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Con motivo del 250 aniversario del nacimiento de Jane Austen, una de las grandes figuras de la literatura universal, se publica Jane, una biografía literaria, que une rigor histórico y una narración cercana.

El texto de Cristina Oñoro se completa con las ilustraciones de Ana Jaren, que recrean con delicadeza los espacios, personajes y detalles de la época. Lejos de los tópicos y de la imagen popularizada por el cine, ambas ofrecen una mirada renovada sobre ella: apasionada, irónica y crítica.

El libro reconstruye su vida y su obra para acercar a lectores de todas las edades a una autora sorprendentemente moderna, cuya voz sigue siendo plenamente vigente.

Las autoras posan en la editorial del libro. Esteban Palazuelos

Más allá de la fama que ha dejado el cine y la cultura popular, ¿qué facetas de Jane Austen habéis querido poner en valor con este libro?

En España, ella es más conocida por las películas que por su literatura. Queríamos rescatarla como escritora: cómo llegó a escribir sus novelas, qué aportó a la historia de la literatura y cómo logró publicarlas.

Ante la escasez de retratos y testimonios visuales, ¿cómo fue el proceso de reconstruir su rostro y personalidad?

Había muy pocos retratos y algunos eran caricaturescos, así que hubo que hacerlo a través de la investigación de Cristina y de nuestras propias conclusiones. Para mí fue bonito acercarme a Jane tanto intelectual como emocionalmente, y esto me llevó a releer su obra con otra mirada.

Durante la investigación, ¿qué facetas menos conocidas de Austen os parecieron esenciales para comprenderla mejor y trasladarlas al libro?

Queríamos mostrar una Jane fresca y cercana, conectando emocionalmente con ella y su obra, casi como una declaración de amor. Además, descubrimos aspectos menos visibles: la importancia de su hermana Cassandra, su relación con editores, bibliotecas circulantes y las prácticas de lectura de su época.

También quisimos rescatar cómo su entorno femenino influyó en su obra y destacar la riqueza de esa cultura libresca.

¿Cómo coordinar el trabajo entre texto e ilustración en el libro?

Mi objetivo es complementar el texto, nunca repetirlo. Cristina me los enviaba por secciones y los comentábamos juntas. Yo elegía qué escenas me llamaban más la atención y las ilustraba con mi propio lenguaje visual. Trabajar por partes nos permite mantener la coherencia y que todo el conjunto quede más armonioso.

Jane escribía con ironía sobre la sociedad. ¿Cómo crees que se expresaría hoy en día?

Sería muy divertida y afilada. Sus novelas conectaban con su presente, y hoy seguirán haciéndolo con nuestra sensibilidad contemporánea. Adaptaciones como Clueless muestran cómo su ironía y genialidad siguen siendo actuales. Incluso imaginar los “audios” que podría incluir para caracterizar a sus personajes sería muy divertido.

Esa ironía quizá estaba vinculada a que escribía de forma anónima.

Exacto. No firmaba sus obras y ni siquiera su epitafio la reconoce como autora, aunque su hermano lo reveló después. Publicar anónimamente le daba libertad, y me fascinó descubrir que le gustaba leer en voz alta sus obras terminadas en casa, a veces con visitas, sin revelar que eran suyas.

Imaginar a alguien escuchando Orgullo y Prejuicio con Jane interpretando a Darcy, sin saber quién era, se me pone la piel de gallina. Ese anonimato le permitió desatar su ingenio y su lengua afilada con total libertad.

Hoy se discute cómo las mujeres estaban obligadas al anonimato para disfrutar de la libertad que los hombres tenían de manera natural.

En tu imaginario visual sobre Jane Austen, ¿hay algún color que resuma especialmente su ironía?

Rosa. Aunque aparece poco en el libro, creo que ella lo habría usado como un elemento completamente irónico.

Si pudieras descubrir un secreto de ella que nunca dejó escrito, ¿cuál sería?

Me encantaría pensar que llevaba un diario, aunque Cassandra lo destruyera. Ella podía fechar cuándo empezó y terminó cada novela, lo que permite seguir cierta cronología. Probablemente, Jane tomaba notas y me encanta imaginar que algún día eso podría reaparecer. Sería un notición.

