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No, no eres un dragón. Esa sensación de fuego que sube por el pecho después de comer tiene menos épica y más química.

Lo explica Boticaria García en uno de sus vídeos divulgativos, recordando que la quemazón aparece cuando el ácido del estómago se escapa hacia el esófago. La buena noticia es que hay hábitos sencillos que pueden ayudar a mantenerla a raya.

El primero tiene que ver con lo que se pone en el plato —y en la taza—. Hay alimentos que actúan como auténticos gatillos de la acidez.

Entre los sospechosos habituales están el café, el alcohol, el chocolate, los fritos, el picante o incluso la menta. No significa que estén prohibidos para todo el mundo, pero sí que conviene observar cómo responde cada cuerpo y reducirlos en el caso de que pasen factura.

El segundo consejo va directo contra una las costumbres nacionales: tumbarse justo después de comer. "Ya sé que la siesta es lo que más te apetece", admite Boticaria García, pero avisa de que a las válvulas gástricas les sienta mejor un pequeño paseo.

Caminar tras la comida ayuda a evitar esa presión que se genera que luego desemboca en malestar. Por la noche, la recomendación es clara: esperar al menos un par de horas antes de irse a dormir.

Si la acidez nocturna es un problema recurrente, hay un tercer hábito que puede marcar la diferencia: elevar la cabecera de la cama. Su consejo radica en evitar el uso de almohadas: "Mejor eleva el cabecero con unos tacos o con la enciclopedia que ya no usas", comenta la farmacéutica en su habitual tono jocoso.

Un grupo de personas reunidas en torno a una mesa celebrando la Navidad. Foto de krakenimages en Unsplash

El cuarto punto pone el foco en algo tan cotidiano como la ropa. Un cinturón demasiado apretado o prendas que oprimen el abdomen pueden ser los peores enemigos.

Y el quinto consejo es casi un clásico de la educación alimentaria: comer más despacio y en menor cantidad. Un estómago muy lleno presiona más y facilita el reflujo. Masticar con calma y evitar los atracones sigue siendo una estrategia básica.

¿Y si cuando se quieren tomar medidas la acidez ya ha aparecido? En ese caso, Boticaria García recomienda consultar al farmacéutico. Existen remedios sin receta, como el almagato o los alginatos, que pueden ayudar a aliviar la quemazón en muy pocos minutos. Sin magia, pero con ciencia.