Si hay algo que apasiona a los amantes del universo royal son las grandes citas donde los vestidos largos y las grandes joyas de los cofres históricos. Y, en plena cuenta atrás para que comience la Navidad, el palacio de Ámsterdam abría las puertas en la noche del 11 de diciembre para el banquete de Estado que los Reyes de Holanda ofrecían al presidente de Finlandia y la primera dama, de visita oficial en el país.
La reina Máxima y la princesa Amalia deslumbraron con sus elecciones estilísticas, demostrando, además, que el protocolo para este tipo de eventos va evolucionando. Aunque no era nuevo, la consorte de los Países Bajos volvió a impactar con el diseño rojo de Claes Iversen que ya estrenó en 2023, pero que siempre supone un golpe de efecto. De escote barco, con los hombros al aire, y grandes mangas abullonadas.
Su patrón llamativo y vanguardista redefine de algún modo la estética de estos eventos. Eso sí, lo que se mantiene siempre con las grandes piezas de joyería. En esta ocasión, Máxima lució una de las tiaras más importantes de la Casa Orange y también una de las preferidas de su suegra, la reina Beatriz. Se trata de una diadema de perlas y diamantes, que fue un regalo de Guillermo I a su hija Sofía por su boda.
La Familia Real posa en palacio con el presidente de Finlandia y la primera dama.
No pasó inadvertido ni mucho menos el collar de perlas de cinco vueltas y un broche en el cinturón del vestido, sobre el que llevaba la banda azul marino de la Orden de la Rosa Blanca de Finlandia. ¿El resultado? Un look absolutamente perfecto, aunque mucho menos clásico de lo que cabe esperar de una cena de gala.
También sorprendió muchísimo la princesa Amalia, cuyo papel en este tipo de eventos ya es habitual. Estrenó un precioso vestido de tul firmado por Jenny Packham, una de las diseñadoras favoritas de Kate Middleton, en color champán y cuajado de pedrería.
Una de las cosas más llamativas del diseño era su pronunciado escote en uve, aunque quedaba ligeramente disimulado con la banda que lucía tapando una parte.
El brindis de anfitriones e invitados en palacio.
Le añadió un chal, que colocó delicadamente en los brazos para el posado. Las joyas también eran fastuosas: estrenó la tiara bandeau de diamantes que su madre había lucido en su reciente viaje de Estado a Surinam. La pieza perteneció a la reina Guillermina, realizada con diamantes y la heredera la elegía por primera vez.
En el cuello, un elegante collar de diamantes a juego con un gran medallón, y varias pulseras y anillos en ambas manos. Nuevamente, Amalia brilló con luz propia en este banquete de Estado, donde también fue protagonista la esposa del presidente finlandés, Alexander Stubb.
Suzanne Innes-Stubb acertó de lleno con un vestido de raso verde de escote asimétrico y drapeados de aire helénico. Con esta cita en palacio, nos vamos despidiendo de las tiaras —salvo sorpresas— hasta 2026.
