Pedro del Hierro ha presentado recientemente las 8 capas de su colección solidaria ByBy, diseñadas por el director creativo Nacho Aguayo junto a 8 mujeres inspiradoras.

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ByBy cuenta también con 8 mentoras, referentes de la prensa de mujer. Son directivas con agendas imposibles, pero cercanas de trato.

Resumir el currículum de Charo Izquierdo no es tarea fácil. Por lo que ha sido y por lo que es. Entre otras muchas cosas, es consejera independiente de diferentes empresas y consejera editorial en EL ESPAÑOL para Magas y Enclave ODS. Creó la revista Yo Dona, dirigió la Pasarela Mercedes-Benz Fashion Week y creó para Telva el primer portal de internet de una revista femenina.

La periodista, de aspecto juvenil, vital y rápida, conoce al dedillo la profesión, como si la viera a través de rayos X. Magas aprovecha la oportunidad para preguntarle por asuntos de actualidad y por su idea de cómo debe ser una revista de mujeres.

También por su mentoría a la artista Dido Carrero, mujer inspiradora de la colección ByBy, y a la ONG asociada El sueño de Vicky.

Colección de capas ByBy de Pedro del Hierro.

Microemprendimiento femenino

Favorecer el microemprendimiento femenino es uno de los objetivos de esta colección. Decir adiós a techos, barreras y discriminaciones, otro. El último, destinar el beneficio íntegro de la venta, a uno de los ocho proyectos seleccionados de impacto social.

Su nuevo libro Fashion (R)evolution (Almuzara, 2023) comienza con una cita de Oscar de la Renta, “Lo bueno de la moda es que siempre mira hacia adelante”. ¿Usted también?

Todo el rato. Para atrás ni para coger impulso. Más que optimista, soy positiva. Hay que conocer el pasado para entender el presente y mirar al futuro.

¿Cuáles son las grandes tendencias de la moda?

El no género, hombres y mujeres visten de manera parecida. Estamos en un periodo muy ecléctico. Te encuentras pantalones de campana y pitillo. Vestidos y blazer. Hay una corriente grande hacia el no género. Las mujeres ahora llevan corbatas, pero también las bailarinas. Vivimos una etapa muy reivindicativa.

¿Y las tendencias sociales y culturales?

Las tendencias sociológicas influyen en las empresas de moda. El ciudadano tiende a un consumo mucho más racional y va a solicitar cada vez más productos sostenibles. Algo innegable son las deportivas, como tendencia a una comodidad cada vez mayor.

¿Qué es la estética para usted?

No podría vivir sin estética. Es la cultura, la belleza, el buen gusto… Las cosas bellas contribuyen a hacer un mundo más bonito y, por tanto, mejor. También es una filosofía de vida. Está ligada con la ética. Hay una estética de la belleza, de la bondad…

Ha tenido una carrera de éxitos. Cuando estudió periodismo quería ser entrevistadora a lo Oriana Fallaci o corresponsal de guerra. ¿Se arrepiente de algo?

No. El periodismo de mujer, de estilo de vida y de moda, me ha dado la oportunidad de conocer un mundo alucinante y de darme cuenta de cómo los medios de comunicación pueden contribuir a mejorar el mundo de las mujeres. Se me asocia con la moda, pero tengo otro sombrero de empoderamiento social y femenino.

Medios femeninos

Su padre también era periodista…

Mi pasión era la gimnasia y él me desalentó. Nos llevaba de pequeños al periódico a mi hermano y a mí y nos entró el veneno. Le dio pena que estudiara periodismo porque era alumna de matrícula de honor. No recogí el título. Me dijo que no servía para nada, que lo podía poner detrás de la taza del wáter.

¿Cree que ahora hay más censura o autocensura?

Estoy convencida y me choca. Por un lado, podemos presumir de país libre, pero veo también una especie de represión de las libertades, de vuelta atrás y de autocensura.

Antes podías decir o escribir perfectamente si te gustaba más un partido político u otro, lo que te parecía bien... Ahora, hay una polarización excesiva. He sido muy activa con el caso Rubiales en redes sociales. Cada vez que he escrito algo, me han insultado y he perdido seguidores.

Además, en los medios femeninos y de estilo de vida existe una dependencia tan grande de la publicidad y de los patrocinadores que hay poca cancha para aquellos que no están contribuyendo económicamente. Me da pena. Estamos perdiendo esa diversidad, esa libertad. ¡Y la censura cultural! No lo había vivido. Me afecta mucho.

¿Cómo ve el presente del periodismo y en concreto, el de las revistas para mujeres?

Son todas iguales.

¿Hacia dónde se encamina?, ¿cuál sería su publicación ideal?

Igual que Oscar de la Renta decía que la moda mira hacia adelante, los medios también deberían, pero siguen mirándose el ombligo. Sus trabajadores tienen la obligación de pensar cómo pensarían ellos si no estuvieran en los medios. Entonces, entenderían por dónde deben evolucionar.

Al principio, las revistas femeninas dieron la espalda a internet. En el 2000 hice la primera revista en digital de Telva. Se llamaba Estarguapa.com. La empresa no se atrevía a llamarla Telva, por si acaso. Luego, tardaron mucho en hacer sus webs y, cuando lo hicieron, por lo general era un volcado del contenido en papel. También tardaron con las redes sociales. Y están tardando con la IA, el metaverso, la realidad virtual… Todo eso es también comunicación.

