Desnuclearización sí, pero cómo. Ese es el gran interrogante que arroja la histórica cumbre celebrada este martes en Singapur entre Donald Trump y Kim Jong-un. Ambos mandatarios firmaron una ambiciosa declaración conjunta en la que se comprometen a "construir un régimen de paz duradero y estable" aunque sin especificar cuáles serán las medidas concretas a seguir ni el calendario. El apretón de manos entre el presidente estadounidense y el líder norcoreano deja una imagen muy potente y simbólica que ayuda a rebajar las tensiones; sin embargo, la reunión no se ha saldado con el resultado perseguido por la línea dura de la Administración Trump: la "completa, verificable e irreversible desnuclearización" de Pyongyang.

Prácticamente, la única novedad de calado de la jornada fue el anuncio de Trump de suspender las maniobras militares de las tropas estadounidenses en Corea. En una comparecencia ante los más de mil periodistas acreditados para la cumbre, el magnate explicó que cancelará esos "juegos de guerra" por ser "muy caros" y "muy provocativos". Aunque Trump reiteró en varias ocasiones que Washington no había hecho ninguna concesión a Pyongyang para reunirse, lo cierto es que esta decisión —cancelar una medida de presión que incomodaba al régimen de Kim sin que este haya entregado las llaves de sus armas nucleares— ha sido entendida por algunos analistas como un error del presidente.

"Espero aunque no confío demasiado que Corea del Norte dé pasos para igualar las concesiones que Trump ha realizado suspendiendo las maniobras militares en Corea y otorgando legitimidad a Kim con la celebración de esta cumbre", dijo a la agencia Reuters Thomas Countryman, un exfuncionario de la Secretaría de Estado para el control de armas durante la presidencia de Barck Obama. "La pregunta clave es si las concesiones están coordinadas con el gobierno surcoreano. Existe la preocupación de que Trump actúe solo en función de los intereses de EEUU y sin tener en cuenta a nuestros aliados".

Trump domina con su lenguaje corporal la reunión con el líder norcoreano

El anuncio de Trump cogió por sorpresa a Seúl, que a través de un comunicado de la Casa Azul informó de que todavía estaban "descifrando el significado concreto y las intenciones" del cese de las maniobras conjuntas. Fuentes oficiales surcoreanas citadas por la agencia Reuters afirmaron haberse quedado en "en shock" cuando Trump calificó estas operaciones de "provocativas". "Es una palabra muy desafortunada para ser usada por el presidente de EEUU", opinaron estas fuentes. En el seno del Ejército norteamericano también hubo desconcierto: "En coordinación con nuestros aliados, continuaremos con nuestra postura militar actual hasta que recibamos nuevas órdenes del Departamento de Defensa", señaló la coronel Jennifer Lovett, portavoz de las Fuerzas Armadas estadounidenses en Corea.

Confianza mutua contra la imprevisibilidad

En la declaración conjunta, ambos mandatarios se comprometen a "trabajar hacia la desnuclearización completa de la Península Coreana". Pero nada, más. No hay hoja de ruta ni se desgranan los detalles. Ahora, las negociaciones vuelven a recaer en el secretario de Estado, Mike Pompeo, y en los altos funcionarios norcoreanos. De hecho, el jefe de la diplomacia estadounidense viajará a Seúl este miércoles para reunirse con el presidente surcoreano, Moon Jae-in y la próxima semana se sentará con los representantes de Pyongyang. Por el momento, y hasta que el diálogo no se concrete en acciones específicas, EEUU no levantará las sanciones económicas.

Trump y Kim, tras su almuerzo en el hotel Capella de Singapur. Reuters

En resumidas cuentas, la cumbre de Singapur, la primera de la historia entre un presidente estadounidense y un líder norcoreano, ha puesto de manifiesto que Trump confía ciegamente en la palabra del "muy honorable y muy inteligente" Kim, el cabecilla de una dictadura en la que, según la ONU, se han cometido crímenes contra la humanidad y se violan los derechos humanos. "Sí, claro que confío en él", reafirmó el magnate en una entrevista con la cadena ABC News. "Ahora bien, ¿puede que dentro en un año diga que me equivoqué? Eso es siempre posible. Estamos negociando a un nivel muy alto y muchas cosas pueden cambiar. Él (Kim), también confía en mía, realmente lo creo... Dijo que ningún otro presidente podría haber logrado hacer esto".

Pero los expertos no comparten esta visión y desconfían sobre las verdaderas intenciones del líder supremo en cuanto a la desnuclearización completa: "Si Corea del Norte acepta el desarme, justo después de haber obtenido por sus propios medios capacidad nuclear intercontinental, sería algo sin precedentes", señaló Alex Wellerstein, un experto en la materia del Stevens Institute of Technology de Nueva Jersey. Matthew Dowd, analista política y exasesor del presidente George W. Bush tuiteó que la cumbre ha sido "una enorme victoria de propaganda para Corea del Norte y Kim Jong-un". A pesar de haber derrumbado uno de sus centros de pruebas nucleares hace un par de semanas, Pyongyang nunca ha prometido que entregará sus bombas atómicas.

Trump, da la palabra a un periodista durante la rueda de prensa tras la cumbre con Kim Jong-un. Reuters

La reunión de más de cinco horas en el hotel Capella ha servido para rebajar las tensiones. Hace menos de un año, Trump amenazaba al "hombre cohete" con "destruir por completo Corea del Norte" y ahora parece que por fin se entierra la retórica belicista. No obstante, la imprevisibilidad ha sido una de las características más visibles del magnate en el casi año y medio que lleva a los mandos de la Casa Blanca. Cualquier giro de guion, con dos protagonistas tan peculiares, no debería descartarse. De hecho, Irán ya ha avisado a Pyongyang de que Trump puede cancelar el acuerdo incluso antes de aterrizar en Washington.