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El pan ha sido un alimento esencial en la dieta humana desde hace milenios. Forma parte de innumerables culturas y tradiciones gastronómicas y precisamente en España, es el acompañamiento por excelencia de prácticamente todas las comidas. No importa la hora del día, mientras que en el desayuno optamos por una tostada, en la comida no puede faltar una rebanada.

Sin embargo, a pesar de su delicioso sabor y su versatilidad, el pan blanco lleva años siendo cuestión de debate entre nutricionistas y expertos. En primer lugar, por su cantidad de calorías y, especialmente, por su alto índice glucémico, lo que significa que eleva rápidamente los niveles de glucosa en el cuerpo. Una porción de 50 gramos de pan blanco contiene unos 24 gramos de hidratos de carbono, con un índice glucémico de 70.

Si bien una porción de pan blanco no es un problema ocasionalmente, su consumo frecuente o en grandes cantidades puede contribuir a picos de glucosa que, con el tiempo, pueden aumentar el riesgo de resistencia a la insulina, prediabetes y diabetes tipo 2. Según el doctor Carlos Andrés Zapata, hay un truco para evitar esto -ocasionalmente- y es el vinagre.

El truco del experto para que el pan "no haga tanto daño"

El pan blanco es un tipo de pan elaborado principalmente con harina de trigo refinada, a la que se le han eliminado el salvado y el germen durante el proceso de molienda. Esto le da su color claro y una textura suave, pero también reduce su contenido de fibra, vitaminas y minerales en comparación con el pan integral.

Esta fibra y nutrientes reducidos son los que ayudan a ralentizar la absorción de los carbohidratos, por lo que, cuando comemos pan blanco, el almidón presente en su composición se descompone rápidamente en azúcares simples, que ingresan en el cuerpo y generan un pico de glucosa.

Los aumentos rápidos y pronunciados de glucosa pueden ser perjudiciales, especialmente para personas con resistencia a la insulina, prediabetes o diabetes. Además, este proceso puede generar un efecto de "subida y bajada" de azúcar, lo que significa que después de un pico de energía, es posible experimentar una caída abrupta, acompañada de fatiga, hambre repentina y antojos de más carbohidratos.

Aquí es donde entra en juego el truco del doctor Zapata: añadir vinagre al pan. El vinagre es un ingrediente ampliamente utilizado en la cocina por su sabor ácido y sus propiedades conservantes, pero además tiene un impacto importante en la digestión de los carbohidratos y la respuesta del cuerpo a los alimentos con alto índice glucémico.