Publicada

Las relaciones de pareja son uno de esos escenarios de la vida que siempre estarán rodeados de misterio. Y es que, mientras en los primeros meses el enamoramiento se vive con la sensación de estar en una auténtica película o novela romántica, repleta de momentos únicos e irrepetibles, llenos de pasión y conexión, las siguientes fases no se viven con la misma intensidad. ¿La razón? A medida que pasan los meses y el tiempo, esa relación ideal se va transformando en algo más real, pero también lleno de desafíos.

Desafíos que no siempre son fáciles de hacer frente y muestra de ello, son los más de 80.000 divorcios que se producen cada año en España, muchos de ellos durante los primeros cinco años de convivencia. ¿Qué ocurre en ese tránsito del flechazo a la rutina? La psicóloga y experta en relaciones Silvia Congost lo explica con claridad en uno de sus vídeos compartidos en redes sociales, donde señala un error frecuente que muchas parejas cometen sin darse cuenta en los inicios de la relación.

Y es que, como explica la psicóloga Silvia Congost, una de las mayores trampas en las que caen muchas parejas es creer que lo que se dice en esos meses es una promesa firme de futuro: "Que una persona durante los cuatro primeros meses de relación en los que está enamorado o enamorada te diga lo que te diga, eso no tiene ninguna importancia", advierte sin rodeos.

En ese periodo inicial, dominado por las emociones, idealizamos al otro y queremos mostrar nuestra mejor versión. "Olvídate de lo que te ha dicho durante los primeros cuatro meses de relación, está enamorado y nada de eso tiene por qué ser real. Está bajo los efectos del enamoramiento, no te conoce y necesita conocerte bien", subraya Congost.

Creemos que ya nos conocen, que han visto lo suficiente como para hacer promesas pero lo cierto es que aún no han visto cómo somos en el resto de facetas, tampoco en los días difíciles, en la rutina o en los desacuerdos.

La psicóloga insiste en que lo realmente valioso no es lo que se dice al principio, sino lo que se sostiene con el paso del tiempo: "Que al cabo de un año o año y medio, dos años una persona te diga eres la mujer de mi vida, eres lo mejor que me ha pasado, es que me encanta que te hayas cruzado en mi camino y construir un futuro contigo sí, esa persona sabe de qué está hablando", señala. Porque solo con el tiempo, con vivencias compartidas y conociendo las luces y sombras del otro, se puede hablar realmente de amor sólido.

En otras palabras: no es lo que se promete con intensidad, sino lo que se demuestra con constancia. Según Congost, antes de darlo todo por la persona, conviene esperar a ver cómo evoluciona esa relación una vez que baja la euforia inicial: "Con menos de cuatro meses ahí no tiene ni idea de cómo eres ni de quién eres", recuerda.