Berlín

"¿Te apetece?". La pregunta la lanzan las mujeres que se prostituyen a la salida del metro de la parada de Kurfürstenstrasse de Berlín. A lo largo de la calle, las mujeres se pasean de un lado a otro ligeras de ropa. Algunos abrigos y bolsos están colgados de una valla de plástico temporal situada ahí porque en una parte de la calle hay obras. Este tramo de la Kurfürstenstrasse es una de las zonas más conocidas de Berlín por la visibilidad de la prostitución, una actividad legalizada en Alemania desde 2002.

A unos quinientos metros de esta transitada calle se encuentra el Museo Homosexual de Berlín, una institución cultural alemana que estos días presenta a sus visitantes una muestra sobre la prostitución a través de sus objetos. Prendas de ropa y complementos como los de la valla de la Kurfürstenstrasse aparecen en este centro de exposiciones como elementos clave de la muestra titulada 'Objects of Desire', “Objetos de deseo”.

Isaak Rion es uno de los responsables de la exposición. Él forma parte de la asociación homónima Objects of Desire, que reúne a trabajadores del sexo, antropólogos y artistas. Esta organización, que nació en 2016, está detrás de la exposición berlinesa. En la muestra “contamos historias de la prostitución a través de los objetos del trabajo sexual”, dice Rion a EL ESPAÑOL. “Queremos contar nuestras historias del trabajo sexual a través del trabajo sexual mismo. Queremos hablar de nuestras propias experiencias”, añade este joven que, además de artista, también se dedica al sexo profesionalmente.

Los “objetos de deseo” presentados en el Museo Homosexual de Berlín cuentan historias y momentos de la vida profesional de prostitutas que trabajan en la calle o en burdeles, orientados a Internet o de empleados de la pornografía, entre otros. En el espacio de la muestra hay todo tipo de objetos. Entre los primeros que encuentra el visitante figura un mueble sobre el que descansa un pequeño bolso. Pertenece a una prostituta que ahí siempre lleva preservativos, un spray de pimienta para defenderse y poco más.

Ese bolso está sobre un mueble con cajones. Dentro de uno de los cajones hay una gran mochila negra. Como todos los objetos de la muestra, está acompañada de un mensaje escrito por la persona a la que pertenece. En el caso de la gran mochila negra, la dueña es una dominatrix, una mujer a la que pagan hombres para ser sometidos en prácticas sexuales. Se supone que en esa gran mochila lleva sus aperos para el sexo.

"El trabajo sexual es un trabajo", reza una de las reivindicaciones de la muestra

“Lo que ella nos cuenta es que tiende a ser un poco caótica y lo importante para ella en este bolso es que tiene bolsillos con cremallera a los lados, dónde pone su cartera y cosas que no quiere que caigan delante del cliente cuando trabaja”, cuenta Rion. No lejos de ese gran bolso hay un tocador para ilustrar dónde se maquilla otro de los participantes de la muestra, un hombre transexual que trabaja como mujer. En el tocador hay un desodorante de la serie 'Dark Temptation' de la marca Axe, una firma francesa de productos de aseo para hombres.

La barrita más porno

Otro hombre participante en la muestra del que habla Rion ha elegido exponer una barrita de galleta, praliné y chocolate Duplo, de la marca Ferrero. “Este objeto lo ha puesto de moda un actor porno de máximo nivel. Su sello es que tiene un pene enorme. Es su marca de identidad, por así decirlo. Y Duplo tiene como eslogan publicitario aquí: 'sin duda la barrita de praliné más larga del mundo”, cuenta Rion. Otro objeto expuesto es uno de esos frascos decorativos con forma de bola de nieve. Es un regalo que hizo un prostituto a su madre en fechas navideñas.

La marca duplo juega al doble sentido

Cerca de medio centenar de trabajadores del sexo han participado aportando vivencias y objetos a la exposición berlinesa. La idea central que se pretender transmitir con una visita a 'Objects of Desire' es que la prostitución es “un trabajo, un curro, como otros”, según los términos Rion. “Está hecho para un tipo de gente, no es para todo el mundo. Nosotros no estamos afirmando algo como que éste es el mejor trabajo del mundo. No estamos todos 'super-empoderados'. Pero es un trabajo y tiene historias personales que hay que ver”, matiza Rion. Él se define como “trabajador sexual, artista e integrante de la asociación Objects of Desire”. En la muestra, además, Rion ha hecho labores de comisario y de guía.

Él se muestra crítico con esa corriente del feminismo que se posiciona en contra de medidas como la legalización de la prostitución. Esta medida, en Alemania, se tomó gracias a la coalición de socialdemócratas y ecologistas que liderara en su día el canciller Gerhard Schröder. “Nosotros sabemos más de la prostitución que la gente que habla por ideología que no tiene que ver con lo que pasa sobre el terreno”, sostiene Rion.

La “puta en jefe” explica la nueva ley 

'Objects of Desire' no oculta que, incluso en contextos en los que la prostitución es legal, existen situaciones de gran riesgo para los trabajadores del sector. Por eso, entre las decenas de objetos que conforman la muestra hay un cuchillo. Está enmarcado para recordar la historia de una prostituta que dejó de trabajar después de haber sido agredida por un cliente. “Esta mujer, después de ser atacada, supo que el agresor había atacado a otras trabajadoras. Fue entonces cuando decidió dejar el trabajo”, apunta Rion.

Por otra parte, según se muestra en la exposición, la legalidad de la prostitución también genera unas dificultades administrativas que, según Rion, complican la labor de estos hombres y mujeres dedicados profesionalmente al sexo. Por eso en el Museo Homosexual de Berlín hay una “Oficina para la Prostitución” donde “la puta en jefe explica la ley alemana”, dice Rion. Alude a una instalación artística situada entre los objetos de la muestra donde, a través de una pantalla, una mujer explica la ley sobre la prostitución en Alemania.

Uno de los objetos que forma parte de la muestra 'Objetos de deseo'

La normativa sufrió en 2017 una modificación a manos de la gran coalición que dirige la canciller Angela Merkel, haciéndola más restrictiva que la versión original. En su nueva forma, la ley establece la necesidad de registrarse para desempeñar la prostitución. Pero la aplicación de esa ley, en ciudades como Berlín, “ha sido un gran caos”, pues “registrarse era algo que no se podía hacer con normalidad”, subraya Rion.

“La administración no sabía qué pasaba con los datos que se daban a las autoridades. Había varios sectores de la administración que se solapaban. Ha habido incluso que registrar ante las autoridades el deseo de querer registrarse como prostituta”, abunda el miembro del equipo responsable de la muestra del Museo Homosexual de Berlín.

Entre los trabajadores del sexo, la normativa actual se ha convertido en un “nuevo problema” para un trabajo “estigmatizado”, según los términos de quienes desempeñan la prostitución en Berlín. 'Objects of Desire' es, según reconocen sus responsables, una “intervención” a favor de los trabajadores del sexo.

La muestra debería servir para normalizar la prostitución. Está por ver si Rion y compañía tienen éxito. Sea como fuere, los organizadores de la muestra van a seguir archivando los objetos del trabajo sexual que cuenten, desde dentro, las historias de los profesionales del sexo.