Moscú

Durante sus 16 años en el poder, el presidente ruso, Vladimir Putin, ha sabido poner bajo su control casi todos los negocios clave. Pero los que esperan un nuevo reparto de Rusia a partir de 2024, cuando acabaría el último mandato del actual líder del Kremlin permitido por la Constitución, se equivocan. Los principales negocios y recursos financieros del país ya están divididos para muchos años en adelante entre los hijos del presidente ruso y de personajes su círculo interno.

La mayor parte de los llamados "hijos de Putin" acaban de cumplir los 30 años. Licenciados por mejores universidades internacionales, manejan fortunas que no dejan nada que envidiar a la primera centena de Forbes, residen en palacios construidos por sus padres y se consideran unos intocables. Sus vidas son un tabú para los medios oficiales y los pocos medios privados que se atreven a investigar sus aventuras a menudo se convierten en víctimas de acoso fiscal.

"Se trata de un problema de carácter sistémico. En Rusia se ha formado una nueva sociedad estamental. Ha crecido un nuevo grupo formado por los hijos del poder a los que se les permite todo. Están construyendo palacios desmesurados, compran yates y equipos de fútbol, abren cuentas millonarias en Suiza. Y cuando alguien se atreve a preguntarles en público sobre el origen de sus enormes riquezas le acusan de ser agente de Occidente", dice la periodista moscovita Yekaterina Vinokurova, que se ha hecho famosa por sus preguntas impertinentes a Putin.

Hijos del poder

La última de la serie ha sido la que hizo al presidente durante su reciente rueda de prensa anual. La joven periodista fue la única de casi 1.400 colegas que se atrevió a preguntarle a Putin sobre si está consciente del peligro que “los hijos del poder” representan a los intereses nacionales de Rusia. La respuesta de Putin ha sido decepciónate. El presidente dijo que se trata de “efectos colaterales” de los enormes avances conseguidos bajo su gobierno y evito entrar en detalle.

"No esperaba más. Para mí la pregunta tenía mucho más importancia que la respuesta. Quería aprovechar la ocasión para desvelar el problema ante millones de mis compatriotas que no usan redes sociales y se enteran de lo que pasa en el país a través de televisiones estatales", dice Vinokurova. La periodista considera que la respuesta de Putin es una prueba de que está consciente de las actividades de los hijos de pesos pesados, pero no lo considera un problema.

Sobre sus propias hijas, María y Ekaterina, desconocidas hasta hace poco para el público, Putin ha destacado que "nunca han sido niñas estrella, nunca han querido ser el centro de atención. Simplemente viven su vida y lo hacen de manera muy digna". Y ha añadido: "Viven en Rusia y nunca se han marchado al extranjero".

Una reciente filtración de un importante banquero ruso a la agencia Reuters ha sacado a la luz a Ekaterina, la hija menor del presidente ruso, que se esconde bajo el apellido Tíjonova. A sus 29 años,  junto con su marido Kirill Shamalov maneja una fortuna que asciende a 1.800 millones de euros. Además, Ekaterina es vicedirectora de la Universidad Estatal Lomonósov de Moscú y cuenta entre sus asesores con dos ex agentes secretos, compañeros de Putin en el KGB. El dinero de esta joven familia procede de su participación en una compañía petroquímica y de gas que Kirill compró a Guennadi Timchenko, un viejo amigo de Putin desde los 90, cuando era vicealcalde de San Petersburgo. Según la agencia rusa RBC, Timchenko vendió a la misteriosa pareja un palacio en Biarritz.

La fortuna de la familia

El servicio de prensa de Putin ha desmentido en varias ocasiones las revelaciones de los periodistas. Pero las palabras del propio presidente sobre Ekaterina en la rueda de prensa anual fueron interpretadas por muchos en Rusia como una confirmación de que Tíjonova realmente es su hija. "El presidente no ha desmentido nada. No dijo '(Tíjonova) no es mi hija' aunque tampoco dijo que "sí", destaca la política liberal rusa, Irina Jakamada.

El descubrimiento de la impresionante fortuna de la presunta hija de Putin ha hecho estallar a una gran parte de la opinión pública rusa que sostiene que el país estará durante varias décadas en adelante en manos de los "hijos de". Entre los descendientes del círculo de Putin que controlan posiciones clave en compañías rusas figuran entre otros Boris Kovalchuk, hijo de Yuri Kovalchuk, el mayor accionista del Banco Rossiya; Gleb Frank, hijo del ex ministro de Transporte Sergei Frank y yerno de Timchenko; Igor Rotenberg, hijo del multimillonario Arkady Rotenberg y ex compañero de judo de Putin; Ivan Sechin, hijo del presidente de la mayor petrolera estatal Rosneft, y Sergei Ivanov, hijo del jefe de gabinete del Kremlin.

"No es un capitalismo estamental. Se trata más bien de un modelo latinoamericano, una oligarquía que comprende a los altos funcionarios, hombres de negocios y la élite política. En un sistema tan cerrado los hijos de tienen claras preferencias porque son testaferros fiables para sus padres", sentencia Jakamada.

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