendido las quejas de los denunciantes. 

El caso presenta muchas incógnitas que se irán desvelando en el juicio. Una de ellas es por qué tomó aquella foto con el adolescente si, como Gallagher sostiene, no lo asesinó. Medios como American Military News justifica que “no es infrecuente que los miembros del servicio tengan lo que algunos llaman un sentido del humor negro” que “brinda alivio en una comunidad donde predominan el trastorno por estrés postraumático”.

Este año se cumplirán dos décadas desde que Edward Gallagher se alistó en el Ejército. Durante estos años, ha estado destinado en ocho ocasiones a zonas de combate. Esta primavera tenía planeado retirarse con una pensión vitalicia y el resto de su vida por delante.

El soldado y su mujer.

Ahora se enfrenta a una posible cadena perpetua y al juicio de los estadounidenses. Para buena parte del país, al menos, ya es un héroe. El juez dirá la penúltima palabra. Pero la última la podría tener Trump, comandante en jefe de los Ejércitos. Su decisión estará a las puertas de la campaña de 2020.