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Hace 25 años, en diciembre del 2000, la vida de Rocío Sacristán dio un giro inesperado. Trabajaba entonces en una multinacional de publicidad cuando la empresa fue vendida. “De repente, los clientes que yo había traído se iban a quedar un poco huérfanos”, recuerda en su conversación con Magas. “La dirección me animó a montar mi propia agencia. Fue arriesgado, fue difícil, pero lo hice. Y aquí estamos, 25 años después”, señala.

Aquel impulso, que Rocío siempre describe como “una casualidad más que un sueño”, se convirtió en el origen de Kohl Comunicación, la agencia que dirige desde entonces y que acaba de cumplir un cuarto de siglo. Kohl, como todo el mundo la conoce, se reinventa cada día para adelantarse a las necesidades de las marcas y los medios y lleva algunas de las casas de moda y belleza más punteras.

“No tenía previsto emprender. Había enviudado hacía poco tiempo y mi estabilidad y la de mis hijas era lo más importante. Pero los dueños de la empresa en la que trabajaba me dijeron: 'Si quieres volver, aquí está tu despacho'. Esa seguridad fue decisiva. No tenía nada que perder y mucho por ganar”, remata la valiente empresaria.

Rocío Sacristán afirma que "si no te conocen, no te compran. Lo que no se comunica, no existe". Esteban Palazuelos Magas

La conversación con Sacristán tiene lugar en el Hotel Orfila, escondido entre las calles tranquilas del Chamberí más señorial y diseñado para momentos que importan, para instantes que quedarán en el recuerdo para siempre. Quizá por eso, cuando aparece Rocío —rápida, ligera, risueña, casi danzante con su abrigo largo y su bolso Louis Vuitton—, el ambiente se transforma.

Tiene algo de mariposilla, de zascandil encantador, de alma tan pura que cambia el estado de ánimo de quien la acompaña, la maquilla, la fotografía y la entrevista. Su energía no empuja: contagia.

Rocío, tú has triunfado porque trabajas como eres”, le dijo una vez su amigo José Rodríguez Tarín, quien hoy es el director de otro gran hotel de Madrid. Y es imposible no pensar en esa frase mientras ella se acomoda en un sillón tapizado y empieza a contar cómo, hace 25 años, nació Kohl Comunicación; cómo hace 25 años, dio a luz al proyecto que lo cambiaría todo.

Rocío, este diciembre cumple 25 años al frente de Kohl Comunicación. ¿Dónde estaba usted, qué estaba haciendo, cómo surgió todo?

Pues estaba en Madrid y acabé pasando el fin de año en Roma. Y llegué con mucha ilusión, porque montar Kohl fue una casualidad, no un sueño. Yo trabajaba en una multinacional que se vendió, y los dueños me dijeron que no querían seguir gestionando esa parte de comunicación y que, si quería, me quedara con esos clientes.

Ese año 2000 también estuvo lleno de miedos globales, como aquello que se decía del fin del mundo. ¿Cómo vivió el arranque de Kohl en ese contexto?

Fíjate, mientras “se acababa el mundo”, yo empezaba uno nuevo (ríe). Me daba mucho miedo montar la empresa. Pero mis antiguos jefes fueron muy generosos: me dijeron que tenía las puertas abiertas, que si necesitaba volver, podía hacerlo. Eso me dio valor. Y cuando hablé con los clientes, me dijeron que querían seguir conmigo, independientemente del nombre que tuviera la nueva empresa.

¿Y por qué se llamó “Kohl”?

No quería usar mi nombre: ni RS Asociados ni nada parecido. Buscaba un nombre fuerte. “Kohl” es el lápiz de ojos que usaban las mujeres egipcias, y yo ya llevaba una cuenta de cosmética y siempre me había encantado ese mundo. Me pareció un nombre corto, con personalidad y fuerza. Luego un numerólogo me dijo que las empresas con “K” tenían suerte… pero eso lo supe después (ríe).

Uy, como las Kardashian, todas con K: Kim, Kris, Khloe, Kendall, Kylie, Kourtney... Todas con K.

¿Y han tenido éxito en sus empresas?

¡Son billonarias!

¡Qué maravilla! (Ríe)

La empresaria Rocío Sacristán en Hotel Orfila. Esteban Palazuelos

Rocío, en estos 25 años ha conseguido una fidelidad increíble. ¿Cuál ha sido la clave?

Cuidar, cuidar y cuidar. Nunca he ido a por clientes que no fueran míos, nunca he intentado pescar cuentas. Yo trabajo desde la personalización y el cariño. Y también cuido a las personas que trabajan conmigo en la agencia: les enseño todo, no me guardo nada.

Usted tiene clientes que llevan prácticamente desde el principio.

Así es. Hay clientes que llevan 24 años a mi lado.

Es usted relaciones largas, ¿no?

Soy de relaciones largas y bonitas. Así las entiendo yo.