Cristina Oñoro y Ana Jaren, junto a Rosa Sánchez de la Vega. Esteban Palazuelos

¿Qué detalle invisible para el lector hicisteis visible?

La mirada de Jane: irónica e inteligente, pero también reservada. Espero que esa versión llegue al lector, sería una gran satisfacción. Para mí, la portada refleja toda su personalidad.

Nos remontamos a la época contemporánea. ¿Creéis que Austen cambiaría algo radicalmente o seguiría siendo la misma?

No lo sé, quizá estaría frustrada con tanto exhibicionismo: tomarse un café es un evento digno de compartir hoy en día. Creo que Jane, siendo una persona íntima y reservada, conectaría con nuestra época a través de la parodia y la comedia, criticando la cultura de las emociones exageradas y el excesivo protagonismo del yo frente a nosotros.

Diría que estamos viviendo una época muy yoísta. Sus novelas siempre han mostrado la importancia de convivir con otros y de aprender lecciones a través de la experiencia, algo que traslada también al mundo actual.

¿Qué lecciones nos faltan hoy, según la escritora?

Empatía, sin duda. Vivimos en un momento muy centrado en uno mismo, y ella nos recordaría la importancia de vivir en comunidad y cuidar también del que está al lado. Además, valoraba el lenguaje y la forma de hablar, que hoy está algo deteriorada.

Sus personajes femeninos suelen retirarse, pasear, reflexionar; Jane habría recomendado cultivar más el mundo interior, con autenticidad y humor, como forma de profundizar en la conciencia propia.

Entonces, ¿hoy retiraría los móviles en una reunión para tomar un café?

Exactamente. Austen escribía cartas a su hermana todo el día cuando estaban separadas; nos retiraría los móviles, pero seguiría comunicándose a través de audios largos, generando su característico ingenio y embrollos. Su forma de comunicarse, tan central en su obra, le habría permitido mantener la ironía y el control de la situación, incluso en la actualidad.

Cristina, al enfrentarte a una figura tan icónica como Jane Austen, ¿qué descubriste sobre tu propia voz como autora?

Siempre había querido escribir sobre ella. Aunque es una autora muy admirada y con muchos fans, me resultó cercana, y pude “escuchar” su voz mientras escribía. En mis otros libros trabajo la “ficción vigilada”: recrear escenas basadas en investigación rigurosa, sin inventar, y aquí pude narrar momentos de su vida como si fueran novela, pero con precisión histórica.

Descubrí que disfruto mucho ese registro y me animó a pensar que quizá algún día me atrevería con una novela completa.

Ana, ¿hay alguna Jane que nunca podrás dibujar del todo?

Probablemente, la enamorada, porque parece que lo estaba más de su trabajo que de una persona concreta. Esa faceta romántica me cuesta imaginarla; es una Jane muy peculiar, sencilla y a la vez sagaz, con un toque irónico que refleja su inteligencia y el contexto de la época.

¿Cómo surgió la idea de dedicarle este libro-homenaje?

Las dos lo teníamos en mente desde hace tiempo. Siempre fue un proyecto pendiente: enseñar y amar a Jane en la universidad y en los clubes de lectura. Cuando la editorial se acercó para el 250 aniversario, sentimos que era el momento perfecto.

No fue exactamente como lo imaginamos al principio, pero resultó ser una aventura preciosa: un libro ilustrado que combina rigor, narrativa y creatividad.

Trabajar con las ilustraciones ha sido un regalo. Recreamos escenas íntimas, casi siempre con libros que han marcado el imaginario. Las ilustraciones rinden homenaje a obras como Emma, Orgullo y Prejuicio y Mansfield Park, junto con otras influencias literarias.

Lo más bonito es que el libro se acerca a un público amplio: quienes ya conocen a la autora la redescubren, y quienes no se sienten atraídos y con ganas de leer sus obras. El objetivo fundamental es conocer, redescubrir y enamorarse de Jane Austen.

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