Publicada

No todos los actos que preside la reina Letizia incluyen un discurso. Muchas voces autorizadas así lo querrían, pues escuchar a Su Majestad siempre es un deleite. En cambio, la Reina habla cuando considera que su discurso puede aportar algo más que presencia institucional: cuando el contexto lo exige, cuando el mensaje merece ser subrayado o cuando determinadas realidades necesitan ser nombradas.

A veces siquiera utiliza su voz. El hecho de que el pasado 12 de diciembre asistiera de manera privada al pase y posterior coloquio de la película Ciudad sin sueño, del director Guillermo Galoe, que versa sobre la difícil situación que se vive en la Cañada Real en Madrid, ya es un mensaje en sí mismo.

Cada una de sus intervenciones públicas termina funcionando como una pieza reconocible dentro de un relato más amplio, coherente y sostenido en el tiempo.

La reina Letizia, en su reunión de trabajo.

A lo largo de los años, Letizia ha ido construyendo una agenda propia, con unas temáticas bien definidas que atraviesan su compromiso institucional: la salud, la educación, la solidaridad, las relaciones institucionales y la ciencia.

A ellas se suman dos pilares esenciales de su discurso público: la cultura —con la lectura como herramienta de transformación individual y social— y la defensa de la mujer. La mujer como motor de cambio, como sostén de comunidades enteras y también como víctima de desigualdades estructurales que aún persisten.

En 2025, esos ejes han vuelto a aparecer con fuerza en los mensajes de la Reina. Letizia no recurre a discursos grandilocuentes ni a frases vacías: habla de personas, de datos, de situaciones concretas y de soluciones posibles. Desde foros internacionales hasta premios nacionales, su manera de intervenir combina rigor y empatía.

La mujer en el centro: igualdad, dignidad y oportunidades

La reina Letizia junto Qu Dongyu, Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Gtres

Uno de los momentos más significativos del año tuvo lugar en Roma, durante el Día Mundial de la Alimentación, en el marco del 80.º aniversario de la FAO, organización de la que Letizia es embajadora especial para la nutrición.

Allí, la Reina se disculpó de antemano, pero quiso enumerar lo que ella llamó “razones para la desesperanza”. Entre ellas, “el hambre”, que “es un arma de guerra”, indicó. Quiso poner el foco en “el papel esencial de las mujeres en la agricultura familiar”. “Las mujeres, señores, las mujeres son la columna vertebral de la agricultura familiar. Y son las que se siguen enfrentando a la desigualdad a la hora de acceder a recursos, créditos, educación y tecnología”. Su mensaje fue claro: sin igualdad real para las mujeres, no habrá seguridad alimentaria ni desarrollo sostenible.

Pero la mirada de Letizia sobre la mujer no se limita a los contextos más vulnerables. En actos vinculados a la ciencia, la innovación o el diseño, la Reina ha subrayado el talento femenino como motor de progreso.

Ha elogiado a investigadoras, creadoras y profesionales que “transforman el conocimiento en bienestar”, reivindicando referentes femeninos en ámbitos tradicionalmente masculinizados y recordando que el talento no entiende de género, pero sí necesita oportunidades.

Salud: prevención, información y responsabilidad colectiva

La reina Letizia el pasado febrero en el Día Mundial contra el Cáncer. Gtres

La salud sigue siendo uno de los pilares centrales de la agenda de la reina Letizia. En estas 52 semanas ha vuelto a demostrarlo en actos como el Día Mundial contra el Cáncer, donde ofreció uno de esos mensajes directos que caracterizan su forma de comunicar.

El cáncer está en la vida de todos”, afirmó, rotunda, apelando a una realidad que atraviesa generaciones, clases sociales y territorios.

Desde su papel como presidenta de honor de la Asociación Española Contra el Cáncer, Su Majestad insistió en la importancia de la prevención y la información. “Mi palabra favorita es prevención”, expresó, subrayando que muchas decisiones cotidianas —desde los hábitos de vida hasta la detección precoz— tienen un impacto directo en la salud individual y colectiva.

