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Cada vez más parejas jóvenes se encuentran con un obstáculo que no esperaban al intentar tener hijos. Y es que aunque no es un tema del que se hable en el día a día, la infertilidad ocupa la mente de muchas mujeres en España hoy en día.

Ese es el caso de Marichu, quien se casó a los 25 años, con muchas ganas de formar una familia. Pero el tiempo pasaba y el embarazo no llegaba.

"Yo pensaba: si no puedo quedarme embarazada de forma natural, lo haré por in vitro, como si fuera algo seguro", por lo que "nos metimos de lleno, con esa mentalidad", comienza recordando en el podcast de Be Levels.

Y al principio todo parecía sencillo. "Yo pensaba: entras al tratamiento y sales con tu bebé en brazos", sin embargo, pronto entendieron que no era tal y como pensaban.

"Es un mundo aparte, con un desgaste emocional, físico y económico enorme", explica con la tristeza de quien se ha enfrentado a este procedimiento sin frutos.

Y es que entre análisis, inyecciones hormonales y esperas más que largas, llegó un punto en el que el proceso se volvió insostenible.

"Nosotros gastamos más de 20.000 euros en dos fecundaciones in vitro. Teníamos 25 años, recién casados, pagando alquiler… fue durísimo", cuenta Marichu.

Unas palabras con la que muestra la presión, frustración y el dolor de tantos intentos, que al final nunca dieron resultados.

Después de dos tratamientos fallidos y de descubrir una incompatibilidad genética, decidieron parar. Fue un momento de gran tristeza, pero también de reflexión.

Y es que tal y como siempre refleja en sus redes, Marichu necesitaba tiempo para sanar y volver a sentirse fuerte.

Más adelante, le recomendaron la Naprotecnología, un método más natural que busca entender y tratar las causas de la infertilidad. Y gracias a eso, logró quedarse embarazada.

Durante este tratamiento, descubrieron varios problemas, como una trompa obstruida y un fallo en la ovulación, aspectos que aparentemente la clínica de fertilización in vitro no había considerado.

Pese a ello, confiesa que, tras solo dos meses de tratamiento, logró convertirse en madre, algo que llevaba deseando mucho, pero mucho, tiempo.

Ahora, Marichu puede hablar con orgullo de todo lo que vivió. Es mamá y también una voz que inspira a otras mujeres a no rendirse.

Y es que a través de su perfil como divulgadora, recuerda con alegría que aunque el camino hacia la maternidad no siempre es fácil, con amor, paciencia y fe, los milagros pueden suceder.