Yo Donna era la publicación para mujeres más leída por hombres cuando usted la dirigía, ¿cómo lo lograba?

Cuando Pedro J. decide lanzar Yo Dona, él tenía muy claro que quería captar un público femenino, también joven, pero que no se podía perder el público masculino.

Hacíamos un lenguaje inclusivo, pero al revés. No decíamos en la portada “maquíllate o péinate de tal manera”, o en el horóscopo “has encontrado un novio”, sino “vas a encontrar una pareja”.

Además de moda y belleza, tratábamos temas que podían leer los hombres. Al principio, hacíamos reporterismo y teníamos medios, pero luego vinieron rebajas presupuestarias. Yo Dona hizo la primera entrevista en España a Timochenko y a Ségolène Royal.

Muchos hombres me han dicho que leían la revista. Creo que Pedro J. es el mejor periodista de este país y supo cómo enfocarlo, y el equipo y yo lo conseguimos.

¿Qué opina de los influencers?

Es otra manera de comunicar. Al principio hubo mucho batiburrillo, pero se ha profesionalizado. Ahora se les llama también creadores de contenido. Como en todo, hay mejores y peores, creíbles y no tanto.

De nuevo, las publicaciones no hicieron sus deberes. Se pusieron por un lado en contra de los influencers, pero, por otro, los contrataban para que hicieran tráfico y relevancia, en vez de hacer que sus propios periodistas se convirtieran en creadores de contenido. Un grave error. Ha habido periodistas que se han reconvertido en influencers - sobre todo en el campo de la belleza y la moda - y que son patrocinados por marcas.

¿Qué le aconsejaría a un estudiante de periodismo?

Doy muchas clases. Hay muchos medios a su disposición y maneras de crear contenidos en las redes sociales. Lo que no se puede pretender es seguir haciendo lo mismo que se hacía en los 90: entrar en un medio, primero como becario, para luego quedarte. Aunque hay algunos casos.

En el caso del periodismo de moda, en España hay muy poca crítica. No hay mucho conocimiento de su historia, de cómo ha evolucionado, de los diseñadores, los tejidos… ¿Por qué Balenciaga hacía lo que hacía? o ¿por qué la casa Chanel ha seguido haciendo lo mismo que Coco? “Sobre gusto no hay nada escrito”, decía alguien. Y le respondían, “sí hay mucho escrito. Lo que pasa es que usted no lo ha leído”.

Que se tomen en serio la moda, es cultura, industria, un negocio brutal. Esto significa estudiar y trabajar mucho y estar permanentemente al día. Por supuesto, hablar idiomas.

Inquietudes sociales

Ha recibido varios premios por su labor profesional y también por su apoyo a la mujer y a la infancia. ¿Siempre ha tenido inquietudes sociales?

Sí. Siempre he tenido vocación de servicio. No me he dedicado a la política porque no me ha dado tiempo. Cuando empecé a estudiar, quería ser misionera seglar. Iba a ir a Guinea, pero me surgió trabajo en Dunia.

Con 15 años daba clases a niños desfavorecidos. He sido vicepresidenta de Save the Children. Ahora estoy en el Robert Kenendy Human Rights Center. Y en el patronato de Arco Iris, una asociación que trabaja con discapacitados. Si no tuviera que pagar la factura de la luz, me dedicaría a eso.

¿Le queda tiempo?

(Se ríe). Sí, tiempo y energía, porque me gusta. Muchas de las cosas que hago las hago pensando en la trascendencia que pueden tener. Por eso la política me parece importante.

¿Cree que hemos llegado a la equiparación?

No. Además, muchas chicas jóvenes creen que llegan a mesa puesta y estamos por el primer plato. Se ha avanzado muchísimo, pero dicen que no llegaremos a la equiparación total hasta el 2080. No quiero esperar tanto. No lo van a ver ni mis hijas. Hay una parte de la sociedad que se resiste al cambio.

¿Usted cómo ha conciliado con su vida familiar?

Fatal. Mi marido era estupendo, pero no se ocupaba de la casa, por lo cual entendí muy pronto que la mejor inversión era tener ayuda. A pesar de ello, he intentado estar con mis hijas todo lo que he podido. Mi conciliación era conciliar con los demás y poco conmigo misma. Hay un momento en que tienes a los hijos, a los padres y a los nietos. He trabajado mucho. Me gusta mucho mi trabajo y soy muy madre. Lo he pasado mal.

A usted le ha tocado mentorizar a la inspiradora y diseñadora de una de las capas de la colección ByBy, Dido Carrero, que a su vez está vinculada con la ONG El sueño de Vicky. ¿Qué consejos le ha dado?

Dido Carrero es una mujer polifacética que aúna las ciencias y las artes. Es un encanto de persona. Y conozco desde hace tiempo la Fundación El Sueño de Vicky. Hacen un trabajo impresionante recaudando fondos para la investigación del cáncer infantil.

Yo les he dado ideas para que puedan recaudar dinero y trabajar con Dido Carrero que, además, ha investigado en Oncología. Por ejemplo, hacer alguna exposición y subasta para un fin benéfico….