Hoy la comunicación no se parece en nada a la de hace dos décadas y media. ¿Cuál diría que ha sido el mayor cambio?

La digitalización, sin duda. El salto del papel a lo digital, que es ya más del 80%. Y la aparición de las redes sociales y de los influencers. Ha habido modas, como el metaverso, que no terminé de ver claras. Pero la inteligencia artificial, por ejemplo, sí creo que es evolución: no sustituye personas, sino que hace su trabajo más eficiente.

¿Hubo algún momento en el que sintió que la agencia ya era un referente consolidado?

Justo antes de la pandemia vivimos un subidón enorme. Las marcas ya asumían la comunicación como un imprescindible: si no te conocen, no te compran; lo que no se comunica no existe. Y lo mejor está siempre por llegar.

¿Recibió ayudas en algún momento? Porque en este país sabemos lo difícil que es ser autónomo.

Nunca me concedieron ninguna. Yo monté Kohl Comunicación vendiendo mi coche, que tenía un Cherokee. Con ese dinero cogí una oficina, pagué tres meses de fianza y a la persona que se vino conmigo, que sigue estando a día de hoy, Mar Sánchez, le reservé dos meses de sueldo. Es que los clientes no pagan a mes vencido, sino a 60 días, así que necesitaba un colchón inicial.

A nivel liderazgo, ¿qué aprendizaje clave le han dado estos años?

Que trabajar desde el corazón es lo que te lleva al éxito. Sin empatía y sin amor por lo que haces, esta profesión no existe. He tenido muchísima suerte: ni impagos, ni clientes malos, solo un empleado complicado en 25 años. El resto, maravilloso: muchos siguen viniendo a las cenas de Navidad.

Si pudiera decirle algo al oído a esa Rocío que estaba a punto de vender su coche para montar la agencia, ¿qué sería?

“No tengas miedo”. Porque hay obstáculos y nadie te ayuda con nada: ni créditos, ni facilidades. Yo aprendí a ser empresaria trabajando, igual que la maternidad: aprendiendo mientras haces. Pero sí, el consejo sería ese: no tengas miedo.

¿Cuál ha sido el momento más duro?

Las dos crisis importantes que pasamos: una antes de la pandemia y otra unos años antes. Había ampliado equipo, oficina y cuentas, y todo se volvió más complicado. Pero salimos adelante. En la del COVID, curiosamente, conservé casi todos los clientes: solo se fueron los de hoteles y gastronomía, que volvieron al año siguiente.

Y en lo personal, ¿qué logro la emociona más cuando mira atrás?

He sido muy feliz trabajando. Para mí la libertad de horarios es fundamental; yo no soy de “9 a 2”. Trabajo todo el día, pero nadie me ata a una silla. Me encanta estar en todo y cuidar cada detalle, desde el mensajero hasta la reunión. Es una profesión que me da vida.

Rocío Sacristán en un momento de su entrevista con Magas. Esteban Palazuelos

¿Quiénes han sido sus grandes apoyos?

Mi equipo, mis periodistas y mis clientes: sin ellos, esto no existe.

¿Qué le sigue ilusionando cuando las cosas vienen mal?

Que amo profundamente mi profesión. Yo he nacido para esto. Hay una frase que me dijo mi amigo José Rodríguez Tarín, director del Wellington: Triunfas porque trabajas como eres. Y creo que es verdad. Trabajo como soy, sin dobleces.

¿Cómo imagina Kohl Comunicación dentro de otros 25 años?

Ya estoy pensando en el legado. Sé que tendré que jubilarme un día, pero no al 100%. Trabajar mantiene mi mente joven. Quiero encontrar, pronto, a la persona adecuada para continuar lo que he construido y cuidar a mis clientes como yo lo he hecho.

¿Cómo le gustaría que la recordaran?

Como una buena persona. Es lo único que me importa. Yo trato de ayudar a todo el mundo, de verdad.

Y ahora que llega 2026, pida dos deseos: uno personal y uno profesional.

Personal: salud, para seguir viviendo con esta energía y esta alegría. Profesional: encontrar a esa persona que continúe mi legado.

En el último PR SCOPE de SCOPEN, realizado en el primer semestre de 2025, se entrevistaron a varios clientes. El 100% de los que trabajan con Kohl Comunicación están felices, el 86% muy satisfechos y el 14% satisfechos. Ninguno de ellos tiene previsto cambiar de agencia. Kohl Comunicación es una de las agencias de PR en España con los clientes más satisfechos.

Rocío celebra 25 años al frente de una empresa que no nació de un plan de negocio, sino de un gesto de lealtad y coraje. Su secreto es simple y a la vez extraordinario: cuidar. Cuidar a los clientes que están a su lado, cuidar a un equipo al que lo enseña todo, cuidar incluso la forma en la que mira. Y esa parece ser la esencia de su legado.