El relato de Rosalía O'Donnell comienza como todas las grandes historias: en un garaje. Su padre era inventor y, desde bien pequeña, se pasaba las horas "cacharreando" con él, "juntando piezas y creando".
De su madre ha heredado "la sensibilidad y el cuidado" que toda artista tiene. Y si hay algo que haya copiado de ambos es la "entrega sin medida". Dice que, a veces, se puede convertir en una condena, pero que no lo cambia por nada.
Licenciada en Ciencias Empresariales, lleva más de 20 años trabajando para Telefónica, una de las mayores empresas de telecomunicaciones del mundo y, desde hace ocho, se encarga de diseñar nuevas arquitecturas de talento y automatización de procesos clave que vayan en línea con la evolución digital y la productividad sostenible.
Rosalía O'Donnell: "La tecnología tiene que estar al servicio de los hombres, de la humanidad, para hacernos la vida más fácil".
La educación es una manera de cambiar el mundo; pero la aplicada al entorno virtual es una necesidad. En sus inicios, impulsó la llegada del internet al móvil —"una revolución que cambió nuestra forma de vivir"— y dirigió contenidos y acuerdos en el portal web Terra España y en la red social de Tuenti.
Actualmente, desde su puesto de directora general en Telefónica Educación Digital, lidera la estrategia de formación y digitalización de miles de profesionales y empresas, "poniendo el foco en desarrollar las capacidades necesarias para construir su futuro".
¿Un emprendedor nace o se hace?
Nace.
¿Crees que pasa lo mismo con el liderazgo?
No, porque el emprendimiento está ligado al riesgo y, aunque es un aspecto que puedes trabajar y desarrollar, tiene que ver mucho con la personalidad que posee cada uno.
En cambio, el liderazgo se construye y, de hecho, hay muchísimos tipos. Creo que dentro de todos nosotros hay un pequeño líder, que se encarga por lo menos de llevar las riendas de nuestra vida. Y eso se puede entrenar y construir.
¿Cuál es el que llevas tú dentro?
El inspiracional. Al menos, es lo que me gustaría, inspirar para que los demás consigan sus retos, sus proyectos y puedan hacer realidad sus deseos y sueños.
Uno de tus primeros proyectos fue contribuir a la llegada de internet al móvil. ¿Qué me puedes contar de ese momento?
Fue mi primer trabajo en multinacional y creo que no había un momento mejor en la historia para haber empezado a trabajar, ya que cambió nuestro mundo. Sabíamos que implicaba una revolución, pero no imaginábamos el tamaño de ella.
Ahora mismo, que nos enfrentamos a la IA, creo que es un momento muy parecido. Incluso todavía más revolucionario. Y el haber vivido de primera mano cómo se gesta es una gran ventaja.
¿Qué desafíos encaran las tecnologías con los niños y adolescentes para que sean seguras?
Nuestros niños han entrado sin que nos hayamos adaptado. Tiene muchísimas cosas buenas, pero tenemos que ser conscientes de que entraña riesgos y hay que educar sobre ellos.
Muchas veces se generan de manera inconsciente, por eso, la divulgación es el primer paso y luego, hay que dar herramientas para poder manejar de forma segura la tecnología.
Las redes sociales también tienen una parte muy positiva, de información, de relación con los demás, pero hay que vigilar que no se convierta en un enganche que no les permita desarrollarse personal ni profesionalmente.
Como madre, la verdad es que retrasé todo lo que pude el momento de darles un móvil a mis hijas, pero llega un punto que se trata de inclusión social y no te queda otra que dárselo. Eso sí, hay que estar pendiente y obligarlos a hacer otras cosas como pintar o jugar con las manos.
Eres fiel defensora del pensamiento humanista… ¿Crees que ahora este aspecto se está dejando de lado al vivir en un mundo más tecnológico?
Realmente coexisten. La tecnología y la inteligencia artificial tiene que estar al servicio de los hombres, de la humanidad, para hacernos la vida más fácil. Y aunque, ahora mismo, la IA tiene unos retos enormes encima de la mesa, llega en el momento justo.
Va a hacer todas las tareas rutinarias y nos va a permitir dedicarnos a lo que realmente aporta valor. Es un gran salto, es poder hacer lo que queramos, es creatividad, imaginar y desarrollarnos como personas.
Pero igualmente habrá que adaptarse a esta nueva situación y dependerá de cómo te hayas entrenado y cómo de estable haya sido tu entorno para hacerlo bien.
¿El entorno de Telefónica te lo ha puesto fácil?
Facilísimo. Es mi segunda casa y es un lujo poder trabajar aquí. Empecé con una beca hace 29 años y ha sido toda una escuela de vida.
En este lugar hay oportunidades para crecer, hacer proyectos inimaginables y estar a la última de lo que está pasando. Y también equipos de talento comprometidos, por lo que todo es fácil.
¿Qué marca la diferencia en el departamento de Telefónica Educación Digital?
Estamos en una revolución tecnológica sin precedentes y que Telefónica tenga una empresa dedicada a la educación es la mejor combinación.
