Las protestas de los "chalecos amarillos" han reunido este sábado a 125.000 personas en toda Francia, de los cuales 10.000 en París, y las fuerzas del orden llevaron a cabo 1.385 detenciones, anunció el ministro de Interior, Christophe Castaner.

Esa era la cifra de arrestos a las 18.00 hora local va a aumentar todavía puesto que los disturbios continúan en la capital y en otras ciudades, afirmó Castaner en una comparecencia ante la prensa junto al primer ministro, Édouard Philippe, que se felicitó de la acción de la policía.

"Las fuerzas del orden han hecho que se respete la ley", subrayó Philippe, que puso el acento en que ahora es momento para el diálogo que ya empezó él mismo con los "chalecos amarillos" el sábado y que "debe continuar".

Violencia "totalmente inaceptable"

El titular de Interior señaló que durante este cuarto sábado consecutivo de movilizaciones de los "chalecos amarillos" hubo 118 manifestantes heridos, a los que hay que añadir 17 agentes de las fuerzas del orden. Pese a la reducción hoy del nivel de violencia, consideró que esta siguió siendo "totalmente inaceptable" y recordó que el trabajo de las fuerzas de seguridad "no está acabado", por la posibilidad de que los disturbios continúen durante la noche.

Castaner, en cualquier caso, consideró que el cambio de estrategia policial, que hoy fue mucho más de reacción y actuó contra los manifestantes violentos para evitar los destrozos de la semana pasada, "ha dado sus frutos en París".

Día intenso en la capital

Las primeras cargas de la policía contra los "chalecos amarillos" se produjeron muy pronto. Ya desde poco después de las 9.00, hora local se vivieron escenas de tensión entre los manifestantes y los agentes antidisturbios, que les impidieron pasar por la avenida a partir de un determinado punto, en las proximidades del Palacio del Elíseo. Además, las fuerzas del orden contuvieron a los manifestantes con gases lacrimógenos.

Heridos y centenares de detenidos en París

Dos acciones que ponen en evidencia las consignas de reactividad que han recibido las fuerzas del orden para gestionar las concentraciones y evitar que degeneren en escenas de guerrilla urbana como las que se vivieron hace una semana. En el marco de esa misma estrategia, los agentes procedieron a realizar numerosas detenciones con carácter preventivo.

Las concentraciones, que según las autoridades reunieron a unas 8.000 personas esta mañana (31.000 en toda Francia), dieron lugar a nuevos incidentes a primera hora de la tarde.

Cuarto sábado de protestas en París. Stephane Mahe Reuters

El principal punto de fricción fueron los grandes bulevares, donde poco después de las 13.00 locales grupos de manifestantes formaron barricadas con material que se llevaron de algunos establecimientos próximos y con mobiliario urbano, antes de prenderle fuego.

Los agentes antidisturbios utilizaron vehículos con mangueras de agua a presión y lanzaron gases lacrimógenos para hacer retroceder a los autores de los altercados. Al mismo tiempo, en la avenida de los Campos Elíseos, algunos "chalecos amarillos" incendiaron papeleras y contenedores, a lo que la policía respondió desplazando a los manifestantes y con algunos arrestos esporádicos.

Cuarto sábado de protestas de los 'chalecos amarillos' en París.

Las fuerzas del orden llevaron a cabo de madrugada controles en los peajes de autopista de acceso a París, donde requisaron diverso material a "chalecos amarillos" que acudían a la capital, como máscaras de gas, bolas de petanca y otros objetos contundentes.

Por primera vez en más de 40 años, las fuerzas del orden en París han contado con una docena de blindados de la Gendarmería que se pueden utilizar para atravesar barricadas.

En previsión de una nueva jornada de altercados, el Gobierno ha preparado un dispositivo de seguridad "excepcional" que incluye, en particular, el despliegue de 89.000 policías y gendarmes en todo el país (el sábado pasado habían sido 65.0000), de los cuales 8.000 en París.

Cuarto sábado de protestas de los chalecos amarillos en París. Reuters

La ciudad se ha protegido ante el temor a un desencadenamiento de violencia: están cerrados los principales museos y monumentos (empezando por la torre Eiffel), los grandes almacenes y los comercios de áreas como el barrio de los Campos Elíseos, así como cerca de una cuarentena de estaciones del metro y de trenes de cercanías.

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