No se trataba solo de lanzar un mensaje sanitario, sino de reforzar la idea de corresponsabilidad: cuidarse también es una forma de cuidar a los demás.

Ese enfoque se repite en otros discursos relacionados con la salud mental, la nutrición o la atención a colectivos vulnerables. Letizia no habla desde la distancia institucional, sino desde una cercanía que interpela al oyente y lo convierte en parte activa del mensaje.

Discapacidad e inclusión: cambiar la mirada

La reina Letizia el pasado 3 de diciembre en Salamanca. Gtres

Uno de los discursos más contundentes de este año fue el pronunciado en la entrega de los Premios Nacionales de Discapacidad Reina Letizia. En Salamanca, puso el acento en algo que va más allá de leyes, recursos o infraestructuras: la necesidad de cambiar mentalidades.

Hay que cambiar la forma de pensar sobre las personas con discapacidad”, dijo, reconociendo que muchas barreras siguen siendo culturales y sociales. Su intervención fue una llamada a revisar prejuicios, a escuchar experiencias reales y a entender la discapacidad no como una excepción, sino como parte de la diversidad humana.

Letizia habló de inclusión desde una perspectiva amplia, que implica educación, empleo, accesibilidad y respeto. Un discurso que, sin dramatismos, puso palabras a una realidad cotidiana para miles de personas y recordó que la dignidad no puede depender de capacidades físicas, sensoriales o intelectuales.

Ciencia, innovación y humanismo

La ciencia y la innovación ocupan un lugar cada vez más visible en la agenda de la Reina. En los Premios Nacionales de Innovación y Diseño, Letizia reflexionó sobre el papel de la tecnología en la sociedad contemporánea, especialmente en relación con la inteligencia artificial.

La inteligencia artificial, bien utilizada, puede ser muy útil, pero la inteligencia humana es irreemplazable”, señaló. Una frase que resume su enfoque: apertura al progreso tecnológico, pero con una defensa clara del criterio humano, la ética y la creatividad como elementos insustituibles.

En estos actos, destacó la capacidad de la ciencia para mejorar vidas, pero también la responsabilidad que conlleva. La innovación, vino a decir, no es solo una cuestión de avance técnico, sino de impacto social y de valores compartidos.

Cultura y lectura: pensar mejor para vivir mejor

La reina Letizia el pasado octubre en el Día Mundial de la Salud Mental. Gtres

Aunque no siempre ocupa titulares, la cultura es uno de los terrenos donde la reina Letizia se muestra más constante y convencida. A lo largo de estos últimos 12 meses, volvió a reivindicar la lectura como una herramienta fundamental para el pensamiento crítico, la extensión del conocimiento y la libertad individual.

En distintos actos, la Reina insistió en que leer es una necesidad social, un refugio, una forma de entender mejor el mundo y a los otros.

Su defensa de la cultura conecta con una idea que atraviesa muchos de sus discursos: el conocimiento como base de una sociedad más justa, más consciente y más libre. Como anécdota, en el Día Mundial de la Salud Mental, dijo lo siguiente:

“¿Cómo afecta a los adolescentes y a su salud mental el uso de la tecnología? Me gustó lo que dijo Calixto Herrera, que trabaja en la escuela pública canaria: ‘Siento que los adolescentes están perdiendo esa capacidad de narrar, de poner palabras a determinadas situaciones’. ¿Qué sucede cuando no puedes poner palabras al daño, a la pérdida, a la incertidumbre? ¿Qué herramienta existe para seguir narrando? Leer libros. Todos los caminos, Calixto, llevan a los libros”, concluyó la reina Letizia.

Una voz reconocible

Este año, Su Majestad la Reina ha vuelto a demostrar que sus discursos son una parte clave de su labor institucional. Una voz reconocible, coherente y comprometida que pone palabras a realidades complejas y señala caminos posibles hacia una sociedad más inclusiva, justa, culta y

Porque incluso cuando habla -hasta donde le es posible-, su palabra nunca es esteril: deja huella, interpela y acaba calando en todas aquellos que la escuchan.