La respuesta que nadie quiere oír después de la abundancia de dulce ingerido en Navidad es "sí, el azúcar se puede convertir en grasa". Como todo en exceso, consumir esta en demasía tendrá efectos negativos sobre nuestro organismo que van más allá de un pico de glucosa puntual o un dolor de cabeza por la sobrecarga de dulce.
Boticaria García tiene una explicación fácil para entender qué pasa en el organismo: "Cuando comemos más azúcar del que podemos gastar, tenemos un exceso de glucosa en sangre". Todo el excedente se almacena y cuando la "despensa" también se desborda, comienza el proceso de lipogénesis. "La glucosa se convierte en grasa en el hígado", confirma la nutricionista.
¿Podemos prescindir del azúcar? ¿Cuáles son los efectos a largo plazo de tal exceso? ¿Se puede revertir? Esto cuenta Boticaria García.
Por qué necesitamos azúcar
El azúcar es la manera común de denominar a la sacarosa. Es un disacárido, que está hecho de 2 monosacáridos más simples: la glucosa y la fructosa. Y su principal función en el organismo es proporcionar energía a las células. Es el combustible para que nuestros órganos funcionen. El cerebro y los músculos dependen de ella, pero no por eso su consumo ha de ser desmedido.
De hecho, no limitar la cantidad que ingerimos de esta podría darnos más problemas que alegrías en la salud a largo plazo. En especial, si el principal aporte de azúcar en nuestra dieta proviene de refinados, miel o refrescos.
Los hidratos de carbono complejos deberían ser la base del aporte de glucosa que necesita nuestro organismo, ya que se absorben lentamente y contienen fibra. Frijoles, lentejas, cereales y frutas con cáscara serán aliados.
En cuanto al consumo de los azúcares simples y refinados, si bien tiene algunos beneficios como son el placer palatable, una mejora en el ánimo y una fuente rápida de energía que ayudará a la recuperación tras actividades físicas muy intensas. Su ingesta debe ser limitada y comedida.
Efectos negativos de la glucosa
Como adelantaba Boticaria García, un exceso de glucosa en sangre provocará lo que se conoce como lipogénesis convirtiendo el excedente de dicha glucosa en grasa que se acumulará en el hígado y en los adipocitos.