En el Juego de Tronos del tablero geopolítico de Oriente Próximo no siempre es fácil distinguir entre aliados y enemigos. El brutal asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi en el consulado de Estambul ha conseguido que el complicado equilibrio diplomático de la zona se tambalee de nuevo. Al tiempo, el crimen ha colocado a las democracias occidentales ante el dilema de castigar o no al reino wahabí.

Pero la gran lección detrás de la investigación del atroz crimen es la reforzada posición de poder de Recep Tayyip Erdogan. "Alguien le ha hecho un regalo al presidente turco con este asesinato. Ahora posee unas cartas devastadoras", explica Haizam Amirah Fernández, investigador del Real Instituto Elcano. 

La comparecencia del mandatario turco la semana pasada en el Parlamento fue al mismo tiempo un ejercicio de diplomacia y una exhibición de poder. Anunció que relataría "toda la verdad", pero la intervención no contenía detalles del asesinato que ha acabado confirmando la fiscalía turca este miércoles. En contra de lo admitido por Arabia Saudí, Khashoggi fue "estrangulado" y "descuartizado" nada más entrar en el consulado el 2 de octubre. 

Grietas en la impunidad de Arabia Saudí

"Si es cierto que Turquía tiene información que implica directamente a Mohamed bin Salman en el caso, el futuro del príncipe heredero estaría muy comprometido y condicionado", analiza Haizam Amirah en conversación con este periódico. La sensación de impunidad de la que gozaba la monarquía absolutista de Arabia Saudí ya presenta las primeras grietas: Alemania y Canadá, han anunciado que suspenderán la venta de armas mientras la Unión Europea sigue pidiendo tiempo y espera las explicaciones de Riad para adoptar una postura común y dar oxígeno a los socios. 

El analista del Real Instituto Elcano mantiene que Erdogan está en disposición de jugar un papel decisivo en los sucesivos capítulos del affaire Khashoggi. "La pregunta es: ¿hasta dónde es capaz de llegar y cuánto o qué quiere conseguir si se mantiene callado? Es como un regateo...", explica. 

Un asesor muy cercano al presidente turco aseguraba hace unos días al New York Times que un enviado de Riad habría ofrecido a Erdogan una serie de "alicientes" a cambio de su colaboración. Una propuesta que habría sido rechazada de forma airada por el mandatario turco por considerarla un "soborno político".

Pero la agria rivalidad entre Erdogan y MBS no es nueva y se agravó mucho antes de que estallara el caso de la desaparición del periodista. El boicot a Qatar, aliado de Turquía, es quizá el punto de inflexión del enfrentamiento. Y Khashoggi se antoja como una excusa para la revancha que parece estar tomándose Ankara. A nadie se le escapa que Turquía es una de las grandes cárceles de periodistas del mundo.  

Intrigas palaciegas en Riad

Las sacudidas de Erdogan unidas a las evidencias que se amontonan sobre el asesinato de Khashoggi ya han activado las intrigas palaciegas en el seno de la familia real saudí. La propia sucesión de MBS como príncipe heredero podría estar sobre la mesa, según avanza MiddleEastEye. 

El príncipe Ahmad bin Abdulaziz, hermano pequeño del rey Salman, ha regresado a Riad tras su prolongada ausencia en Londres para complicar el fulgurante ascenso al poder del heredero. "Él y otros miembros de la familia se han dado cuenta de que MBS es tóxico y vuelve para jugar un papel importante en los futuros cambios y/o para ayudar al rey a elegir una alternativa", explica al diario sobre Oriente Próximo una fuente cercana al príncipe Ahmad. 

El movimiento no es sólo fruto de la animadversión personal que profesa a MBS. Ahmad ha mantenido encuentros discretos con altos cargos de Reino Unido y EEUU -con grandes intereses económicos en Arabia Saudí- así como con otros disidentes dentro de la corte. Todos le habrían animado, según la versión de MiddleEastEye, a volver a Riad para dar un golpe sobre la mesa. Además, le protege su rango y su cercanía con el rey Salman. 

Con el futuro de Mohamed bin Salman en entredicho, crecen las voces que cuestionan su idoneidad como futuro rey de Arabia Saudí. "Las explicaciones sobre el asesinato de Khashoggi han sido catastróficas", resume Haizam Amirah: "Existe una sensación de desconfianza hacia MBS. Hay mucha inquietud sobre sus formas temerarias y si llega al trono puede suponer un peligro para toda la región".