El movimiento indignado en Francia contra las medidas del presidente Emmanuel Macron ya tiene una víctima. Y se ha producido en una concentración ilegal, no comunicada a las autoridades. Un manifestante de unos 50 años ha muertoe ste sábado por la mañana atropellado por un vehículo en el sureste de Francia durante una de las numerosas protestas ciudadanas contra el aumento de los impuestos a los carburantes, conocidas como las de los "chalecos amarillos".

Según informó hoy el ministro del Interior, Christophe Castaner, una mujer que llevaba a su hija al médico se empotró contra un cordón de manifestantes en Pont-de-Beauvoisin (sureste de Francia) al entrar en pánico cuando estos golpearon su coche.

La mujer, que estaba bajo una fuerte conmoción, fue arrestada por la Policía.

"Algunas personas han golpeado su vehículo. Ella entró en pánico, aceleró y mató a una persona. Esa persona entró en un primer momento en parada cardiorrespiratoria y después murió", detalló el prefecto (delegado del Gobierno) de Saboya, Louis Laugie.

Esta protesta no había sido declarada a las autoridades, como gran parte del cerca del millar convocadas en las que participan unas 50.000 personas, según cálculos de Castaner, quien ha asegurado que "la política del Gobierno no será puesta en cuestión".

Hasta el momento, las más de 1.000 protestas convocadas en todo el país se han saldado con al menos cuatro heridos leves: tres manifestantes -uno en Toulouse (sur) y dos en Hazebrouck (norte)- y un policía en Grasse (sureste).

A primera hora de este mañana, los "chalecos amarillos", un movimiento al margen de partidos y sindicatos creado de manera supuestamente espontánea en las redes sociales nutrido del descontento de la clase media-baja, ralentizaron el tráfico en la zona oeste del periférico de París y en numerosas áreas del país.

También se bloquearon algunas gasolineras y acceso de peajes en autopistas.

El movimiento, que ha ampliado su radio de demandas a la carga tributaria en general, supone un nuevo órdago para el Ejecutivo de Emmanuel Macron, que decidió aumentar los impuestos de los carburantes para promover la transición energética.

Muchos de los "chalecos amarillos" ("gilets jaunes") viven zonas urbanas alejadas de las grandes aglomeraciones francesas y aseguran que el coche es su único medio de transporte.

Este movimiento, cuyo nombre alude a la prenda fluorescente que es obligatorio llevar dentro de los vehículos, tienen un masivo apoyo de la población francesa, del 74%, según una encuesta publicada este viernes.