Paz Vega (Sevilla, 1976) ya tiene nombre, fecha, intérpretes y lugar para rodar su primera película como directora. En el Festival de Cannes ha revelado algunos detalles de lo que será Rita, una historia que llevaba dentro desde hace muchos años y que materializa "la necesidad imperiosa de ponerme detrás de la cámara". Aunque no es autobiográfica, se nutre de su infancia, de un entorno familiar y de una época significativa.

Con una contagiosa emoción, después de más de dos décadas de carrera, a Paz Vega le llegó la hora de lanzarse a la dirección. Cuenta que Rita tendrá en el elenco a Roberto Álamo, Sofía Allepuz, Paz de Alarcón, Alejandro Escamilla, Margarita Asquerino, Daniel Navarro y a ella misma.

También adelanta que se desarrollará en el verano de 1984, en un barrio obrero sevillano. "Una época anterior a la Expo del 92, con España jugando en los cuartos de final de la Eurocopa", contextualiza, "el país estaba en plena revolución, pero para Rita su única ilusión es poder ir a la playa".

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Vega pone dimensiones a su proyecto cuyo rodaje se iniciará la última semana de mayo y tiene el estreno previsto en 2024. "Es una película pequeñita", afirma, "y establece posibles conexiones con el público".

"Es el retrato de una Sevilla real, la que yo he vivido y creo que hay una generación que se va a ver reflejada en los juegos de esos niños, en una época en la que no había teléfonos móviles y cuando la televisión era algo puntual", detalla esta actriz de proyección internacional.

Mientras el Festival de Cannes estaba en pleno apogeo, en una especie de oasis situado en el Marché du Film, conversamos con la intérprete, quien no esconde sentir vértigo ante esta nueva etapa de su carrera artística.

Es bonito verte emocionada…

¡Sí, se me nota!, es que estoy muy contentaba, muy feliz, de verdad. Se me sale por los ojos (se ríe).

¿Cómo lograste silenciar la voz interna que siempre intenta sabotearnos?

Pues esa vocecita me decía lo contrario. Me decía más bien: '¿Pero por qué no lo haces? ¡Venga!' (se ríe). Mi voz interna no va en mi contra, va siempre a mi favor. Cuando empecé en esto, estudié teatro y luego comencé a trabajar de actriz. Todo fenomenal, he disfrutado y sigo disfrutando.

Pero es verdad que ha ido surgiendo algo en mí que no es forzado, ni fue que un día me levanté y pensé: 'Quiero ser directora'. No. Ha sido una cosa natural, que ha ido creciendo conforme iba trabajando en diferentes proyectos y llegó un momento en el que yo misma me dije: 'Venga, vamos a intentarlo, vamos a sentarme a ver qué sale’.

Tenía dos ideas generales, empecé a desarrollar una y luego me fui a la otra, pero la de Rita fue más fluida. Salieron primero cinco o seis páginas y, de repente, ya tenía la trama. Pero la dejé reposar hasta que encontré a Marta Velasco y Gonzalo Bendala (de Áralan Films), y se convirtieron en el motor para impulsarme para acabarla.

Además, vas a asumir un rol que pensabas que era pequeño, pero demandará más tiempo delante de la cámara. ¿Eso eleva la dificultad?

El otro día vi que me salieron 22 sesiones, ¡es una barbaridad! Pensaba que eran menos porque mi historia está centrada en la historia de Rita; en mi mente estoy contando la historia de esta niña y todos los personajes adultos son satélites.

Nunca creí que me iban a salir tantas sesiones para mi personaje. Tendré que ser muy disciplinada, aunque siempre lo soy, pero tendré que estar muy concentrada, hacer como un cisma entre mi parte de directora y la de actriz. Llevar todo muy preparado, que ya lo llevo. Hemos tenido seis semanas de preproducción con el equipo, y tengo todo listo para empezar a rodar.

Las nuevas generaciones de directoras en España han conformado un grupo en el que se estimulan, apoyan y ayudan mutuamente.

¡Qué maravilla, qué bonito! Ojalá me admitan en ese grupo. No sé si estaré al nivel de ellas, eso lo veremos.

Pero ¿has tenido el apoyo de otros directores o colegas que hayan pasado dado el salto a la dirección?

Un apoyo como tal, no, porque este proyecto solo lo conocen la productora Áralan Films y los actores a los que me he ido acercando. Y tengo que decir que me he sentido bastante segura con el equipo que hemos conformado. Admito que soy muy celosa con mi guion en el sentido de que da mucho pudor mostrarlo. De hecho, a mis amigos, hasta a los más cercanos, no se lo he dado a leer.

También siento que demasiadas opiniones pueden contaminar tu idea original porque yo pienso que hay que mantenerse fiel a esa primera idea abstracta, a ese primer impulso. Prefiero entonces hacer esta película sin contaminación de nada, ser libre. Ya cuando la película esté, pues me habré equivocado, o a quizás haya podido ser mejor, como es seguro que si esa historia la coge otra directora, será otro filme. Pero uno tiene que ser fiel a lo que tienes en tu cabeza.

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Contar la historia

¿Qué tan importante es para las mujeres contar nuestras historias desde nuestra perspectiva?

Creo que no solo nuestras propias historias, es más bien contar la historia, lo que pasa en el mundo. Narrar la realidad y la ficción desde nuestra mirada es fundamental porque además pienso que hay una mirada particular, que es diferente a la del hombre, y es que se trata de miradas y enfoques diferentes.

No que creo que haya un cine feminista como tal, más bien hay un cine masculino y un cine femenino a la vez. Y no es que el cine masculino sea el general y nosotras somos una cosa rara aparte, ¡no! Lo que pasa es que claramente existe una sensibilidad especial de las mujeres, sobre todo en ciertas cineastas, que generan imágenes, que tocan temas que jamás abordaría un hombre y, además, desde otras perspectivas; hablamos del amor o del dolor desde otro lugar.

Entiendo perfectamente que haya ese grupo de mujeres directoras y que no incluyan a ningún hombre, porque hay una mirada y un diálogo, así como una sensibilidad un pelín diferente, y especial, sutil, bonita, delicada.