Berlín

Austria despertó el lunes preguntándose si era un país dividido. El interrogante se imponía en vista de los resultados de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. La cita con las urnas fue el domingo, pero su resultado definitivo no se supo hasta la tarde de este lunes, cuando pudo por fin cantar victoria Alexander Van der Bellen, candidato independiente apoyado por el partido ecologista de Los Verdes.

Este veterano europeísta de 72 primaveras será el presidente de la república alpina los próximos seis años tras unos comicios en los que rozó la victoria Norbert Hofer, el candidato del ultraderechista Partido de la Libertad (FPÖ). Tanto es así que Van der Bellen se impuso por la mínima, gracias a un 50,3% de los votos. El domingo, el recuento daba cuenta de un empate técnico, pero con Hofer en cabeza, con algo más de la mitad de los votos (51,9%). Sin embargo, los cerca de 740.00 votos emitidos por correo que quedaban por contabilizar dieron finalmente el triunfo al aspirante ecologista, a quien se atribuía en la noche electoral un apoyo del electorado del 48,1%.

La ajustada victoria de Van der Bellen muestra el estado de división política que reina en la pequeña nación centroeuropea, habitada por algo más de 8,5 millones de personas. Desde la noche del domingo, de hecho, los todavía aspirantes reconocían que una de las principales labores del nuevo jefe de Estado iba a ser trabajar por la “unidad” del país. Por eso mismo Van der Bellen aseguraba el lunes en su primera intervención como presidente electo que los dos grupos de votantes “son igual de importantes”, pues de ambos “resulta esta linda Austria”.

“Hemos asistido a una polarización del electorado, Van der Bellen, tratando de dirigirse hacia un público más intelectual mientras que Hofer se ha estado dirigiendo al público tradicional de la ultraderecha”, explica a EL ESPAÑOL Arnold Kammel, el director del Instituto Austriaco para Política Europea y de Seguridad (AIES, por sus siglas inglesas).

Somos un país dividido porque en los grandes temas hay dos campos, el de Hofer y el de Van der Bellen

“Somos un país dividido tras estas elecciones porque los grandes temas de estas elecciones, fundamentalmente, el problema de los refugiados, permiten ver dos campos, uno el de Hofer y, otro, el de Van der Bellen”, afirma por su parte a este periódico Heinz Gärtner, experto del Instituto Austriaco para las Relaciones Internacionales (OIIP, por sus siglas alemanas). “El campo de Hofer se presenta como una resistencia a los inmigrantes y a los refugiados, mientras que el otro, el de Van der Bellen, tiene una visión más abierta a nivel internacional y hacia los inmigrantes”, agrega.

El año pasado, Austria recibió 90.000 demandantes de asilo. En el momento más difícil de la crisis de los refugiados, “llegaron a entrar en el país cerca de 1.200 refugiados diarios”, subraya Kammel. A su entender, el FPÖ se ha aprovechado de este contexto apostando por la crítica a unas formaciones tradicionales en el Gobierno – el Partido Socialdemócrata de Austria (SPÖ) y el Partido Popular de Austria (ÖVP) – que “no han sabido responder a la inquietudes generadas por la llegada masiva de asilados a Europa”.

Ante esos miedos, Hofer se mostraba a favor de, entre otras cosas, limitar los beneficios a los inmigrantes y de reforzar las fronteras del país, utilizando siempre el una retórica nacionalista y crítica contra un sistema político en manos de SPÖ y ÖVP. No en vano, el FPÖ tiene como lema “Austria primero”. En la campaña de las presidenciales, Hofer lanzó mensajes como “Levántate por Austria – Tu patria te necesita”.

VICTORIA MÍNIMA HISTÓRICA

Hofer, que el domingo aseguraba que la “victoria llegará hoy o mañana”, pasó de verse presidente a caer derrotado por un puñado de votos. En concreto, no es jefe de Estado por culpa de 31.026 papeletas. “Estoy triste, me hubiera gustado cuidar de este maravilloso país como presidente”, dijo el aspirante derrotado en su mensaje de agradecimiento a sus electores.

El triunfo de Van der Bellen es el más ajustado de la historia reciente de Austria. Es incluso más justa que la que logró en 1965 el socialdemócrata Franz Jonas (50,7%) sobre el popular Alfons Gorbach (49,4%). En aquella ocasión, apenas 60.000 papeletas decidieron el triunfo de Jonas.

Medio siglo después, sin embargo, Rudolf Hundstorfer y Andreas Khol, los aspirantes en 2016 a la jefatura del Estado de SPÖ y ÖVP respectivamente, quedaron muy lejos de tener un papel relevante en las elecciones presidenciales. Ambos fueron eliminados en la primera vuelta, quedándose cada uno con poco más del 11% de los votos.

Populares y socialdemócratas han sido los tradicionales dominadores de la política austriaca. Ahora, sin embargo, parecen estar a punto de perder ese estatus. Lo hacen, sobre todo, en beneficio del FPÖ, que se ha convertido, según las encuestas, en la primera fuerza política de cara a unas eventuales elecciones legislativas. Ante esa posibilidad, uno de cada tres electores votaría al partido de Hofer, mientras que aproximadamente uno de cada cinco lo harían por socialdemócratas y otro tanto por los populares. Las próximas elecciones legislativas en Austria deberían tener lugar en 2018.

DERROTA SORPRENDENTE DE HOFER

Por su parte, Los Verdes sólo atraen a uno de cada diez votantes, de acuerdo con las encuestas de intención de voto. En realidad, la victoria de Van der Bellen era algo con lo que nadie contaba en Austria. “Lo realmente sorprendente de esta segunda vuelta es que el candidato apoyado por los ecologistas pudiera optar a la victoria, porque se esperaba un triunfo de Hofer”, comenta Arnold Kammel, el director del AIES, quien reconoce en Van der Bellen su capacidad para aportar “algo de aire fresco” dentro de “la política tradicional”.

El electorado percibió el peligro de tener un presidente del FPÖ

Según Kammel, el electorado percibió el domingo “el peligro” que podía suponer el acceso a la jefatura del Estado de un miembro del FPÖ. De ahí que la participación rondara el 70%. En las pasadas elecciones presidenciales votó algo más de la mitad de los llamados a las urnas (53,7%).

De un tiempo a esta parte, la jefatura del Estado en Austria ha estado encarnada por políticos que se han limitado a desarrollar un papel más bien honorífico y de representación. Hofer sin embargo, había planteado que podría utilizar, si fuera preciso, poderes constitucionales del presidente como la disolución del Parlamento. Heniz Gärtner, el experto del OIIP, consideraba que algo así era “improbable”, aunque sí podía imaginarse a Hofer de presidente “queriendo orientar el debate público, haciendo, por ejemplo, declaraciones contra los inmigrantes”.

En cualquier caso, Hofer ha permitido al FPÖ hacer una auténtica demostración de fuerza electoral de consecuencias tan inciertas como preocupantes para populares y socialdemócratas. Y es que esta derrota, que es casi una victoria, también puede verse como una “inversión de cara al futuro”. Con esos términos avisaba el propio Hofer en su mensaje de agradecimiento a sus votantes. 

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