Un grupo de piratas secuestró a seis de los miembros de la tripulación del buque carguero alemán Demeter, de bandera liberiana, frente a las costas de Nigeria, informan hoy medios locales.

Los ocho hombres armados atacaron la embarcación, propiedad de la naviera teutona Peter Döhle Schiffahrts, y tomaron como rehenes a seis de los dieciocho tripulantes que se encontraban a bordo, indicó el portavoz de la compañía británica de seguridad marítima Dryad Maritime, Ken Johnson, al portal nigeriano Ships and Ports.

El abordaje se produjo mientras el "Demeter" cubría la ruta entre Malabo (Guinea Ecuatorial) y Monrovia (Liberia), a unas 50 millas náuticas (92,6 kilómetros) de la localidad nigeriana de Bonny, en el suroeste del país.

Las informaciones no revelan la nacionalidad de los tripulantes secuestrados, aunque sí indican que entre ellos se encuentra el capitán del buque, que posee una capacidad de 3.104 teus, que equivalente a un contenedor de veinte pies. 

Ships and Ports especifica que 80 tripulantes han sido secuestrados en aguas nigerianas, mientras que otros tres resultaron heridos y dos murieron durante los ataques de los piratas.

En lo que va de año, un total de 20 embarcaciones han sido asaltadas por piratas, 16 de ellas cerca del delta del río Níger, zona rica en petróleo.

Los secuestros para pedir rescates se han convertido en un problema habitual en Nigeria, especialmente debido a la recesión que afecta actualmente al país, la peor en 25 años.

El estado de Delta, que recibe su nombre de la desembocadura del río Níger, es uno de los motores de la economía nigeriana gracias a su producción de crudo, aunque sus habitantes pasan por una grave situación económica y algunos de ellos se han visto obligados a recurrir a los secuestros.

Los trabajadores de las plantas petrolíferas son el principal objetivo de las bandas criminales que operan en la zona, entre las que también se encuentran militantes de movimientos que exigen que el Gobierno nigeriano invierta más dinero en esta empobrecida región del país.

Sin embargo, la oleada de secuestros se ha extendido por todo el país y actualmente también afecta a ciudadanos nigerianos, a los que se exigen grandes sumas de dinero a cambio de su libertad.

Esta situación ha motivado que el Senado aprobase el pasado 29 de septiembre castigar con pena de muerte el delito de "secuestro por rescate", un fenómeno que el órgano legislativo califica de "creciente amenaza".