De esta manera tienes la tecnología y la pedagogía de la mano para ayudar a las personas a liderar su futuro y a las compañías, organizaciones y países a transformar sus equipos de talento.
Uno de sus proyectos más relevantes ha sido formar a casi 100.000 mujeres en Andalucía en capacitación digital.
¿Qué proyectos sacarías a relucir?
Por ejemplo, Aula 42. Es una piscina de entrenamiento donde la gente, además de resolver los retos haciendo, tiene que trabajar entre ellos, que es la mejor metodología para aprender.
También hemos creado muchos equipos de talento joven multidisciplinar, los llamamos labs, cuya filosofía es la misma: aprender haciendo. Allí tienes mentores expertos a los que puedes consultar, pero tienes que resolverlo tú.
Otro de nuestros hitos más relevantes ha sido la formación de casi 100.000 mujeres en Andalucía en capacitación digital. Algo tan básico como tener correo electrónico, enviar un currículum, hacer un Bizum… Les hemos dotado de herramientas, que es cuando de verdad les cambias la vida.
Ahora tenemos la suerte de que la tecnología permite replicar esas metodologías de aprendizaje haciendo y llevarlo al mundo digital para así, masificarlo eficientemente.
¿Cuáles crees que son las características que debe tener un buen profesional?
A mí me gustan todas las personas, creo que todos tenemos algo y considero que es la responsabilidad de los líderes encontrar el sitio de cada uno.
Aunque en lo que realmente confío es en la suma de las personas, en los equipos. Tres más tres no son seis, sino nueve por lo menos. Todos tenemos nuestras aristas, nuestras estrellas y nuestros tesoros que son vitales.
Siempre digo que una persona que lo hace todo bien es redondita y al buscar otra redondita se da cuenta de que no encajan. En cambio, si en un equipo tienes un triángulo, un rectángulo, y sabes cuáles son sus puntos fuertes y débiles, eres capaz de construir una buena torre muy sólida.
El equipo es más importante que el individuo hoy en día, por lo que una de las características del éxito de todos los proyectos que yo he podido participar, ver, impulsar o ayudar es ese encaje del talento. Si quieres llegar rápido, ve solo. Si quieres llegar lejos, tienes que ir acompañado.
¿Cómo definirías el talento?
Pues, además de tener las capacidades que le hagan falta para desempeñar aquello para lo que está destinado, creo que es talentoso todo el que ama lo que hace. Cuidando y encaminando todas tus acciones para hacerlo crecer.
Y lo más difícil de todo, respetando lo que es y no llevándotelo a donde tú quieres porque es muy tentador coger un proyecto o una empresa y conducirla hacia la moda o un interés particular. Las cosas son lo que son y cuando las amas, mantienes su esencia.
El talento que ama lo que hace, lo entiende, lo comprende y está dispuesto hacerlo crecer, siempre tiene éxito. Puede ser una cuestión de tiempo, es la variable que a lo mejor tenemos que manejar, pero siempre tiene éxito.
Rosalía O'Donnell en un momento de la entrevista.
¿Hay diferencias entre el talento joven y el senior?
Los jóvenes son menos pacientes y cada vez son más defensores de su yo. Si quieren tener hijos los van a tener, y si lo que les importan son los perros, se van a ir del trabajo para pasearlos.
Si lo que les gusta es el surf, van a priorizar un sitio donde puedan teletrabajar algunas semanas. Cada vez lo tienen más claro y defienden su escena personal.
Muchas veces los profesionales más tradicionales podemos malinterpretarles porque puede parecer una falta de compromiso, y creo que es todo lo contrario. Es uno con ellos mismos.
He trabajado con muchísima gente joven, y el mix de talentos me parece explosivo porque combinas el conocimiento del senior y la energía y la actitud del joven.
Como mujer, ¿has encontrado algún desafío en el ámbito laboral?
La verdad es que no. Limitaciones y autosabotajes tenemos todos, pero creo que los míos no se corresponden con ser una mujer.
Mi padre y mi madre eran emprendedores, es decir, tenían sus propios negocios. Entonces, esta realidad es la he vivido siempre y, por ejemplo, que mi madre trabajara no era una opción. Además, ella llevaba obras, era un mundo muy masculinizado.
La verdad es que no he sentido ese techo de cristal, y eso que siempre he trabajado con tecnología. Muchísimas veces era la única mujer en la sala, pero no he sentido ninguna diferencia por ello.
Eso sí, creo que realmente existen, es un hecho. Muchas veces si miras las bandas salariales de hombres y mujeres te encuentras gaps. Pero yo no lo he sentido, por decirlo de alguna manera.
En mis equipos me he encontrado con mujeres que no han querido dar un paso adelante por ser madres, pero es porque no querían.
¿Realmente piensas que es porque no querían o que es de forma inconsciente por ser mujeres?
Estoy segura de que es por lo segundo. Además, tenemos sesgos inconscientes. Para un puesto que lleva inherente tener que viajar por todo el mundo es más fácil que se piense que a un hombre le va a gustar más.
Aunque, creo que eso está cambiando. Considero que temas como las bajas de maternidad y paternidad ahora están ayudando mucho a que los hombres cojan su rol y se involucren de la misma manera que las madres.
