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El intestino ya es considerado por los expertos de la salud como el segundo cerebro. Este cuenta con un sistema nervioso independiente al sistema nervioso central y periférico, además, contiene millones de neuronas y es el productor responsable de importantes neurotransmisores. "El 90% de la serotonina se produce en el intestino, y esta es la hormona de la felicidad", apunta Amaya Manrique, doctora y directora del área de Medicina Integrativa y nutrición en The Beauty Concept.

Esta nutricionista, hoy especializada en neuroinflamación y dietas que reducen la inflamación crónica de bajo grado, es también paciente de fibromialgia y tuvo que enfrentar que le dijeran que su enfermedad no tenía una solución más allá de vivir medicada a base de analgésicos.

Su trabajo en medicina integral le permite entender el total de los sistemas y la relación recíproca de todos. "Ya dijo Hipócrates en el 600 antes de Cristo, que todos los problemas vienen del intestino", cita la doctora. "Cuando sentimos esos síntomas intestinales, el resto de sistemas se nos estropea un poco. Si uno se fastidia, lo hacen todos".

En la actualidad, "el 80% de la población presenta sintomatología digestiva", confirma Manrique, quien en consulta ve los mismos síntomas recurrentes: "Hinchazón abdominal, SIBO, colon irritable". El origen de todo se encuentra en el sistema nervioso central.

¿Por qué cada vez hay más personas que acusan problemas intestinales?

En los últimos 200 años hemos pasado de ir al río a coger una cantimplora de agua y comer bayas del bosque a vivir en una sociedad en la que tenemos unos hábitos horrorosos. Consumimos muchos tóxicos: tabaco, alcohol, cafeína… hasta las frambuesas han pasado por 20 camiones, han estado expuestas a contaminación, a microplásticos. Estamos con una toxicidad alimentaria brutal. Y no solo eso.

Antes el cuerpo era mío: se ponía el sol y me iba a dormir. Ahora no, porque a las seis o siete de la tarde sigues teniendo muchas cosas que hacer, sigues trabajando o te pones una serie hasta la madrugada. Todo eso vuelve loco al sistema nervioso central porque no es algo normal.

¿Qué reacción desencadena un sistema nervioso central alterado?

Este sistema está conectado con el endocrino, el inmune y el digestivo. Como está tan alterado, pone en alerta al resto y emite señales de alarma. El endocrino empieza a liberar cortisol, buscamos sobrevivir y empezamos a retener grasa para conseguirlo, como si fuéramos a hibernar. Retenemos líquidos y perdemos masa muscular, además de dormir peor y tener más ansiedad.

También vemos dermatitis, eczemas, reacciones dermatológicas que no se entienden y son porque el sistema inmune también está afectado.

Doctora Amaya Manrique, del área de Medicina Integrativa en TBC Medical. DR

La gente no se da cuenta de que no solo tenemos síntomas digestivos, sino que la afectación del sistema nervioso central, con el cansancio, los dolores de cabeza, la fatiga crónica, la fibromialgia, como es mi caso clínico, es porque tengo el sistema endocrino con ese hipercortisol.

Vienen a consulta por los síntomas digestivos, pero me gusta explicarles que el resto de sistemas también están afectados. Va más allá. La afectación digestiva es la punta del iceberg que señala que algo está yendo mal. Es una llamada de atención.

Has mencionado la fibromialgia, una de las enfermedades sin tratamiento que padecen 276.000 personas en España. ¿La nutrición es la cura?

En mi caso estoy consiguiendo controlar mi fibromialgia a través de la nutrición. No se trata de una dieta específica sino un diagnóstico a través de la medicina de precisión.

El síndrome de sensibilidad central está provocado por una neuroinflamación y dentro de este se incluye la fibromialgia, la fatiga crónica, el bruxismo, el intestino irritable, todo este tipo de patologías. Si logramos controlar esa neuroinflamación van a bajar todos los síntomas.

¿Cómo podemos hacerlo?

Muchos pacientes de fibromialgia han estado con antiinflamatorios, corticoides e inmunomoduladores toda su vida, pero esto no es viable. En España no se está estudiando más allá, es un problema muy grande que tenemos.

Sabemos que el intestino está conectado de una manera directa con el cerebro, si nosotros conseguimos bajar la inflamación intestinal, lo podemos utilizar como una herramienta terapéutica, es decir, como un tratamiento. Es como si diéramos un antiinflamatorio retirando esos alimentos que nos producen inflamación.

¿Por qué ciertos alimentos producen inflamación?

Nuestro cuerpo se ha 'enfadado' con ellos y ha generado una sensibilidad inmune cuya respuesta es inflamatoria cada vez que aparece. La base de cualquier tratamiento de este síndrome se centra en bajar la neuroinflamación. Y la manera más sencilla de hacerlo es a través de la dieta.

¿Cuál es el abordaje que aconsejas para reducir la neuroinflamación? ¿Cómo diste con él?

Es importante que lo hagamos a través de la medicina de precisión, es decir, hacer unas analíticas superprecisas donde se estudie la sangre y se vea exactamente cuántos marcadores inflamatorios se liberan frente a cada tipo de comida.

Yo empecé a los 20 años con síntomas de fibromialgia y fui informándome sobre esto porque nadie me daba una solución. Me decían que era todo estrés, que estuviera más tranquila, incluso que no era real.

