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Reinventarse, cumplir sueños y triunfar a lo grande no tiene edad, tampoco en el mundo de la moda. Los paradigmas del sector, así como los cánones de belleza van cambiando y el sesgo de edad, aunque sigue siendo una realidad, lucha por ser superado. De todo esto sabe, y mucho, Guiomar Alfaro, la modelo española de 55 años que está arrasando tanto en España como en el extranjero. 

Es la maniquí madura de la que más se habla, ha protagonizado el cartel de la Semana de la Moda de Madrid lanzado por el Ayuntamiento, acaba de regresar de China, donde ha hecho varias campañas, y prepara la que podría ser su gran aparición internacional con una prestigiosa firma. Sí, en 2025, se va a hablar mucho de ella, porque la quieren en Milán y en París.

Su historia es tan curiosa como ilusionante e inspiradora. ¿Quién le iba a decir a esta profesora de inglés que en su día priorizó la familia a la moda, que en plena menopausia sería una gran top model senior? Fue uno de sus hijos el responsable de que esté ahora cumpliendo su sueño. ¡Incluso han desfilado juntos! Parece un guion de película, pero ya se sabe que a veces la realidad supera la ficción.

Guiomar Alfaro en el cartel de la Semana de la Moda de Mdrid. Redes sociales

Nacida en Corella, Guiomar es un auténtico huracán, que habla sin parar con la ilusión de estar viviendo una aventura increíble. En su charla con Magas, demuestra una alegría casi infantil y tanta felicidad que contagia. Volver a desfilar ha sido su mejor receta para empoderarse y pasar por encima de los estragos de la menopausia. 

Empecemos por el principio, ¿de dónde viene Guiomar Alfaro?

Yo soy de Navarra y siempre me ha encantado la moda. Tengo una hermana y desde que éramos jovencitas, con 16 o 17 años, nosotras ya hacíamos nuestros pinitos como modelos. A los 18 nos vinimos a estudiar a Madrid y seguimos trabajando. Creo que lo petábamos porque éramos gemelas y teníamos una personalidad muy abierta. Mi hermana se parecía mucho a Judit Mascó y era la que llevaba la voz cantante.

Estuvimos en la moda hasta que yo me casé y tuve a mi primer hijo, a los 28. Mi último trabajo en esa época para publicidad fue un anuncio de potitos de bebé. No es que lo dejara totalmente, porque la realidad es que hacía cosas esporádicas, pero me centré en mis niños (tengo dos, Rubén y Alexandra), porque les quería enseñar en casa hasta los seis años, no en el colegio. 

Pero has seguido trabajando siempre, porque eres profesora de inglés, ¿verdad?

Sí, no lo dejé todo para ser mamá simplemente, porque me hubiera aburrido mucho. Llevo la enseñanza en las venas porque mi madre era catedrática de francés y mi tío, un periodista que hablaba cinco idiomas y era un sabio. Yo saqué la oposición para la Escuela Oficial de Idiomas en el 91, llevo más de 30 años en esta profesión. 

¿No fue duro dejar tu pasión por la moda?

Bueno, lo puse en la balanza y decidí llenar mi vida con mis hijos. Les enseñé a leer en tres idiomas, inglés, francés y español. Fui muy estricta con ellos, pero creo que las lenguas son muy importantes, siempre hice mucho hincapié en esto. Yo ahora estoy estudiando italiano, porque a esta edad hay que buscarse también ilusiones, pasiones y reinventarse.

Y más en una etapa tan de altibajos como la menopausia…

¡Sí! De hecho, fue mi hijo, que también se dedica a la moda, el que me animó a volver a trabajar porque me veía fastidiada con el tema de la menopausia. Hay días que me levanto con unas ganas de llorar… Es incontrolable y lo único que me salva es esto, la pasión por la moda y por hablar con la gente, por expresarme. Esto es lo que me hace levantarme de la cama cada día.

¿Cómo surgió esa vuelta?

Pues hace cerca de tres años fui con Rubén a la prestigiosa agencia Uno Models, que él había fichado con ellos, y allí me vieron y les gusté mucho. Eso me dio mi toque de autoestima, porque ya sabes que las mujeres a cierta edad se empiezan a sentir viejas, menos atractivas. A partir de ahí fue rodado. Pero yo sigo trabajando como profesora también, así que tengo que hacer encaje de bolillos con todo lo que me está pasando.