El Gobierno de Theresa May se enfrenta a conflictos tanto externos, por su salida de la Unión Europea, como internos, por la dimisión de dos ministros de gobierno esta semana. Con la visita del presidente estadounidense Donald Trump, que comienza el jueves y termina el domingo, la debilitada administración de May busca llegar a acuerdos con un Trump que, con su proteccionismo, muestra cada vez más ansias de poder, independencia y discrepancia con las políticas y valores del Reino Unido. 

En un almuerzo este viernes se prevé que los dos líderes construyan los cimientos de un tratado de libre comercio que podría beneficiar a May, que busca que Washington libre al Reino Unido de los aranceles impuestos a la Unión Europea, para amortiguar una posible crisis económica tras el "brexit". A Trump, este acuerdo puede aportarle ventajas económicas, pero su alcance peligra porque la mandataria británica quiere basar gran parte de su economía en las políticas de la Organización Mundial de Comercio, que el líder norteamericnao ha criticado reiteradamente. 

Antes de su llegada, el presidente estadounidense ya ha amenazado el triunfo de la Primera Ministra en las negociaciones diciendo que le gustaría reunirse con su "amigo" Boris Johnson, y que el Gobierno del Reino Unido está en un momento de "turbulencia", al diario The Independent. Johnson dimitió este lunes de su cargo, menos de 24 horas después de que Davis Davis, exministro para el "brexit", presentara su renuncia por diferencias con May en cómo gestionar la salida de la Unión Europea. Si Trump se posiciona con Johnson durante su visita pudiera dañar la credibilidad de la Primera Ministra. Al presidente norteamericano también le preguntaron si Theresa May debería seguir gobernando el país, y este se limitó a decir que eso lo tenía que decidir su gente. 

Arranca la polémica visita de Donald Trump a Londres

Otro tema que provoca discordia es la política internacional. Ganarse el favor de Estados Unidos puede significar perder el apoyo popular, que rechaza las acciones del estadounidense en el Medio Oriente. Reino Unido siempre ha sido defensor del pacto nuclear con Irán, del que Estados Unidos se salió; y las últimas maniobras de Washington en Siria no han sido bien recibidas por los británicos. Parece que en la era Trump, el Reino Unido comulga con las naciones de las que busca huir, y sus lazos con los estadounidenses se están debilitando por sus ataques a las instituciones tradicionales a nivel global. 

Donald Trump y Theresa May charlando en la cumbre de la OTAN. Reuters

En en terreno diplomático, Trump ha pedido a sus socios que Rusia entre a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), pero los británicos no están de acuerdo, especialmente por la tensión que hay en torno a dos envenenamientos con la sustancia química Novichok, que el Reino Unido le atribuye a Rusia. Theresa May ha dicho que le pedirá a Trump que discuta estos ataques con el Kremlin, y advirtió a los miembros de la OTAN que estas prácticas de Putin están destinadas a minar las democracias. 

Los comentarios sobre las mujeres del mandatario estadounidense han sido muy criticados a nivel mundial. En una entrevista a la BBC, May dijo que la reunión con Trump es un gran paso para las mujeres, porque "estaremos negociando al mismo nivel". Para la investigadora de Chatam House, Leslie Vinjamuri, "la primera ministra debe encontrar el modo de dejar claro que asociarse con Estados Unidos no significa estar de acuerdo con su retórica sexista y xenófoba, porque esta no refleja los valores británicos. 

Los líderes británicos siempre se han sentido orgullosos de la "relación especial" que tienen con Washington, y ahora que sus lazos con la UE peligran, mantenerla es algo vital. Los optimistas británicos consideran que la economía, inteligencia y cultura compartida con Estados Unidos son lo suficientemente fuertes para sobrevivir la tormenta de Trump en Twitter. Esta relación "no está acabando", según Vinjamuri, porque "se basa en intereses compartidos que aumentan y disminuyen con el tiempo". 

Donald Trump rodeado de los líderes del G7

El presidente estadounidense le ha dado la espalda a muchas iniciativas políticas multilaterales que el Gobierno británico apoya, como el acuerdo de París, el pacto nuclear con Irán, las medidas del G7, la inversión en la OTAN, y las políticas de la Organización Mundial de Comercio. Tanto es así que muchos analistas pensaron que el mandatario de Estados Unidos dinamitaría el trabajo logrado a lo largo de los casi 70 años de la OTAN en las reuniones de esta semana. 

Esto acentúa la división de cara a las reuniones, y presiona al Reino Unido a decidir si seguirá defendiendo los ideales europeos o se aislará con un Trump impredecible. Algunos analistas dicen que los acuerdos pueden ser fructíferos porque el mandatario de la Casa Blanca ve al bloque europeo como un adversario poderoso que no puede controlar, y puede que el aislamiento del Reino Unido después del "brexit", y la pérdida de aliados en las últimas cumbres lo motiven a aliarse con los británicos. 

Hasta el momento, Theresa May no ha podido proyectar de forma positiva la visita de Trump a sus ciudadanos, por lo que se espera que miles de manifestantes llenen las calles de Londres en señal de protesta contra la visita del presidente norteamericano este jueves hasta el domingo, que partirá a Rusia para continuar con su gira internacional.