Publicada

El reparto de las tareas del hogar sigue siendo un foco habitual de conflicto en más de la mitad de las parejas en España. Según datos de TraskRabbit, un 52 % admite discusiones por este motivo, porcentaje que sube al 60 % entre las parejas más jóvenes. Y aunque las disputas suelen centrarse en tareas como el bricolaje o el montaje de muebles, las labores cotidianas también generan tensiones.

De hecho, acciones rutinarias como sacar la basura, hacer la compra, cocinar o lavar los platos figuran entre las más aceptadas, según un estudio del Instituto Ipsos. En cambio, otras como planchar o limpiar el baño se encuentran entre las más rechazadas por los encuestados.

Pero más allá del desgaste cotidiano que puede suponer, el desequilibrio en la distribución de tareas también puede tener consecuencias legales importantes, sobre todo cuando además se suma el cuidado de los hijos. Así lo advierte la abogada detrás de la cuenta de TikTok de @yourtrustedlawyer, especializada en derecho de familia.

"Parece que a todos nos interesa mucho cómo se reparten los gastos familiares y si ambos tenemos que aportar el 50 %, pero nadie me pregunta por las tareas del hogar", señala. Sin embargo, según recuerda, el artículo 68 del Código Civil español es claro: "Las tareas domésticas y el cuidado de los hijos o familiares dependientes que vivan en casa deben repartirse por igual entre los cónyuges".

Este deber no es solo moral o convivencial, sino que tiene implicaciones legales. Cuando esa igualdad no se respeta, especialmente en matrimonios con régimen de separación de bienes, puede tener consecuencias económicas si la pareja se separa.

"Si estamos casados en régimen económico de separación de bienes y después nos separamos o nos divorciamos, podremos tener derecho a una indemnización, si uno de los cónyuges ha sido el que ha trabajado para el hogar familiar y ha sido el que ha cuidado de los hijos a diferencia del otro", explica la experta.

La razón es sencilla: " Porque el otro se ha podido enriquecer y tener más propiedades mientras que el que ha estado cuidando de la casa y de los hijos obviamente su patrimonio no ha aumentado". En ese caso, la ley contempla una posible compensación económica por esa contribución no monetaria al bienestar de la familia. "Es una contribución en especie que se hace también al matrimonio", insiste la abogada.

Una de las últimas sentencias dictadas en España por este motivo valoró en casi 40.000 euros el trabajo de una madre que había dedicado su tiempo al cuidado de la familia y del hogar durante el matrimonio, mientras su pareja generaba ingresos y acumulaba patrimonio.

La abogada también recuerda que esta posibilidad no solo se aplica a los matrimonios: "Si somos parejas de hecho, ya sabéis que cada comunidad autónoma regula sus parejas de hecho". Aunque el marco legal no es el mismo, también en estos casos puede reclamarse una indemnización si hay un "enriquecimiento injusto" por parte de uno de los miembros a costa del esfuerzo del otro.