Doctora Amaya Manrique: "La manera más sencilla de bajar la inflamación es a través de la dieta". DR

A base de investigar con un centro muy bueno en Sevilla, especialistas en fibromialgia y medicina de precisión, abordamos una dieta para bajar la inflamación. No es algo para todo el mundo, está basada en unos parámetros analíticos personales.

¿Podemos remitir la inflamación sin renunciar al placer de la comida?

Evidentemente. Tengo pacientes que vienen diciendo que han dejado el gluten o la leche, tristes porque no comen magdalenas y les encantan. Cuando pregunto por qué lo han eliminado de su alimentación, responden que es porque les han dicho que es inflamatorio. Y quizás a ellos no les inflama esto, pero sí el pescado azul o el tomate, como me pasó el otro día.

Son alimentos sanos en general, pero cada persona es un mundo. Cuando el cuerpo está en alerta porque algo va a suceder y lo que pasa es que llega algo al intestino, una pechuga de pollo a la plancha, por ejemplo, se libera una respuesta inflamatoria brutal porque necesita protegerse. Eso es lo peligroso para él, se crea entonces una memoria inmunológica que va a catalogar esa pechuga como algo de lo que protegerse.

Demonizar el gluten, la leche o el chocolate, es poner parches. La solución es ir a favor de tu cuerpo y no seguir lo que sigue todo el mundo. Por eso es tan importante hacer una nutrición y una medicina personalizada. No todo le vale a todo el mundo.

¿Reeducando desde la terapia psicológica se podrían reintegrar estos alimentos?

En lo que se basan este tipo de dietas, más que una respuesta psicológica son mecanismos inmunes. Si dejamos de consumir estos alimentos por ocho o nueve meses, nuestras células inmunes pierden esta memoria inmunológica.

El análisis se repite y, si se puede, se vuelven a introducir los alimentos. El tiempo lo cura todo.

Sí que es cierto que la parte psicológica es muy importante, pero también muchos problemas psicológicos y psiquiátricos están produciendo esta inflamación de bajo grado por el cortisol, como dice Marian Rojas. Viene todo de lo mismo, es la pescadilla que se muerde la cola.

¿Cuál es el impacto sobre la salud esta neuroinflamación de bajo grado?

Se está viendo el aumento de enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson y las demencias y tiene que ver con esta inflamación de bajo grado, las enfermedades cardiovasculares, los infartos, los trombos.

Doctora Amaya Manrique, del área de Medicina Integrativa en TBC Medical. DR

Las enfermedades mentales psiquiátricas están muy relacionadas. Realmente los efectos de una dieta antiinflamatoria sobre tu cuerpo y tus hormonas son una pasada. Es medicina preventiva.

Las redes sociales están saturadas de información sobre nutrición. Desmontemos mitos. ¿Las grasas son tan malas como nos han hecho creer?

Depende del tipo de grasa. Una que esté procesada e hidrogenada es igual que meter toxinas al cuerpo, pero las grasas buenas son necesarias. Un aceite de oliva o un aguacate son esenciales.

Necesitamos la grasa para el cuerpo y está habiendo muchísimos problemas. ¿Por qué dejamos de cocinar con aceite si es la base de la dieta mediterránea y baja los factores cardiovasculares?

El pescado azul, también graso pero rico en omega-3, es sanísimo. Hay que intentar elegir las grasas de mayor calidad nutricional.

Del café se dice que altera el cortisol, que no debemos tomarlo en ayunas…

No es tanto el café, sino la cafeína que contiene. Es como si te tomas una Coca-Cola. La cafeína es un excitante y va a aumentar siempre la ansiedad y el cortisol porque estamos hiperactivando nuestro sistema nervioso simpático.

Cuando tengo pacientes con mucha ansiedad y sobrepeso, porque tienden a lidiar con sus emociones a base de comer, lo primero que hago es quitarles la cafeína, no porque esta engorde por sí misma sino porque al generar un estado ansioso va a desencadenar peores elecciones nutricionales.

En contraposición, hay quien opta por tomar matcha, pero realmente es mucho más estimulante que el café. ¿Qué tan beneficioso es este cambio?

Lo bueno de los tés, como el matcha, es que contienen muchos antioxidantes. Siempre hay que intentar elegir alimentos que sean de buena calidad, no todos los matchas ni todos los cafés valen.

A un paciente antes de que tome café le mandaría matcha, porque si vas a estar excitado, al menos que sea con propiedades antioxidantes.

Si eres una persona que no tienes ningún tipo de ansiedad ni problema, tómate lo que quieras sabiendo que puede aumentar un poquito el cortisol.

Hay muchísimas cosas en nuestro día que nos va a aumentar más el cortisol que el tomar un café o tomar un matcha. Es inevitable que lo tengamos por las nubes. Por eso es tan importante cuidar la inflamación haciendo dietas antiinflamatorias.

Trabajar la neuroinflamación y reducirla pasa por crear un hábito. ¿Cómo podemos hacer de estos un estilo de vida?

El ser humano se guía por los placeres inmediatos, por la dopamina. Las redes sociales y la inmediatez del mundo en el que vivimos nos han hecho ser así.

El hábito es la repetición de una acción hasta que llega a ser algo integrado. El problema que tenemos es esa inmediatez. Si no siente el bienestar en el momento y no ve los resultados, la gente no lo sigue haciendo.

A mis pacientes les explico que retiro ciertos alimentos y que se van a encontrar muy bien. Con el tiempo, no lo quieren comer, porque se sienten bien sin ellos, esto ayuda a hackear el sistema de recompensa.