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Pocos alimentos son tan sanos y resultan tan refrescantes en verano como la sandía. Deliciosa, ligera y con un alto porcentaje hidratante, se podría considerar la reina absoluta de la temporada, en lo que a frutas se refiere.

Sin duda, se ha convertido en el postre estrella de muchas mesas españolas. No obstante, no todas las sandías que encuentras en el supermercado son seguras para tu salud.

El nutricionista y divulgador Pablo Ojeda ha lanzado una advertencia clara y directa que ha puesto en alerta a muchos consumidores. Durante su intervención en el programa Más Vale Tarde de LaSexta, explicó por qué comprar sandía cortada en el supermercado, especialmente si no está refrigerada, puede suponer un riesgo real para nuestra salud.

¿Qué pasa con la sandía ya cortada?

Cada vez más supermercados ofrecen sandías ya partidas, envueltas en film transparente y listas para llevar. A simple vista, parecen una opción práctica y sin complicaciones, ideal para quienes no quieren cargar con piezas grandes o no tienen tiempo para cortarla en casa.

Pero, según el experto, esta práctica puede resultar peligrosa si la fruta no está correctamente conservada. Ojeda advierte: "No se debe comprar esto cortado, y menos si no está perfectamente refrigerado".

Una vez abierta, la sandía, al igual que el melón, se convierte en un alimento mucho más vulnerable al calor, a la manipulación humana y a la contaminación cruzada. Y si está expuesta en una estantería a temperatura ambiente durante horas, el riesgo se multiplica.

Lo que nadie cuenta sobre la fruta cortada

La fruta cortada pierde su barrera natural de protección (la piel), lo que significa que las bacterias y microorganismos tienen vía libre para proliferar, sobre todo si no se mantiene una cadena de frío constante.

Además, como señala Pablo Ojeda, muchas de estas piezas "ya han sido tocadas, presionadas o incluso pinchadas por clientes" que quieren comprobar si están en su punto. Esto, aunque parezca un gesto inocente, puede contaminar la fruta y romper su cadena de seguridad alimentaria.

"Voy a los supermercados y veo las sandías y los melones que todo el mundo ha tocado, ha cortado o incluso ha metido el dedo para comprobar si están bien… y están expuestos ahí todo el día", explica el nutricionista. 

Un escenario más habitual de lo que parece, que convierte un alimento saludable en una posible amenaza para tu organismo.

¿Qué problemas puede provocar consumir sandía cortada?

Consumir frutas como la sandía cuando han estado expuestas al calor y sin refrigeración puede causar:

  • Intoxicaciones alimentarias
  • Problemas digestivos (gases, diarreas, dolores abdominales)
  • Crecimiento de bacterias peligrosas, como Salmonella o Listeria
  • Descomposición acelerada, lo que hace que la fruta pierda valor nutricional y se vuelva insalubre

Es importante recordar que la sandía contiene mucha agua (más del 90%), lo que la convierte en un entorno perfecto para la proliferación de bacterias si no se conserva a baja temperatura. De ahí que los expertos recomienden tener claro lo siguiente: 

  • Compra siempre la pieza entera y córtala tú misma en casa.
  • Evita adquirir fruta cortada que no esté refrigerada.
  • Prioriza productos de temporada, que están mejor adaptados al clima y se conservan mejor.
  • Guarda en la nevera la sandía una vez abierta y consúmela en un máximo de 2-3 días.
  • No manipules ni toques frutas abiertas en el supermercado, ni permitas que otros lo hagan.

Aunque sea tentador optar por lo rápido y listo para llevar, en temas de salud es mejor invertir un poco más de tiempo que poner en riesgo tu bienestar o el de tu familia.

La sandía: superalimento si se consume correctamente

No olvidemos que, bien conservada, la sandía es una auténtica joya nutricional. Entre sus principales cualidades, muy valoradas a nivel nutricional, destacan las siguientes características: 

  • Antiinflamatoria
  • Hidratante y diurética
  • Rica en licopeno, un potente antioxidante
  • Ideal para la piel, la digestión y la circulación
  • Muy baja en calorías (apenas 30 por cada 100 gramos)

Eso sí, todas estas propiedades solo se mantienen si el producto es fresco, íntegro y correctamente tratado. Por tanto, si vas a comprar sandía este verano, que sea entera, fresca y de temporada.

Evita las piezas cortadas, expuestas al calor y no refrigeradas, por mucho que ahorren tiempo o parezcan una solución fácil. La salud empieza en la cesta de la compra.