Un niño inmigrante de ocho años, originario de Guatemala, ha muerto este martes en un hospital del estado de Nuevo México (EE.UU.) por causas que aún se desconocen y después de haber sido detenido por cruzar ilegalmente la frontera con México, informó la policía fronteriza estadounidense.

Fallece otro niño tras cruzar la frontera de México

En un comunicado, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés) informó de que el pequeño murió hoy, día de Navidad, pasada la medianoche en el hospital Gerald Champion Regional, en la ciudad de Alamogordo, que se encuentra en Nuevo México y en el desierto de Chihuahua.

Es el segundo menor que muere este mes bajo custodia de las autoridades estadounidenses.

El pequeño comenzó a mostrar signos de "una posible enfermedad" el lunes 24 de diciembre, día de Nochebuena, y fue trasladado junto a su padre al hospital Gerald Champion Regional.

Una vez allí, los doctores determinaron que el niño sufría un resfriado común; pero, cuando iban a darle de alta, observaron que tenía fiebre y decidieron dejarle otros 90 minutos en observación para, luego, darle de alta con una receta médica para que tomara ibuprofeno y amoxicilina.

Sin embargo, la salud del menor empeoró el día 24 por la noche: comenzó a sentir náuseas y vómitos, de forma que los agentes migratorios lo llevaron de vuelta al hospital Gerald Champion Regional, donde murió poco después de la medianoche, en el día de Navidad.

El Gobierno guatemalteco ha sido notificado de la muerte del menor y mismo exigió a las autoridades de Estados Unidos una investigación "clara" y en "resguardo" del debido proceso sobre las circunstancias que llevaron a la fallecimiento del pequeño, cuyo nombre aún se desconoce.

El Ejecutivo del país centroamericano reaccionó de una manera similar ante la muerte de la niña Jakelin Caal Maquín, de 7 años.

La pequeña falleció el 8 de diciembre en un hospital infantil de El Paso (Texas) después de haber cruzado ilegalmente la frontera con México junto a su padre y dentro de un gran grupo de inmigrantes, que trató de ingresar a EE.UU. a través de una zona desértica de Nuevo México.

A pesar de que estaba bajo su custodia, el Gobierno estadounidense negó cualquier responsabilidad por la muerte de la menor; quien, de acuerdo al hospital de El Paso, murió por deshidratación, fiebre y de choque séptico, aunque todavía se desconocen los resultados de la autopsia.

Entonces, activistas y miembros del Congreso de Estados Unidos criticaron con dureza a las autoridades migratorias, que ocultaron la muerte de la pequeña durante una semana.

En declaraciones a Efe, el director para las Américas de Human Rights Watch (HRW), José Miguel Vivanco, consideró que la muerte de un segundo niño guatemalteco bajo custodia de las autoridades estadounidenses "enciende todas las alarmas sobre las políticas migratorias" del presidente de EE.UU., Donald Trump.

Vivanco pidió entender este suceso como parte de las duras políticas implementadas por Trump: desde la separación de familias inmigrantes en la frontera hasta la restricción al derecho al asilo.

Es necesario, en opinión de Vivanco, una "investigación creíble, seria y confiable" tanto sobre la muerte del pequeño como sobre las condiciones en las que son detenidos los menores migrantes; y consideró que esa responsabilidad podría ser asumida por el nuevo Congreso que será inaugurado en enero.

El 3 de enero, tomarán posesión de sus escaños los legisladores que resultaron elegidos en las elecciones de noviembre y la Cámara de Representantes pasará a manos demócratas, lo que permitirá a ese partido supervisar las políticas migratorias implementadas por el presidente.

El inspector general del Departamento de Seguridad Nacional, que controla la política migratoria y supervisa a la CBP, está investigando la muerte de la pequeña guatemalteca y ha sido notificado del nuevo fallecimiento, por lo que podría iniciar una averiguación interna.

No obstante, Human Rights Watch, la Unión para las Libertades Civiles en América (ACLU) y los legisladores del Caucus Hispano creen que esos procedimientos internos son insuficientes y que el nuevo Congreso debería dar prioridad al tema migratorio e investigar si EE.UU. está protegiendo los derechos de los inmigrantes.

En los últimos años, se ha incrementado la migración a EE.UU. de menores procedentes de El Salvador, Guatemala y Honduras que huyen de la violencia y falta de oportunidades.