Un año más, las gaitas reciben a la Familia Real a su llegada al Teatro Campoamor de Oviedo, donde se celebra uno de los actos cumbre de la agenda institucional. La 45.ª edición de los Premios Princesa de Asturias reúne nuevamente a los Reyes, la heredera al trono, la infanta Sofía y la emérita Sofía en una velada de cultura y solemnidad.
La gala de entrega de las estatuillas, en la que Leonor tiene un papel principal, va adquiriendo un tono cada vez más personal y ella imprime su sello tanto en las formas como en el fondo; con sus gestos, su imagen y sus palabras. A su lado, siempre su hermana, acompañándola en el camino y aprendiendo de su labor.
Como suele suceder, la expectación en los alrededores del lugar era máxima. Los ovetenses, deseosos de ver llegar a Sus Altezas Reales, que despiertan mucha simpatía por su cercanía. Los detalles de su puesta en escena, en lo que a estilismo se refiere y que no es algo superfluo (ya sabemos que la moda habla), quedaban desvelados al filo de las 18:30 horas.
La Familia Real posa para los medios.
En 2024, la Princesa abandonó los vestidos y se decantó por un traje de chaqueta azul marino: una declaración de intenciones que la acercaba a su madre, la reina Letizia. Este año ha seguido esa estela tanto en el concierto previo como en las audiencias con los galardonados. Sin embargo, para esta gala ha vuelto esa imagen glamourosa.
Leonor ha escogido un diseño de aire retro, de corte lady, en color berenjena, de cuello redondo y manga corta firmado por H&M. Elegante, pero con ese punto discreto que le aporta la tonalidad oscura, tan otoñal, por otro lado. Por su parte, Sofía ha vuelto a sorprender demostrando que tiene un estilo muy definido, y menos clásico.
Ha lucido un modelo vanguardista en granate que combina texturas opacas y transparencias con una capa de gas a juego tapando los hombros. Se trata de un diseño de la firma española Miphai. Zapato plano, como siempre, y el llamativo brazalete dorado que ya llevó el pasado jueves 23 en el concierto de los Princesa de Asturias.
Tras los posados de rigor, han ocupado su puesto en el interior del teatro para presidir la gala y aplaudir cada intervención de los galardonados que han ido subiendo uno a uno para recoger su diploma de manos de la heredera al trono. Todos menos la investigadora Mary-Claire King, que no ha podido acudir por estar indispuesta.
La Princesa entrega el premio a la fotógrafa mexicana Graciela Iturbide.
Una vez finalizada esta parte, ha llegado el momento del esperado discurso de la heredera al trono que este año ha sido más desenfadado, personal y divertido. Sobre todo en el inicio, con un "allá voy", esperando captar la atención de los presentes.
"Permitidme que, en tiempos de inmediatez, de fugacidad, de virtualidades, de bits, escriba una carta a cada premiado. Os invito a que asistáis a este envío postal de viva voz, a esta comunicación que evoca al papel y al bolígrafo, entre los premiados y yo", ha comenzado.
"Y lo hago porque, aun siendo de la generación zeta e hija de una equis y de un boomer, tengo la sensación de que una carta permite pararse, profundizar y pensar más. Y como vivimos en la economía de la atención, a ver si soy capaz de retener yo ahora la vuestra", ha dicho nombrando a los Reyes de una manera que nunca habíamos escuchado.
Seguidamente, se ha dedicado a cada protagonista, destacando en cada caso aquello que los define y los hace únicos. En el caso de Serena Williams, ha aprovechado para hacer un guiño muy personal. "Es bonito lo que dices de tu hermana: 'Sin Venus, no habría Serena'. Las hermanas cómplices son nuestras grandes compañeras de viaje", le ha dicho, con un guiño directo al corazón de la infanta Sofía que ha sido captado por todos.
La heredera, durante su discurso.
Para finalizar, ha hablado de tolerancia y de respeto. "La convivencia no es fácil, pero es el único camino para lograr el progreso compartido. Soy consciente de que a veces las palabras pronunciadas en un atril pueden sonar vacías, pero sé también que no está de más repasar y recordar la naturaleza de las dificultades, pero también de las soluciones, e insistir en que no hay fórmulas mágicas para gestionar esa complejidad. Hoy los premiados contribuyen, precisamente, a avivar el entusiasmo".
Segura en cada palabra, la Princesa va ganando aplomo en cada edición. El sábado 25 volverá a tener un papel fundamental en la entrega del Pueblo Ejemplar donde, por primera vez, será la protagonista absoluta, ya que este año el Rey no pronunciará ningún discurso allí dejando a su primogénita que lo haga sola.
